Carmen Alquegui Lanas
La librería santanderina y espacio de cultura crítica cumple diez años. Hoy, coincidente con el Día del Libro, suma a la celebración una reedición de la Surada Poética
El concepto de resistencia tiene múltiples vertientes. El que desarrolla La Vorágine desde hace diez años, es un sistema que busca tejer redes, activar pensamientos, ... crear nuevos espacios inclusivos donde todo el mundo encuentre su espacio. En torno a la librería se ha construido una comunidad que cimenta cada paso de sus actividades. Una librería que vende libros, claro, pero cuyas ramas se alzan mucho más alto. Carmen Alquegui, miembrodel colectivo, hace balance de la década que supone un calendario de celebración.
-¿Acudir a La Vorágine es abrir la mente a nuevas perspectivas?
-Sí, es nuestro día a día en realidad. La gente puede saber algo sobre un tema, pero no tiene claro algo concreto. Hoy mismo hemos dado referencias sobre cuentos que abordan la corresponsabilidad, otras masculinidades, por ejemplo. Hemos sacado una montaña de libros. Cuando alguien tenga una necesidad, que venga y nos pregunte. Nos lo tomamos como un servicio también.
- ¿Cuál de las dos partes ejercitan más, recomendar o descubrir?
- Las dos. También está la cosa de querer encontrar algo que sorprenda, que enseñe. Sabemos que podemos incidir en temas más concretos con los libros que tenemos.
-¿Cómo se siente uno cuando puede cuantificar así el crecimiento?
-Bien, bien. Sentimos que dimos el paso de cambiar de local, de que llegamos a más gente, que podemos incidir, que es nuestra voluntad. El proyecto no es vender libros, existe por otras razones. El hecho de que puedas abrirte a más gente y eso te dé un mayor fondo, un espacio más grande y más capacidad para hacer actividades, no es tanto cuantificarlo como sentirlo como el avance lógico dentro de lo que nosotras necesitábamos construir.
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- El proyecto nació por otras razones, dice. ¿Cuáles son?
-En diez años todo el mundo ha oído el chiste de que somos una tapadera. Con la apariencia de librería, que es real, en un espacio agradable y amable en el que participar, nuestra idea y por los temas en los que trabajamos es intentar entrar o meternos en las grietas del sistema para transformar determinadas cuestiones. algunos momentos son más de resistencia, cuando sentimos que la agresividad capitalista, racista o patriarcal puede ser más fuerte en determinados momentos, una amenaza más fuerte, intentamos ser una barrera, pero en otros momentos sentimos más posibilidad de incidencia, de ser propositivas, de construir propuestas que puedan servir para quien quiera cogerlas para construir entornos y sociedades mejores.
-En esta sociedad, ¿se sienten ya como un elemento reconocible o queda labor pedagógica por hacer?
- Las actividades de este año, una cada mes bajo el lema 'No estamos solas', surgen porque cuando lo hemos necesitado, ha habido una comunidad fuerte ahí apoyando que siguiera existiendo La Vorágine. Luego, en otras épocas, en las que a lo mejor te sientes más sola, porque se da por hecho que estamos ahí y no hay tanta afluencia, se pasa, y en un par de meses vuelve a ser igual. A veces te sientes en la burbuja de que llegue gente que aún no nos conoce, pero de una forma u otra, quien llega se acaba quedando.
-En ese sentido, ¿qué define a esta comunidad?
-Estar alrededor del proyecto para lo que se necesite. Es diversa, hay gente que propone actividades, gente que es voluntaria, gente que es aliada con aportes económicos, gente que ni siquiera está aquí y colaboran desde otros lugares, tejiendo red sin estar físicamente. Todo eso forma parte de la comunidad.
-'No estamos solas' implica conversar en profundidad sobre algunos conceptos. ¿Falta reflexión?
-Cada vez falta más. Lo que hacemos en estos encuentros es analizar está década que hemos vivido como La Vorágine, porque somos conscientes de que han pasado muchas cosas y muy rápido. Empujamos a la gente que viene a intentar pensar en esos diez años y adelantar el futuro inmediato. La mayoría siente que está todo imbricado con más tiempo atrás. Nos faltan esos espacios para conversar. El 4 de mayo viene Marta Sanz, con la que estaríamos jornadas y jornadas para hablar de forma reposada, pero los espacios de las urgencias lo que provocan es esa prisa y esa es otra de nuestras resistencias; intentar crear lugares de conversación presenciales, en directo.
-Otra de sus iniciativas es el Fondo de Resistencia de Lectura. ¿Debería ser también un derecho?
-Eso es. Ha sido una toma de conciencia de años, de sentir que había determinadas personas que tenían dificultades para lograrlo y estando en nuestra mano que eso no sucediera, en este momento, en que lo vimos más claro que nunca, lanzamos esta propuesta con la que quien quiera puede aportar a ese fondo -destinado a quien no puede pagarse un libro- para quien en un momento puntual pueda acudir a él. De otros espacios nos han felicitado porque parece que nos cuesta ampliar el horizonte, pero si tenemos la posibilidad de facilitar a la gente el acceso a los libros, ¿por qué no vamos a hacerlo?
-Mirando hacia atrás, ¿qué momento elegiría?
-Días concretos no sé, pero cada vez que han venido feministas comunitarias de la parte de Centroamérica, para mí han sido momentos muy intensos, porque nos regalan hacer algún ritual inicial de encuentro o despedida y La Vorágine se convierte en otra cosa; es más tierra, más territorio. Hay gente a la que en eso le cuenta entrar, en esa parte más espiritual, pero me parece super importante, porque logran que en una ciudad como Santander nos conectemos más con la naturaleza, que nos falta.
-Esta ha sido una década con balance constructivo. ¿Qué hay por delante?
-No tenemos una bola de cristal, no podemos saberlo. A veces funcionamos por impulso, a veces nos planificamos mejor, pero es verdad que este año en concreto queremos dedicar las energías al propio aniversario, a la coordinación de la Feria del Libro y a todas las actividades en nuestro espacio este año. Siempre hay ideas locas, pero son todo procesos de pensar durante más tiempo y ver que pasa.
Poesía de la conciencia crítica con vermú
La Vorágine recordará hoy, segunda jornada de celebración de su década de existencia, una de sus propuestas más queridas: La Surada Poética. Este certamen de poesía de la conciencia crítica ha agitado la región durante seis años y ahora la librería convoca a una (Re)Surada con vermú desde las 12.30 horas del mediodía. En la (Re)Surada participarán Ibon Zubiela, Miguel Ángel Vázquez, Raquel Serdio, Pilar Salamanca, Ritxi Poo, Antonio Orihuela, Pablo Müller, Marianella Ferrero, Mariano Calvo Haya y David Argüelles. La (Re)Surada también tendrá banda sonora, que estará a cargo de la Dj cántabra Miss Finas Hierbas.
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