"Los microorganismos tienen más probabilidades de poder vivir en Marte"
Los investigadores Luis Cuesta y Ricardo Amils, que participan en la Escuela de Astrobiología de la UIMP, creen que los proyectos privados de misiones tripuladas al planeta rojo son únicamente "mediáticos"
Sergio Herrero
Miércoles, 25 de junio 2014, 18:37
La búsqueda de ambientes donde es posible la vida en el Universo se encuentra esta semana a debate en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, dentro de una nueva edición de la Escuela Internacional de Astrobiología Josep Comas I Solá. El investigador del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) Luis Cuesta ha explicado hoy en la UIMP que, para los científicos, resulta "mucho más interesante" encontrar otro tipo de vida o "una nueva forma de hacer vida" en Marte que poblarlo con la del planeta tierra. Una posibilidad, la de encontrar seres vivos en el planeta rojo, que consideran "muy elevada", aunque siempre dentro del ámbito de los microorganismos.
Este mismo científico ha calificado de "mediáticos" los proyectos privados que pretenden enviar misiones tripuladas a Marte y crear una base en este planeta. Y es que, según ha explicado, ninguna de las agencias espaciales del mundo cuenta con el cohete propulsor adecuado para enviar este tipo de misiones a Marte, y hasta dentro de 20 o 30 años no estarían preparadas para hacerlo.
Pero además ha advertido de que esos proyectos comerciales van en una línea que "afortunadamente" la comunidad científica ya ha abandonado hace tiempo, la de la "terraformación": intentar crear condiciones adecuadas para la vida terrestre en otro cuerpo celeste. Frente a esta línea, la comunidad científica se ha dotado de protocolos para evitar que sus misiones contaminen con microorganismos procedentes de la Tierra.
Más allá del modelo antropocéntrico "en el que el ser humano se siente cómodo", estas jornadas en el Palacio de La Magdalena se centran en el estudio de los extremófilos, organismos capaces de vivir en condiciones muy alejadas de aquellas en las que, hasta hace no tanto tiempo, se pensaba que la vida era imposible. Un ejemplo de estos hábitats es Riotinto, en Huelva, con aguas muy ácidas y un PH muy bajo, y cuyas condiciones son muy similares a las de Marte. El estudio de estos análogos terrestres permite hacerse una idea del ambiente en otros planetas.
Los trabajos en Riotinto han sido dirigidos por el microbiólogo Ricardo Amils, quien ha destacado que el hallazgo de vida que no depende de la luz y, por lo tanto, tampoco de la fotosíntesis es muy reciente. "Hace 40 años creíamos que había que vivir a una presión, una salinidad o una temperatura determinadas y hoy sabemos que eso no es verdad, que la vida es muy robusta y se adapta casi a cualquier condición", ha subrayado. Por eso, consideran que la posibilidad de que haya vida en lugares como Marte "es muy elevada".
Uno de los lugares donde la astrobiología centra ahora sus miradas es la Luna Europa, un satélite de Júpiter al que se espera llegar mediante expedición no tripulada en 2020 mediante la misión 'Juice', finalidad de estudiar la composición de esa corteza helada y si en ella vive algún microorganismo. Tiene una corteza de hielo de unos 40 kilómetros de espesor y debajo, un océano de agua salina líquida. Está lejos del Sol y su energía proviene del efecto marea que produce su cercanía a Júpiter.
Mientras tanto, ni E.T., ni platillos volantes, ni marcianos de color verde. Eso queda para los libros y las películas. "Si los microorganismos permiten una evolución que llegue a eucariotas como nosotros, inteligentes, o que nos creemos inteligentes, eso ya entra en el área de la ciencia-ficción, pero no porque sea ficción. Probablemente algún día se demostrará, pero hoy por hoy, nos quedamos con los pequeñitos, que tienen más probabilidad de poder vivir ahí", concluye Amils.
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