«En más de treinta años, nunca estuvimos cerrados en estas fechas»
Con la movilidad restringida y las normas sanitarias, buena parte de los hoteles de Cantabria ha decidido cerrar en diciembre
«Es la primera vez que estamos cerrados a estas alturas desde hace más de treinta años», dicen desde Ojedo al otro lado del teléfono ... tras llamar a la recepción del Hotel Infantado. Un símbolo en Liébana. En el Astuy, en Isla, también han tenido echada la persiana, pero han reabierto este fin de semana. De una forma especial: convirtiendo las habitaciones en comedores privados. «Una habitación, una mesa», anuncian en sus redes sociales. En una encuesta rápida llamando como cliente que busca alojamiento en Cantabria, lo más repetido es encontrarse una negativa. Cerrados por ahora. Desde Hostelería hablan, de hecho, de un 90% centrándose en los hoteles más turísticos. Tal vez sea algo menos. Porque se mantienen, sobre todo, los que albergan habitualmente a trabajadores, a profesionales que llegan a la región puntualmente por una cuestión laboral -causa justificada para moverse-. Pero es cierto que una gran parte de los negocios ha decidido cerrar temporalmente. Muchos más de los que lo hacen otras veces por estas fechas. Sobre todo, fuera de la capital. En Santander, para hacerse una idea, aunque hay más opciones disponibles, el saldo de trece llamadas el pasado martes era de seis abiertos y siete cerrados. «Pero las ocupaciones son ridículas», contestaban desde una de las recepciones.
«Estamos temporalmente cerrados y, mientras no estemos operativos ofrecemos el Hotel Bahía». Eso lo explicaban en el Hoyuela y en el Gran Hotel Sardinero (Grupo Sardinero). Dos cerrados y uno abierto para seguir ofreciendo servicio a los clientes que lo necesiten. Eso sirve para resumir la situación y las soluciones que se están buscando en este contexto. En la lista de cerrados figuraban ese día el Hotel Real (la llamada estaba desviada a una central), el Abba Santander (antiguo México, que retornará a la actividad el 1 de abril) o el Silken Río (respondían directamente desde el Silken Coliseum, de la misma cadena y que sí permanece abierto para absorber la clientela de los dos establecimientos). En el Art Santander, por ejemplo, el hotel está cerrado como tal, pero ofrecen una alternativa de alojamiento en forma de apartotel con varias opciones por el centro de la capital. «A día de hoy no sabemos si seguiremos cerrados por una semana, por quince días o por un mes», explicaban ese día en el Gran Hotel Victoria -que, cabe recordarlo por el paso que dieron en su momento, fue el primero que abrió en Santander tras el confinamiento-. Todo incertidumbre.
Además del Bahía, otros como el Chiqui, el Santemar, el Palacio del Mar o el NH Ciudad de Santander siguen operativos. «Aquí seguimos, al pie del cañón pese a todo», respondían en uno de ellos con una media sonrisa. Porque ese todo son ocupaciones residuales y plantillas, generalmente, reducidas (vacaciones, ERTE...).
Mantienen cerrado por ahora el Sardinero y el Hoyuela, y ofrecen a sus clientes alojarse en el Bahía
GRUPO SARDINERO (SANTANDER)
Permanece cerrado y las llamadas a la recepción del hotel santanderino se desvían a una central de la cadena
HOTEL REAL (SANTANDER)
«Ahora mismo cerrados, pero en esta situación no sabemos si por una semana, quince días o un mes»
G. HOTEL VICTORIA (SANTANDER)
Conviene recordar que para un hotel de Santander -son datos reales de un establecimiento-, diciembre representa el 8,25% de todo el volumen en su apartado de restauración (incluye desayunos, banquetes, comidas...). Además, la ocupación media en el último mes del año rondaría en circunstancias normales el 40%-50% y la semana entre Nochebuena y Nochevieja -un fenómeno al alza en la última década- suele andar por un 60%, «con un pico que puede llegar a ser un lleno la noche del 31».
«No hay negocio»
«Están abiertos, sobre todo, los que tiran de viajantes, trabajan con empresas... Pero prácticamente todo lo demás ha cerrado. Por Suances, Santillana... Casi nada. Y donde está abierto, no hay negocio», describe la situación Ángel Cuevas, el presidente de los hosteleros. Movilidad restringida en las comunidades, hasta hace bien poco entre los municipios cántabros, nada de turismo, sin vuelos internacionales, suspendidos congresos o grandes reuniones y los comedores abiertos sólo para atender a los clientes alojados. El panorama que describe Cuevas encaja con las respuestas que dan al llamar a los establecimientos. En el Hotel del Oso (Cosgaya) contaban que cierran todos los años por temporada hasta el 4 de febrero, «pero este año adelantamos el cierre en noviembre, antes que otras veces». En el Juan de la Cosa, en Santoña, tampoco estaban abiertos: «Y sin fecha concreta. Cuando haya cambios en la normativa lo valoraremos». En el Ramona (Laredo) aseguraban que así «no merece la pena abrir». En los apartamentos Mar Comillas -también cerrados- definían directamente la situación como «bochornosa». «Nadie nos obliga a cerrar pero las medidas son tan restrictivas que no sabemos lo que va a pasar dentro de una semana. Mi idea era abrir este fin de semana, pero no estará permitido venir a Cantabria, así que es absurdo». Y duda si podrá atender las reservas de enero. «Una tomadura de pelo».
«En nuestro caso es la primera vez que estamos cerrados a estas alturas desde hace más de treinta años»
HOTEL INFANTADO (OJEDO)
Sólo abren entre semana para alojar a profesionales por trabajo, pero cierran los viernes, sábados y domingos
HOTEL ARENILLAS (ISLARES)
Tienen cerrado el hotel como tal, pero sí mantienen abiertos los alquileres de apartamentos
HOTEL ABBA COMILLAS
Abren este fin de semana adaptando las habitaciones del hotel como comedores privados, una mesa por habitación
ASTUY (ISLA)
Sin fecha concreta de apertura por ahora. «Cuando cambie la situación lo valoraremos»
JUAN DE LA COSA (SANTOÑA)
Precisamente en Comillas (según informa Lucía Alcolea) había diferentes ejemplos. De cierres por temporada, como en el Hotel Comillas, Josein o Pensión Villa (muchos establecimientos aprovechan esta época para cerrar más allá de las circunstancias actuales). Pero también de ofertas parciales. En el Hotel Abba Comillas (Rovacías) han cerrado, pero tienen disponibles apartamentos «para gente del sector de la construcción, comerciales...». Cerca de allí, La Posada Torre del Milano (Ruiseñada) o la Posada Entrecomillas (Liandres, Ruiloba) apuestan por seguir abiertos, pero reconocen que prácticamente no hay ocupación. «Al no haber movilidad, la gente que tenía pensado venir y teletrabajar desde Comillas finalmente no lo hizo».
Son 'supervivientes'. A la espera de clientes. Como el Gran Hotel Balneario de Puente Viesgo o los casos sobre los que, desde Castro Urdiales, informa Abel Verano. El Hotel Las Rocas o el Agua Viva Eco H. & Spa mantienen la persiana arriba, «y están tirando con los trabajadores de Petronor, en Muskiz». Esa idea de abrir únicamente para atender el alojamiento de profesionales lo ejemplariza el Hotel Arenillas, de Islares. Abre únicamente entre semana. Viernes, sábados y domingos está cerrado.
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