Enrique Álvarez novela en 'Marta, Marta' el debate sobre la existencia de Dios
El escritor asegura que el desafío de su nuevo libro consiste en demostrar que «sobre una temática a priori indeseable como lo es la teológica, se puede escribir un relato apasionante»
Es una novela con desafío dentro. Y no todas lo tienen. En este caso, según su autor, el reto radica en «demostrar que sobre una ... temática a priori indeseable como lo es la teológica, se puede escribir un relato apasionante. Así lo ha creído el editor y así lo han de corroborar los lectores». Es 'Marta, Marta' el regreso literario de Enrique Álvarez, escritor y articulista, en lo que supone su primera publicación tras la etapa ligada a la gestión cultural en el Ayuntamiento de Santander. En realidad es su séptima novela que ve la luz ahora, al margen de su prolífico vínculo con el género del relato
En palabras de su autor, 'Marta, Marta' (editorial La discreta) es «una novela de intriga y de misterio, de suspense si se quiere, aunque no del género negro. Y es, a la vez, una novela de ideas, de debate intelectual, y de sesgo religioso, como casi todas las mías, aunque ésta de una manera muy directa, muy abierta y muy marcada».
Enrique Alvarez reitera que la obra supone un desafío a la idea recibida de la inviabilidad en nuestro tiempo de una literatura de tema religioso o católico, «salvo que sea tratado de forma crítica o muy velada».
«Es una novela muy santanderina del Santander de 1999, con tipos ficticios pero realísimos de aquí»
El argumento se sitúa cronológicamente a finales del siglo XX. Un obispo español de fama intachable se dispone a anunciar por sorpresa, a su diócesis y a todo el país, que se ha persuadido de la inexistencia de Dios y que abandona el cargo y la institución. A través de este eje la ficción construye «una historia compleja de hombres y mujeres, creyentes y no creyentes, que se enfrentan al gran escándalo de muy diferentes modos, con historias paralelas que se van engarzando hasta conformar una trama de notable precisión y hondura, que integra el aspecto coral y el retrato acabado de la intimidad de sus protagonistas principales».
«No es de tesis»
No obstante, frente a lo que pudiera pensarse esta no es una novela de tesis. «Rotundamente, no», asegura Álvarez. «Mi narrativa nunca lo es. Todas mis novelas y relatos son trozos de vida. El que se plantee la cuestión de si existe o no Dios, no significa que mi novela dé una solución o una conclusión. Mi novela, lo que da, son una serie de personajes reales que se debaten en el problema y en la duda, pero que viven y mueren conforme a su propio impulso».
Y aclara, por si hubiera lecturas erróneas o falseadas, que jamás ha escrito una novela que «haya llegado adonde yo quería sino adonde los mismos personajes me han llevado».
Además, subraya el narrador, esta es una novela muy santanderina, una pequeña novela del Santander de 1999, con tipos ficticios pero realísimos de aquí. Porque no es cierto que la ficción sea lo contrario de la realidad, como nos enseñó Unamuno, declara el autor, dejando caer su opinión abierta a futuros debates. Enrique Álvarez (León, 1954), afincado en Cantabria desde los años setenta, cursó la carrera de Derecho y ha ejercido de gestión cultural durante más de treinta años en el Ayuntamiento de Santander.
Cofundador del Grupo Yeldo, crítico literario y artículista de El Diario Montañés, es autor de seis libros de relatos, entre los que destacan 'El trino del Diablo' (Menoscuarto, 2006) y 'Soñar en serio' (Ediciones Valnera, 2014), y las novelas 'El sueño de la ahogada' (Ediciones Tantín 1990), 'Hipótesis sobre Verónica' (Ediciones Libertarias, 1995), 'El rostro oculto' (Tantín, 1994), 'Garabandal, la risa de la Virgen' (Tantín, 2010), 'Un viento raro' (Eolas, 2018) y 'Cuando llegue la gloria' (Ediciones Tantín, 2018).
Ante lo que depare para los lectores esta nueva novela bueno es recordar lo que dijo su autor a El Diario en su jubilación como jefe del servicio de Cultura desde 1987 hasta 2020: «He procurado sostener mi compromiso con ciertas ideas. Alguna vez quisieron pillarme por ahí, pero sin fundamento».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión