Los emboques coronan a Peñacastillo
Los de Cañas ganan la final de la Copa Apebol a Andros en un duelo en el que tres aciertos supremos de valor veinte marcan la diferencia
Peñacastillo se llevó este viernes la primera batalla entre los dos grandes gallos del panorama bolístico actual con un 4-0 que le hizo campeón ... de la Copa Apebol. En un partido en el que Andros jugó bien, muy bien, a los bolos, tres emboques decisivos de valor veinte otorgaron a los de Cañas un título que solo habían logrado una vez en la historia. Los capitaneados por Víctor González arriesgaron, jugaron al pulgar y desarbolaron a una entidad del Valle de Iguña que solo falló en el primer parcial. Además de suponer el primer trofeo de la campaña el encuentro supone el primer golpe psicológico de cara a la Liga que comienza la semana que viene y en la que ambas peñas se medirán en la segunda jornada.
El partido, antes de empezar, tenía muchos matices. Mario Pinta jugaba contra su exequipo, Andros quería vengarse de la dolorosa derrota liguera de hace unos meses en Cañas y el que saliera triunfador daría el primer paso moral para encarar la Liga como favorito. Las dos grandes incógnitas eran saber si el cuarto integrante de Peñacastillo iba a ser José Manuel González o Sebi Iturbe y qué táctica iba a usar el cuadro capitalino para contrarrestar las virtudes de su rival.
La primera duda se resolvió pronto, cuando José Luis Gutiérrez Valdés tiro la perra al aire y José Manuel se fue al tiro junto a sus compañeros. El turno de tiro fue para los ayer visitantes, que ubicaron en los diecisiete metros para enfrentarse a la raya al medio con el emboque al pulgar colocada por Lolo Lavid. El menor de los González con una bola templada de tres ayudo a completar una subida buena en bolos y mejor en posiciones birladoras. Una bajada que terminó con un pitonazo de Víctor que dejó el recado en 50 palos. Primer reto del encuentro para el vigente campeón. Los lanzamientos de Andros no encontraron el primero, las bolas se fueron al fondo del corro y Óscar tuvo que quemar las suyas en busca de un emboque que no llegó. El aspirante golpeaba primero.
En el segundo, Peñacastillo buscó un golpe de efecto y colocó la raya al medio y el emboque sobre la diagonal con valor veinte. Una táctica completamente diferente a la usada en la semifinal y, sobre todo, inesperada hasta por el rival, que aprovechó que la estrategia le venía bien para, con un gran tiro y un birle eficaz dada la posición cercana de las bolas mandar a ganar a 52 palos. Desde el primer lanzamiento los capitalinos se lanzaron a por el cachi, sin fortuna hasta que la primera bola de José Manuel pegó de lleno en el primero y fue directa hacia el objetivo. Un acierto en el momento adecuado que dio valor a la posición del emboque, colocado para defenderse de una bolada del rival.
Más emboques para rematar
Con el partido cuesta arriba, Andros necesitaba un giro de 180 grados. Para ello Lavid trazó una raya alta de tablón a tablón que bajaba hasta la diagonal para colocar el cachi a la mano de valor veinte. De nuevo parecía que los lobos disparaban a las escopetas. El cambio no le sentó bien a Víctor, que no acertó en la apertura, pero detrás suyo Mario Pinta cerró una bola que pegó al primero y encontró el camino correcto. Para Peñacastillo, claro. Otro emboque en el momento justo y a Andros que le faltó la fortuna o el saber que tuvo su rival, sobre todo a una bola de Óscar que parecía ir perfecta desde que salió de su mano y que pasó rozando el bolo más pequeño.
Tras ver la eficacia a bolos de su rival Víctor subió la raya y colocó el emboque de nuevo sobre la diagonal. Como quiera que la tarde estaba de su lado Andros perdió dos bolas en la caldera y dejó a tiro de cierre el título para Peñacastillo después, eso sí, de birlar 25 palos con seis lanzamientos. Y es que, pese al marcador, los de Las Fraguas estaban jugando bien a los bolos. Los de Cañas perdonaron a la primera, cuando tenían en su mano cerrar el torneo. Haya dejó una bola y la distancia favorable a los del Valle de Iguña era de nueve bolos. Con otra queda, en este caso de Óscar, el mandato para los capitalinos fue de 48, que a estar alturas del curso y con la raya máxima es una cifra respetable a bolos. No pasa nada. Con la primera bola, Víctor estacó y logró la jugada suprema. Peñacastillo era campeón de la Copa Apebol.
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