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Hamilton (d), Räikkönen y Verstappen, en el podio del circuito de las Américas. Reuters
La resurrección de Räikkönen retrasa el alirón de Hamilton
GP de EE UU

La resurrección de Räikkönen retrasa el alirón de Hamilton

El finlandés de Ferrari gana 113 grandes premios después, en una carrera absolutamente caótica en la que el británico no pudo consumar su quinto campeonato

David Sánchez de Castro

Jueves, 1 de enero 1970

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Habrá que esperar una semana más para ver a Lewis Hamilton celebrar su quinto título mundial. El británico no fue capaz de atarlo, merced a una de las carreras más caóticas e inesperadas de la temporada, en la que Ferrari, Kimi Räikkönen y Max Verstappen sacaron lo mejor de sí para 'trolear' absolutamente a quienes daban por hecho que este domingo iba a cerrarse con un nuevo pentacampeón del mundo de Fórmula 1.

La carrera empezó como un western bueno: con acción desde el primer momento. Räikkönen llegó a la larga cuesta del circuito de Austin en primera posición, con Hamilton intentando defenderse. Aunque le valía con ser segundo, al británico le pilló tan despistado que ni siquiera intentó arrebatarle el primer puesto. Por detrás, Fernando Alonso veía cómo Lance Stroll se pasaba de frenada en la chicane de la tercera variante e, incomprensiblemente, le embestía. Normal que el asturiano luego se cerciorase de que su decisión de irse de la Fórmula 1 es la acertada. Mientras, Sebastian Vettel volvía a dar argumentos a sus críticos con un toque con Daniel Ricciardo por el que hizo un trompo y se vio al fondo de la parrilla. Ni siquiera había pasado una vuelta desde la salida, y ya todo se le ponía de cara a Hamilton.

Sin embargo, un aleteo de mariposa en forma de avería en la batería del Red Bull de Daniel Ricciardo derivaba en un huracán que retrasa la resolución del campeonato una semana más. El australiano dejaba su monoplaza tirado en la recta de atrás, y ante las dificultades para sacarlo, dirección de carrera ordenó la implementación del 'coche de seguridad virtual'. Momento perfecto para cambiar de neumáticos… salvo Räikkönen. El finlandés, líder, recibió la orden de Iñaki Rueda, el estratega de Ferrari, de quedarse en pista. Hamilton, en cambio, sí decidió entrar, pensando que la idea de ir a dos paradas en esta carrera era lo acertado. Esta vez la moneda salió de cara para los de Maranello.

Räikkönen comenzó una defensa casi espartana de la posición. Aunque Hamilton se puso pronto a su rueda y le intentó quitar la primera posición en pista, no fue hasta que entró en boxes el finlandés cuando se puso primero en la carrera. Esta situación le duró hasta la vuelta 37, cuando esos neumáticos blandos que había montado en los primeros giros de la prueba ya mostraban unas serias estrías derivadas del 'blistering'. La segunda parada en boxes, a la postre, fue letal para sus aspiraciones: Räikkönen ya había parado y montado ruedas hasta el final, lo mismo que Verstappen, Bottas e incluso Vettel. La remontada de Hamilton le llevó pronto hasta la tercera posición, pero ahí no esperaba vérselas con Verstappen. Con 'Mad Max' no se juega.

Timo Glock 'redivivo'

Una de las escenas por las que se recordará la carrera deportiva de Lewis Hamilton fue la del GP de Brasil de 2008, cuando ganó su primer título. Ahí, en la última curva, adelantó al alemán Timo Glock, de Toyota, y consiguió amarrar los puntos necesarios para proclamarse campeón del mundo por primera vez. Algo muy similar casi ocurre en Austin este domingo… pero Verstappen no es Glock, ni las circunstancias eran las mismas.

A falta de dos vueltas, y con Räikkönen encaminado hacia su primera victoria en un lustro, Hamilton vio cómo en sus narices Verstappen se salía de pista, merced a unos superblandos prácticamente en las lonas. No lo dudó: le tiró el coche, rozó el adelantamiento y se puso por delante durante unos escasos metros, hasta que el de Red Bull se revolvió y recuperó la segunda plaza. Ante la duda, Hamilton se retiró de la pelea: tenía mucho más que perder y lo tiene todo a favor en las próximas carreras. Para zanjar posibles discusiones en los últimos metros del gran premio, Vettel se quitó de encima a Bottas por la cuarta posición y confirmaba que la fiesta en Mercedes debía esperar, al menos, hasta México.

Kimi Räikkönen no ganaba desde Australia 2013, Max Verstappen tomó la salida de la carrera en 18ª posición y Vettel salvó los muebles en los últimos instantes y evitaron el alirón del más que probable pentacampeón del mundo Hamilton. El próximo domingo, en el Autódromo Hermanos Rodríguez, lo conseguirá con total probabilidad: le vale con ser séptimo. Y si no, con que Vettel no gane.

Alonso: «En otras categorías corremos con señores de 60 años y nunca pasa nada»

Fernando Alonso estaba que echaba humo por las orejas tras el GP de Estados Unidos. El asturiano vio cómo su carrera acababa en la primera vuelta por culpa de Lance Stroll, el canadiense de Williams a quien ya han acusado muchas veces de ser demasiado agresivo.

Tras estallar contra él por la radio, tras la carrera no se mordió la lengua. «Es extraño que tengan el nivel tan bajo que tienen. Hasta que algún día haya un accidente muy gordo y hagan algo (en la FIA). Hasta ese momento intentaremos disfrutar en otras categorías, donde corremos con 34 coches, con gente amateur, con señores de 60 años y nunca pasa nada. Aquí hay que poner 'bumpers' (protecciones) como en los karts de alquiler para que nos choquemos todos contra todos», estalló Alonso, que a continuación criticó la permisividad de la FIA.

«Los huecos grandes los está dejando la Federación si sigue permitiendo… no sé, otras veces te equivocas o intentas hacer una salida arriesgada, puedes pasarte de frenada, puedes cometer errores, como en Spa: salimos y de repente juegan a los bolos contigo, aquí otra vez sales y juegan a los bolos contigo», se lamentó, antes de achacar también a la cierta dosis de mala fortuna que le ha acompañado. «Vimos también toques de Verstappen o Vettel en Japón, que el coche incluso sale volando un poco y los dos acaban, y nosotros cada vez que nos tocamos es un destrozo total del coche. Es mala suerte», se lamentó.

Para Alonso es una pérdida de tiempo verse así. «Puedes ir más rápido, más despacio, puedes sumar puntos o no, pero por lo menos acabar la carrera. Llegamos el lunes aquí a Austin, estamos hasta el miércoles, que nos vamos a México, y son nueve días para hacer 300 metros. Te queda mal sabor de boca, pero ahora ya no se puede hacer nada», se acabó resignando.

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