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El portavoz del PP en el Parlamento de Cantabria, EduardoVan den Eynde, en una sesión en el hemiciclo.
"Con el cáncer vives en una montaña rusa emocional, el cannabis me ayuda a controlarlo"

"Con el cáncer vives en una montaña rusa emocional, el cannabis me ayuda a controlarlo"

El portavoz del PP, Eduardo Van den Eynde, que lleva cinco años enfrentándose a esta enfermedad, defiende el uso terapéutico de la marihuana

Enrique Munárriz

Sábado, 4 de febrero 2017, 07:10

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"¿Cómo lo llevo? He conseguido que una perspectiva que me daba miedo no me robe ni un minuto de mi presente". Eduardo Van den Eynde, portavoz del PP en el Parlamento de Cantabria, padece cáncer de pulmón, enfermedad que le diagnosticaron hace cinco años, y que él mismo desveló ayer en una red social. Veinticuatro horas después de reclamar públicamente y a título personal la legalización del cannabis para uso terapéutico, reconoce que se fuma un porro de marihuana antes de meterse en la cama para que le ayude a combatir el insomnio que le producen los medicamentos. "Con el cáncer vives en una montaña rusa emocional, el cannabis me ayuda a superarlo", afirma. Eso, por desgracia, no le hace distinto de las miles de personas que sufren esta enfermedad. Otras cosas, puede que sí. Quizá sea ese entusiasmo y energía que despliega sobre la tribuna del Parlamento de Cantabria cada vez que interviene en su condición de portavoz del PP, que ni siquiera pierde en el "ecuador" del noveno ciclo de quimioterapia.

El pasado miércoles recibió la segunda sesión de este ciclo de cuatro, pero antes y después estuvo trabajando en la Cámara. "Todavía estoy bien, porque estoy tomando una Coca Cola y no me da asco", dice sin perder el sentido del humor."Lo peor será hoy y mañana. El proceso siempre es muy parecido. Estos días los paso en casa y la semana que viene vuelvo a la rutina: regreso a ensayar con la banda (es bajista en un grupo de rock llamado Janis y los + Turbadores), a trabajar al Parlamento y pasearé con mi mujer y mi perro".

Persona muy vital, el portavoz del grupo popular pelea en compañía de su familia y sus amigos por alejarse del balcón del cáncer, "una enfermedad que todavía la gente tiene miedo a nombrar, algo que es absurdo; que tiene cura y que te permite disfrutar de una calidad de vida que es muy alta". Porque, recuerda, "han cambiado mucho las cosas en el cáncer. Entenderlo como sinónimo de mortalidad no tiene sentido. Hay momentos bajos, en los que tienes miedo, eso es inevitable, pero no crea que me condiciona del todo. Te cambia la manera de pensar, lo dice todo el mundo, pero es que es absolutamente cierto, y reordenas tus prioridades. Yo ahora mismo no vivo pensando en el largo plazo; lo que hago es pensar en el día a día".

Ahora, Eduardo Van den Eynde tiene que pasar de nuevo "la ITV". El diagnóstico de su enfermedad hace ya un lustro no le cogió del todo de sorpresa. "En mi caso lo esperaba por una razón muy sencilla: tengo una anomalía de tipo genética. En mi familia somos cinco hermanos y los cinco hemos tenido cáncer, dos de ellos se han muerto, otro está en un estado parecido al mío y mi hermana lo curó perfectamente". En cierta manera, reflexiona en voz alta, siempre pensó en que podía tenerlo al ir viendo lo que pasaba en casa. Tampoco ayudó ese hábito tan poco saludable de fumar mucho. "Pero siempre esperas que no te pase a ti, que seas la excepción que confirma la regla".En su caso, el "shock" llegó en una consulta rutinaria. Fue a una revisión médica derivada de una EPOC enfermedad pulmonar obstructiva crónica consecuencia del tabaquismo y le vieron "algo raro" en una placa. "Fue una suerte. Yo estaba asintomático, así que de otra forma posiblemente no lo hubiéramos detectado hasta mucho más tarde".

Cuando el médico le confirmó el diagnóstico fue como una bofetada. Inevitablemente, se vino abajo. "Fue una descarga adrenalínica de todas las emociones. Lloras y luego ya empiezas a pensar en ello de una manera racional y asumir la situación. Hay expectativas y no te puedes venir abajo, porque lo que haces es adelantar el sufrimiento".

A partir de ese momento, pasó por una operación en la que tuvieron que extirparle un trozo de pulmón. Lo que hicieron fue darle quimioterapia y radioterapia y estuvo tres años limpio. Pero la enfermedad estaba un poco más avanzada de lo que parecía en un inicio. Tuvo una recaída hace dos años y pasó de nuevo por las sesiones de quimio y radio;ahora ha vuelto a caer y está otra vez con el tratamiento.

Él ha encontrado, al igual que muchos otros pacientes, un buen aliado en el cannabis. Aunque se reconoce fumador desde hace 25 años, le ha servido para paliar los efectos "más nocivos" de la enfermedad: "Lo más devastador es el efecto psicológico, porque vives en una montaña rusa emocional. Hay gente que lo pasa muy mal, te cambia el planteamiento de la vida. Todo eso cuesta mucho y a mí la marihuana me ha ayudado".

"No soy un experto desde el punto de vista médico, pero creo que soy una opinión autorizada, si tenemos en cuenta mi ya larga experiencia con esta enfermedad y sus especialmente desagradables e inevitables tratamientos", relata el portavoz popular, quien ha contado su historia en la red social para abrir "un debate racional fuera de prejuicios". Ni se le pasó por la cabeza cuando se puso a teclear su historia que hoy era el Día mundial contra el cáncer ni busca dar lecciones a nadie. Sólo poner sobre la mesa algo que "ya se está utilizando en muchos Estados de EE UU y en otros países, porque da buenos resultados en el cáncer, la ELA y otras enfermedades que reproducen espasmos musculares". Insiste en que "estamos hablando de un principio activo, que tiene sus beneficios, no de paraciencia ni cosas raras".

Cree que la sociedad ha criminalizado el uso del cannabis por prejuicios. "Hemos convertido en mercados irregulares y nichos de delincuencia lo que podía estar perfectamente regulado con controles sanitarios y con limitación de acceso a los menores". Insiste en que también se ha renunciado a que esto sea una actividad económica regulada por el Estado y por la que se pueden sacar beneficios muy útiles para los servicios públicos y la lucha contra este tipo de enfermedades.

"No invito a nadie a consumir, ni soy un adalid delas drogas. Cuento mi experiencia y, sobre todo, digo que mirar para otro lado nunca ha sido la solución para ningún problema". Defiende su uso terapéutico porque le da cierto "optimismo". "Es un poco euforizante, tiendes a relajarte, a no estar en una situación de tensión con pensamientos negativos y centrarte en otras cosas. Yo lo uso exclusivamente para dormir, porque estos tratamientos producen mucho insomnio; los corticoides apenas te dejan coger el sueño".

Quiere que algún día el consumo del cannabis llegue alCongreso de los Diputados y se pueda legalizar para ayudar a muchas personas. "No quiero ser el adalid ni el capitán de nada", insiste."Me conformo con que haya una cierta sensibilidad a la hora de abordar el tema". Mientras ese momento llega, esta noche se volverá a fumar un porro. "No tiene ningún carácter esotérico ni morbo ni es un acto de rebeldía. Hay que aprender a convivir con la realidad. Tienes una enfermedad y convives con ella. No hay ninguna heroicidad en ello".

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