«La muerte no tiene la última palabra, la tienen el amor, la poesía y el arte»
El veterano creador clausura hoy la Muestra Internacional de Teatro de la UC con el espectáculo 'Convertiste mi luto en danza' y su nueva compañía La extinta poética
A Francisco Sánchez (Jerez de La Frontera, 1958) se le conoce en el mundo del teatro como Paco de La Zaranda, su mítica compañía en ... la que, más que dirigir, se diría que milita. Por su compromiso, honestidad, calidad escénica, investigación... Paco de La Zaranda goza de una gran reputación y respeto en un mundo, el escénico, que se enfrenta cada día a una dura crisis agravada por el covid. Esta tarde en el Paraninfo de Las Llamas -20.30 horas- mostrará una de sus últimas propuestas, la obra 'Convertiste mi luto en danza' y un nuevo proyecto, una nueva compañía llamada La extinta poética que llega por primera vez a Santander con una de las obras más poéticas y emotivas de las que ha dirigido hasta este momento. Lo hará en la que será la última cita de la Muestra Internacional de Teatro Contemporáneo de la Universidad de Cantabria
-La extinta poética se presenta en Santander con 'Convertiste mi luto en danza', un montaje que surgió de una carta que recibieron Eusebio Calonge y usted mismo. ¿Cómo la recuerda?
-De eso hace ya once o doce años. Se trata de una carta, que aún conservo y que marcó un antes y un después en nosotros. Nos la enviaba Elena y nos contaba que unos días antes de su muerte, su hija María, ya desahuciada, había podido cumplir su máximo deseo que era ver una representación de La Zaranda. Para nosotros fue la mejor manera de dar sentido a todo lo que hacemos. Nunca conocimos a María, pero no olvidaré la obra que vino a ver a San Sebastián desde Pamplona y que fíjate, se llamaba 'Los que lloran los últimos'. Nos conmovió tanto que nos dimos cuenta de que teníamos una deuda con ella. Hace un año o así, Eusebio me presentó un texto que daba respuesta a aquella carta y me dijo que me tocaba cumplir a mí también. Y así surgió.
-La obra no refleja la historia de María, ¿cómo la recuerdan entonces?
-No queríamos llevar su historia al escenario, pero sí el impulso que nos dio, un sentido como artistas y hombres de teatro. Es un ejemplo de la utilidad que puede tener lo que hace un artista, lo que hace el teatro. A veces el público que no conoces, el que no se acerca al final de la obra a decirte si le has gustado o no, es el que más puede valorar tu trabajo. La obra es muy conmovedora porque nosotros lo primero que hicimos cuando leímos esa carta fue echarnos a llorar. Pero es un llanto lleno de esperanza.
-¿Qué muestran?
-Es un espectáculo muy poético, que respeta mucho los silencios, los tiempos y que está entre el límite del teatro y el principio de la danza. Es un espectáculo para ver porque no se puede explicar su argumento fácilmente, pero creo que refleja las vicisitudes por las que pasa cualquier persona que se enfrenta a una enfermedad tan terrible como es el cáncer. También es un canto a la esperanza que invita a pensar que la muerte no tiene la última palabra. La última palabra la tiene el amor. Y la poesía, y el arte.
-¿La muerte sigue siendo un tema tabú?
-Sí. La gente prefiere ignorarla pero yo creo que cuando uno se siente más vivo es cuando está delante de ella. La vida le da sentido a la muerte y la muerte a la vida.
-Hábleme de su nuevo proyecto La extinta poética. ¿Cómo surgió?
- 'La extinta poética' era el título de una obra de Eusebio Calonge que montó una agrupación aragonesa y que también dirigí yo. Tuvo tal éxito que nos hizo plantearnos crear una compañía con ese nombre y continuar con ese tipo de teatro, que se aparta de lo que es La Zaranda, pero que está hecho por nosotros por lo que irremediablemente el sello es el mismo. Tenemos mucha expectación por ver lo que pasa con esta obra que estrenaremos ahora en Madrid en el Teatro Fernán Gómez y contamos con la suerte de tener a tres actrices fantásticas y entusiasmadas con la obra. Además preparamos otro espectáculo y casualmente en ese solo hay hombres. Es lo que el teatro nos da. A veces digo que yo hago lo que el teatro quiere de mí y no al revés. Además, me es muy gratificante poder dirigir sin estar en escena, me permite descansar y ver las cosas desde otro lugar y no siempre desde el escenario.
-¿Y qué pasa con La Zaranda?
-Está más viva que nunca y tenemos muchos bolos. Vamos a estar cinco semanas en el Teatro Español de Madrid y este mismo domingo en Logroño.
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