«El escritor es un lector de un libro que todavía no existe. Lo imagina y quiere hacerlo real»
Hoy se sube a la tribuna de los Martes Literarios en la UIMP para desvelar las claves de su última novela donde el arte y el amor se funden en tierras cántabras Gustavo Martín Garzo Escritor
El escritor Gustavo Martín Garzo (Valladolid, 1948) hablará hoy de su vida y su trayectoria en la tribuna de los Martes Literarios, en la Universidad ... Internacional Menéndez Pelayo (19.00 horas). Pero sobre todo, de su última novela 'La rama que no existe' ambientada entre Comillas y San Vicente de la Barquera. Allí, tres personajes -uno de ellos es el sobrino ficticio de María Blanchard- crean un triángulo imperfecto en el que el arte conduce al amor.
-Acaba de publicar 'La rama que no existe'. ¿Cómo surgió?
-Es la pregunta eterna que uno nunca sabe muy bien como responder. La mayoría de las veces no sabes bien de dónde vienen los libros, pero se supone que tienen que ver con tu propia vida. Por eso, son los libros los que se presentan en tu vida de forma inesperada y te piden que te ocupes de ellos. No sé bien por qué este libro se presentó ahora, supongo que tiene que ver con el hecho de que veraneo en Comillas.
«El amor, de alguna forma, transforma a quien lo siente en artista. Es una de las Bellas Artes»
-La novela está ambientada en Cantabria...
-De alguna forma esta zona ha calado dentro de mi y me pide que me ocupe de ella. El entorno de Comillas, San Vicente, la playa de Oyambre o el monte Corona es un personaje más de la novela. Para alguien como yo que llega de la meseta, asomarme al mar y a los bosques, acantilados o prados, es un mundo nuevo, sugerente, que me pide que haga algo con él. Sentí esa llamada del lugar y poco a poco se perfilaron los personajes. A mucha gente le ocurre como a mi, que viene aquí y se siente como aislado del mundo. Esta soledad te mueve a la creación, escritura o pintura... Muchos creadores tienen una casa en un lugar apartado donde se refugian y, apartados del mundo, crean su labor artística.
-Otro guiño a Cantabria es el protagonista, sobrino de María Blanchard, ¿qué tiene de especial?
-Es una pintora a la que admiro y me fascina, tanto su pintura como su vida, por lo desdichada que fue. Tiene un problema cuando nace, jorobada, un hecho que marca su infancia y su vida amorosa. Toda su obra es una búsqueda permanente de la belleza que no tiene. Es el arte el que inspira esa búsqueda de la belleza en su vida. A partir de aquí surgen otros personajes... y el libro se va escribiendo.
-¿A qué se refiere cuando hablar del poder sanador del arte?
-Es una historia de amor donde los protagonistas viven en un triángulo imperfecto. Dos hombres, el pintor y un profesor, y una mujer. Ella es misteriosa, solitaria y ha elegido esa zona de Cantabria para aislarse del mundo. El profesor se siente atraído por el misterio y el enigma que habita en su vida, pero ella siente atracción por el pintor. Es el profesor el que cuenta la historia y anota todo lo que ocurre en Cantabria.
«A veces necesitamos separarnos de lo cotidiano para abrir un libro, ver una película o ir a un ballet»
-¿Es una novela de amor?
-Sí, el amor es el tema central, cómo surge incluso en los momentos en los que uno piensa que ya no hay nada más o que no le queda nada. El amor es como una nueva vida, un resurgimiento. En la novela, lo amoroso está muy vinculado a lo artístico porque lo que a esta mujer le atrae del pintor es que ha dejado de pintar y se pregunta por qué ha renunciado a ese don. La novela cuenta cómo ese sentimiento amoroso le lleva a pintar, es una forma de sanación. La novela plantea esa pregunta que a veces nos hacemos de por qué necesitamos lo artístico en nuestras vidas. Por qué en un momento dado necesitamos separarnos del mundo cotidiano, de nuestras tareas y obligaciones, para abrir un libro, ver una película, escuchar un concierto o asistir a un espectáculo de ballet. Es la pregunta de por qué necesitamos relacionarnos con cuestiones tan desatinadas e insensatas como las que provienen del mundo del arte.
-¿Y cree que a la cultura se le da el valor que merece?
-Por una parte parece que no, pero al final todo el mundo necesita canciones, libros, historias... En este sentido, el momento amoroso ocurre cuando lo artístico pasa a formar parte de lo cotidiano de la vida. El amor, de alguna forma, transforma a quien lo siente en artista. Es una de las Bellas Artes.
-¿Cómo empezó a escribir?
-Primero te sientes atraído por los libros. El escritor es un lector de un libro que todavía no existe. Lo ve en sus sueños, lo imagina, y quiere escribirlo para hacerlo real. De niño me atrajo la lectura y en la adolescencia empecé a escribir mis propios poemas. Luego esa pasión se transforma en una rara adicción de la que no sabes escapar. El arte tiene que ver con ese deseo de pedir más a la vida, no conformarte con lo que tienes. Cuando pides más a la vida, se abren las puertas del mundo del arte.
-Empezó fundando dos revistas literarias... ¿Cómo fue?
-Al principio, cuando empiezas a escribir, normalmente tiendes a relacionarte con gente que tiene tu misma actitud. Hay una frase que dice que cuando dos anarquistas se juntan surge un periódico. Pues cuando dos aprendices de poeta se juntan surge una revista. Es una forma de ver impresos tus primeros textos y compartirlos.
-Ha recibido numerosos premios, Narrativa, Literatura Infantil y Juvenil... ¿Los premios ayudan a un escritor o dan vértigo?
-No es vértigo porque cada vez que inicias un libro sientes ese desamparo de la primera vez. El escritor es un aficionado y los premios te ayudan porque cuando los recibes sientes que ese libro no es un desastre, sino que hay un jurado que reconoce tu trabajo. Pero el verdadero premio para un escritor es encontrarse con el lector. Sentir que algo que ha sido tu sueño pasa a ser el sueño de otra persona. Es muy conmovedor.
-Mañana (por hoy) estará en los Martes Literarios, en la UIMP. Hablará de su vida y su obra, pero es una universidad donde hay jóvenes que cada vez tienen más distracciones y menos tiempo para leer, ¿cómo damos la vuelta la tortilla?
-La lectura es esencial en nuestras vidas, pero es difícil animar a la gente a leer si no tienen afición. Los jóvenes deben saber que la literatura o la poesía no es algo que está sólo en los libros, sino que forma parte de nuestra vida. Los momentos más interesantes, aquellos que de verdad nos importan, son poéticos o literarios. Son esos momentos en los que nos sentimos protagonistas de una historia que no sabemos bien cómo van a terminar. Sólo la literatura nos permite adentrarnos de verdad en el corazón humano. Por encima de cualquier ciencia, el mundo literario nos pone en contacto con nuestra verdad.
-¿Tiene algún nuevo proyecto entre manos?
-Siempre hay proyectos e ideas en la cabeza de un escritor. Pero no me gusta hablar de ello porque el libro se va construyendo a medida que se escribe.
-¿Qué ingredientes tiene que tener una buena novela?
-Tiene que tener poder de encantamiento. El escritor debe ser capaz de suspender el ánimo y la atención de las personas que se acercan a su libro. Además de encantar, la historia debe llevarte a un lugar insospechado. No me interesa la literatura que te habla de lo que ya conoces. La literatura no solo existe para complacernos, sino que debe servirnos para hacernos preguntas. La literatura nos hace vivir las preguntas, incluso las que no pueden ser respondidas. Qué es el amor, la muerte o el sufrimiento... Son preguntas que no tienen respuesta pero necesitamos hacerlas. Hay una frase de un poeta que dice que un poema es un espejo que pasea por una calle desconocida.
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