Cantabria es la región que menos pruebas de antígenos realiza de España

Son cifras que tienen una importancia relativa dada la relativa novedad del método: hasta finales de septiembre, el Ministerio de Sanidad no aprobó su uso para el diagnóstico del covid. Las dudas iniciales de muchos expertos sobre su fiabilidad se han ido disipando ante la mejora de la eficacia en la segunda generación de estos test.

El Servicio Cántabro de Salud ha desarrollado la pasada semana un pilotaje para estudiar la posibilidad de utilizarlo de forma generalizada en la detección de contagios. Los test de antígenos tienen a su favor la sencillez del proceso -no requieren que se procesen las muestras en un laboratorio-, su rapidez -ofrecen resultados en quince minutos, cuando las PCR pueden tardar días-, y su precio -4,5 euros para la Administración, frente a los 100 de una PCR-.

Pero tienen también una gran desventaja: los test tienen una fiabilidad superior al 90% entre los pacientes con una alta carga de virus, pero pierden sensibilidad cuando no se da esta condición, e incluso la OMS desaconseja su utilización entre asintomáticos. Por eso la PCR sigue siendo la prueba que ofrece más garantías.

La Comisión Europea ha recomendado que se empleen test de antígenos en el rastreo de contactos e investigaciones de brotes, como una forma de detección rápida en entornos donde se espera una alta proporción de positivos. No contempla, en cambio, su utilización para cribados masivos de la población, como están proponiendo Madrid y Cataluña. Ambas comunidades han impulsado la idea de aprovechar la red de farmacias para multiplicar su capacidad diagnóstica.

El Ministerio no se había mostrado muy entusiasmado hasta ahora con esta técnica. De hecho, hasta que Bruselas no se ha pronunciado se insistía en que recurrir a ella de forma masiva podría generar una sensación de «falsa seguridad» entre la ciudadanía, curiosamente el mismo inconveniente que en su día encontraban los epidemiólogos del Gobierno al uso de mascarillas y el cribado en los aeropuertos. Una vez que admite que estas pruebas se puedan hacer en farmacias exige al menos que el personal que las realice esté cualificado y que se tomen las precauciones necesarias para que las boticas no generen focos de contagio.

Para realizar el test de antígenos se utiliza un hisopo para tomar una muestra de la mucosa. Una vez obtenida, el algodón de la muestra se coloca en un trozo de cartón del tamaño de una tarjeta donde están los reactivos, que indicarán si el resultado es positivo o negativo. El tiempo medio de espera es de unos quince minutos.