Borrar
El español Mohamed Attaoui, en cabeza, con el keniano Emmanual Wanyonyi, el jamaicano Navasky Anderson, el botsuano Tshepiso Masalela y el estadounidense Bryce Hoppel durante la semifinal del jueves.
Atletismo

Attaoui, a dos vueltas de rematar la faena

A por todas. El mediofondista de Torrelavega afronta su primera final de un Mundial en 800 metros y busca un lugar en el podio en Tokio. Las voces de Ruth Beitia y José Manuel Abascal, que ya saben lo que es estar en una final mundialista, lo apoyan desde Cantabria

Leila Bensghaiyar

Santander

Sábado, 20 de septiembre 2025, 07:28

Comenta

Seguramente más de uno el jueves frente al televisor no pudo evitar quedarse con la boca abierta después de ver la segunda serie de 800 metros de los Mundiales de Tokio al aire libre. Bajo una fina cortina de lluvia, el cántabro Mohamed Attaoui se la jugaba en semifinales con gallos de la distancia como el campeón olímpico Emmanuel Wanyony, pero la carrera de Attaoui dejó sin fuelle hasta al keniata. El torrelaveguense de origen marroquí dio una exhibición y después soltó una media sonrisa como si nada. Eso sí, se permitió cerrar los puños y exhalar un grito a medio camino entre liberar tensiones y mostrar la euforia por meterse en la final. Attaoui echaba una mirada furtiva por encima del hombro de vez en cuando para ver dónde estaba su rival, pero solo para comprobar que ya le sacaba varias zancadas y casi sin despeinarse. Cruzó el primero la meta con una distancia considerable con Wanyonyi y un tiempo de 1:43.18, el segundo mejor resultado igualado con el primero, Cian McPhillips. Una barbaridad de carrera.

Attaoui tiene su propia fórmula. Se situó desde atrás y en la segunda vuelta realizó una maniobra arriesgada en la curva de la calle 2. Justo lo que los expertos suelen aconsejar no hacer. Pero a él le salió bien. Un ataque incontenible en los últimos 200 metros. «Estaba muy nervioso otra vez, pero he estado tranquilo con mi táctica. Me he puesto atrás, he ido muy cómodo en los primeros 500 primeros y después he cambiado con todo. Miraba atrás para ver quien me seguía, pero ya me he venido arriba», decía Attaoui, que estará en la final que se disputará hoy sábado a las 15.20 horas y se podrá ver en directo en los marcadores del pabellón Vicente Trueba de Torrelavega.

3 Solo tres cántabros

han logrado cruzar la frontera hasta la final de unMundial de atletismo. Ese selecto club lo forman José Manuel Abascal, Ruth Beitia y ahora también Mohamed Attaoui.

1.43.18 Es la marca

con la que el de Torrelavega logró el pasaporte para la final. Ahora está entre los ocho mejores del mundo.

El chaval del barrio de Covadonga que corre como si la pista le quedara pequeña, ha abierto una puerta que muy pocos cántabros habían cruzado antes, la de las finales mundialistas. En realidad, solo dos lo hicieron: Ruth Beitia, que vivió ocho finales en campeonatos del mundo, y José Manuel Abascal, que fue pionero en los años ochenta. Ambos miran al mediofondista con un prisma que solo quienes han estado ahí pueden sentir. Ellos también se quedaron pegados al televisor mientras les recorría una oleada de orgullo. Ambos saben qué significa ese escenario, el silencio tenso antes de la salida, el rumor de los estadios llenos, el peso de los ojos clavados en un atleta que debe rendir en el instante justo. Ahora, mientras el ruido del mundo se apaga para dejarle espacio, sus dos voces viajan desde Cantabria hasta Tokio para recordarle que no está solo.

Ruth Beitia disputó ocho Mundiales, desde París 2003 hasta Londres 2017, y conoce mejor que nadie la rutina de convivir con esa tensión durante años. Cuando le preguntan por su primera final, sonríe: «Ay, pues si te digo la verdad ya no me acuerdo», bromea. Pero enseguida reconoce que los nervios siempre están ahí: «Seguro que más nerviosa Attaoui. Y nada, con menos expectativas, por supuesto».

Para ella, aquella primera final fue descubrir que el deporte tiene escenarios que solo se sueñan. «Un campeonato del mundo, al igual que los Juegos Olímpicos, es lo máximo. Y una final, prácticamente, es un sueño hecho realidad». Por eso su primer consejo a Attaoui es simple: «Que lo disfrute, que corra como él sabe».

José Manuel Abascal, con el dorsal 183, en el primer Campeonato del Mundo de Atletismo en Helsinki en 1983. DM

Confianza y táctica

«Tiene tanta confianza en su táctica, que le aconsejaría que no cambie. Usa la que te ha dado buenos resultados»

La campeona olímpica recuerda cómo gestionaba la presión. «Yo, por ejemplo, no leía ni escuchaba absolutamente nada sobre mí. Sabía lo que decía y cómo lo decía y estaba totalmente pendiente de mi trabajo. Forma parte del trabajo esa gestión de los nervios». Su método era ir salto a salto, sin mirar demasiado más allá. «Cada salto era como si fuera el último y había que pelearlo al cien por cien». Esa filosofía se la traslada ahora al mediofondista. «Él sabe perfectamente con quién va a correr y estoy totalmente segura de que nos va a sorprender muy gratamente, porque es muy joven pero tiene las ideas muy claras». Beitia, que lo conoció de cerca en los Juegos de París como jefa de equipo, añade: «Es un gran profesional para lo joven que es y nos va a dar grandes titulares. En este Mundial creo que va a armar una muy gorda».

No le sorprende su desparpajo en Tokio. «Él tiene una lectura de las carreras increíble». Más allá de las estadísticas, insiste en que lo fundamental será mantener la serenidad. «1.43 en una semifinal es la leche. ¡Es un marcón! Pero en una final de 800 hay poca estrategia, ahí vas a salir a dar el máximo. Haga lo que haga, el mérito de estar en una final ya es muchísimo. Ojalá que pueda conseguir una medalla y, por qué no, el oro».

Ruth Beitia supera el listón de uno de sus saltos en el Mundial de Londres 2017. DM

Una lectura única

«Él tiene una lectura de las carreras increíble. En este Mundial creo que va a armar una muy gorda»

José Manuel Abascal no necesita presentación en Cantabria: bronce olímpico en Los Ángeles 1984, finalista en el primer Mundial de la historia en 1983 y subcampeón Mundial indoor en 1987. Su carrera se construyó en la distancia que hoy ocupa Attaoui, y sus recuerdos de aquellas finales aún guardan un poso de emoción. «De momento cuando llegas allí bien, porque todo es maravilloso. Ves a atletas que no ves habitualmente, estrellas del deporte, convives con los mejores del mundo, el estadio es maravilloso, el país fantástico… Pero luego, cuando te vas metiendo en materia, lo que viene encima es tensión y nervios».

Conoce esa sensación de que la grandeza del escenario puede pesar más que la propia carrera. Por eso su primer consejo al joven torrelaveguense suena casi paternal: «Tiene dos días para descansar», dice, y prosigue como si le tuviera delante y le hablase directamente. «Descansa, relajado y sin pensar mucho en la prueba. Come lo necesario y lo que te ayude a reponer energía y fuerzas. Mantén la calma cuando se acerque la gran final. No te alteres, solo es una carrera de 800. No tengas miedo de tus rivales. Tienen dos piernas y dos brazos, como tú».

Valentía

Abascal se fija en la valentía de la semifinal de Attaoui, esa maniobra en la curva de la calle 2 que dejó boquiabierto al estadio. «Hombre, yo también lo considero arriesgado. Yo corría al revés que él, adelante siempre. Pero él tiene tanta fuerza y tanta confianza en su táctica, que yo le aconsejaría que no cambie. Utiliza la que te ha dado buenos resultados, porque cambiar algo diferente en una final Mundial no es aconsejable».

En pantalla grande

La final se podrá verhoy en directo en los marcadores del Vicente Trueba de Torrelavega

El veterano mediofondista insiste en que la confianza es medio camino recorrido. «La confianza te la da el haber ganado las dos eliminatorias anteriores, eso es más de media medalla». Y añade una reflexión que mezcla realismo y esperanza. «Son carreras muy perras, muy difíciles de negociar, y a veces es una lotería. Pero él físicamente y mentalmente creo que vale una medalla. Y creo también que la merece. Ahora solo le falta rematar la faena».

Abascal, que vivió varias veces el vértigo de la élite, resume en pocas palabras lo que marcará la diferencia. «La clave es no precipitarse. Ten calma y actúa cuando tengas que actuar. Ese es mi lema». Y lanza un mensaje que parece dirigido a la mente de Attaoui: «Si crees que puedes ganar, ganarás. Recuerda que toda Cantabria y toda España estará apoyándote virtualmente. Utiliza este factor para que te dé alas en los pies». El cántabro luchará con rivales de la talla de Marco Arop, Emmanuel Wanyonyi o Djamel Sedjati, pero Attaoui ya ha demostrado que no se arruga. Adelantó en una curva imposible, dejó atrás al campeón olímpico y cruzó la meta con un gesto de calma. Lo siguiente será medirse con los ocho mejores del planeta en una final que puede marcar su carrera.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

eldiariomontanes Attaoui, a dos vueltas de rematar la faena

Attaoui, a dos vueltas de rematar la faena