Los novillos hicieron el recorrido en manada y permitieron el lucimiento de los mozos

Corredores y reses fueron ayer uno en el segundo encierro de Ampuero. La manada realizó el recorrido muy hermanada y ello que permitió a los corredores más experimentados realizar el recorrido junto a los astados, dejando tras de sí un espectacular y bello encierro. Esta carrera, al tratarse del encierro dominical, contó con mayor número de mozos, que se atrevieron a correr acompasados con los astados, especialmente en la vuelta.

En cuanto al parte de incidencias médicas, no hubo que lamentar ninguna cornada, ni daños provocados por los cinco novillos toros, que se comportaron con nobleza. Los servicios médicos de la DYA, atendieron a lo largo del recorrido a cuatro heridos leves, pero por caídas, que presentaban erosiones y contusiones y poco después del encierro fueron dados de alta. De modo que el balance fue el de una carrera bastante limpia en cuanto a incidentes. Sin embargo, respecto al festejo de las vaquillas en la plaza, hubo una atención por trauma torácico, que precisó su traslado al hospital comarcal de Laredo.

Antes del encierro se respiraba ambiente festivo en todo el recorrido. Las peñas y charangas amenizaron toda la sesión matutina, plena de gente y de algarabía. Los espectadores madrugaron para coger un sitio y ver todo lo que ocurre en el recorrido con claridad. Minutos antes del mediodía se apreciaba la adrenalina en los corredores, que comienzan a calentar la musculatura y a moverse con nerviosismo. Esos instantes previos son una descarga de tensión. Así lo describe Yosu Sada: «Lo que se siente es mucho miedo, como todos, creo. Después es respeto al toro, cuando los ves venir te tranquilizas y a correr lo mejor que puedas». El corredor admite que corre mejor la vuelta, pero que aún no se ve con la suficiente confianza para arrimarse mucho a los astados. Para Yosu «un corredor no nace, se hace poco a poco», como algunos aficionados ampuerenses que hacen su periplo por distintos encierros de España, «y tienen la piel curtida». No descarta hacer lo mismo.

El de ayer fue un encierro bastante más corto que el del sábado, pues a los dos minutos y 35 segundos las reses ya se encontraban en el coso, y a los tres minutos y medio sonaba la cuarta bomba. Los mozos protagonizaron, por tanto, un encierro rápido junto con los cinco novillos y los cinco cabestros.

Así fue el encierro visto desde el vallado, pero desde la calle, sintiendo el aliento de las reses, se ve muy distinto, aunque para un corredor con larga trayectoria como José María López Josechu, fue un encierro «mucho más bonito para los corredores que el primero, porque el sábado iban muy distanciados unos de otros y abiertos a los dos lados. Hoy, sin embargo, iban en manada y se han dejado llevar». No hubo salida de los toros ni arrancadas y «se ha podido disfrutar». Josechu vino a correr desde Riaza (Segovia) y a sus 55 años lleva corriendo con reses desde los 14.

Israel Pérez es un aficionado ampuerense y coincide en que el encierro de ayer «ha sido bueno para los corredores porque los novillos han venido más unidos, no ha venido la manada muy despegada, como el sábado, y se ha podido disfrutar hoy». Corría, dijo, con varios compañeros, que se arropan y se protegen en la carrera. En cuanto a la participación, a su juicio «a pesar de muchos que nos quieren quitar de aquí, cada vez somos más aficionados, más que queremos este mundo y somos los primeros que defendemos este animal y sí, cada vez hay más afluencia de gente nueva, gente que quiere exponer, aprender y estamos encantados de recibirles».

El tercer encierro, el martes

Hoy no habrá encierro. El tercero se celebrará mañana, martes, día de la Virgen Niña, que será agasajada con una ofrenda floral antes del encierro. Habrá también novillada picada para El Roque y Javier de Prado y se pondrá fin a las fiestas con el Pobre de mí a las 20.00 horas y la última verbena.