Bienvenido de nuevo

Las estadística coloca al Racing como favorito y así es, pero si el fútbol fuera solo estadística, con Ceria tendría garantizado el ascenso y casi el campeonato de la categoría de plata. José Alberto López ya ha advertido después de renovar su contrato hasta 2026 que la agónica situación del Efesé le hace más peligroso, porque llega a los Campos de Sport en una situación agónica, pero aún con veinte jornadas por delante. Con opciones de permanencia pero necesidad de puntuar cuanto antes. De hecho, suma 18 puntos, los mismos que tenía un Racing que después terminó en la zona templada cuando José Alberto llegó a Santander, aunque, eso sí, con dos jornadas más disputadas.

Para el primer partido del año en los Campos de Sport el técnico asturiano tiene dos bajas: las de Mantilla y Grenier. Ninguno de los dos ha podido entrenar con el grupo esta semana -el francés sí lo ha hecho en solitario-, pero a cambio llega con una ilusionante novedad en la convocatoria: la de Roko Baturina. El croata, al que solo cuatro meses y cuatro goles le sirvieron en la segunda vuelta de la temporada pasada para convertirse en icono del racinguismo, será previsiblemente suplente en su séptimo día en Santander, pero la Gradona volverá a tararear la melodía de 'Los Picapiedra' cuando en el segundo tiempo salga al césped. Su fichaje aporta alternativas en la delantera, gol y, sobre todo, ilusión a un Racing que aspiraba a incorporarle incluso en diciembre y que todavía trabaja en otro refuerzo para buscar esos 65 puntos de los que hablaba Manolo Higuera en el vídeo en el que presentaba la renovación de su técnico. El objetivo sigue siendo la permanencia y el cuerpo técnico no quiere generar falsas expectativas, pero incluso dentro del club ya se comienza a dar casi por hecho y no se puede evitar aspirar a algo más. De ahí, incluso, el pequeño esfuerzo económico de enero para reforzar una plantilla ahora con 22 profesionales.

Las dos bajas condicionan ligeramente los planes de José Alberto, pero no impedirán que el Racing presente casi su once tipo de la temporada. Tampoco la derrota en Ipurua, que no ha minado ni la autoestima ni parece que vaya a provocar grandes cambios en lo que a la alineación se refiere. «No me gustó el partido, no estuvimos cómodos con balón, no fuimos nosotros, pero siendo nosotros y haciendo un mal partido, estuvimos siempre dentro del mismo, hasta el minuto 80», reflexionaba un José Alberto que detectó en Eibar problemas colectivos, no individuales. Con Ezkieta -el próximo al que comienza a urgir renovar-, en la portería, en defensa estará escoltado por Dani Fernández (la lesión de Mantilla le está dando minutos), Germán, Rubén Alves y Saúl.

En el centro del campo, si la pareja Íñigo-Aldasoro ya estaba consolidada, la ausencia de un superclase como Grenier se lo pone más sencillo, con Iván Morante como alternativa. Y para asaltar la portería del Cartagena, un ataque, «de lo mejor de la categoría, por calidad y por cantidad», en palabras del técnico visitante, Julián Calero. El tridente de moda, ya de nuevo cuarteto gracias a la recuperación de Andrés, inédito también por lesión en diciembre. El sevillano será el mediapunta por la derecha, con Peque por el centro e Íñigo Vicente por la izquierda.

En ataque la referencia volverá a ser, salvo sorpresa mayúscula, Juan Carlos Arana, pero ahora con una nueva baza -y competencia- en el banquillo con la que buscar más gol o incluso cambiar el guion del Racing y del partido: Roko Baturina. La llegada del de Split, un delantero de características muy diferentes a las del canario, no solo completa una línea hasta ahora con una alarmante falta de efectivos, sino que permite cambiar de estilo en la vanguardia según quién ocupe el 'nueve', buscar más pólvora en partidos atascados e incluso, si el entrenador lo estima oportuno, jugar con dos delanteros puros. Algo que hasta ahora solo era posible -y no había ocurrido- con Ekain, un mediapunta convertido en estilete por necesidades del guion.

En el banquillo, además del esperado Roko los habituales (incluidos unos Pombo y Juan Gutiérrez que apuntan a bajas de enero, pero que por el momento siguen en un equipo que aún dispone de tres fichas libres), varios canteranos a disposición de un José Alberto que mira al Rayo Cantabria mientras espera otro refuerzo. A los habituales Yeray y Mario se ha unido la nueva gran esperanza de La Albericia: Jeremy, que poco a poco va disfrutando de algunos minutos. Falta por comprobar si le afectará o no la llegada de Baturina. Quien se ha quedado fuera de la lista ha sido Diego Campo.

En estas condiciones saldrá el Racing a unos Campos de Sport cada vez con mejor imagen. Esta semana se han empezado a colocar los nuevos asientos de la Tribuna Central, de los pocos que faltaban para terminar con las calvas en la grada y completar el nuevo verde corporativo que siempre debió tener el estadio. Y lo hará con esa nueva publicidad del Gobierno de Cantabria, que regresa al Racing después de tres lustros con un contrato quizá algo modesto, pero fundamental en lo simbólico. Otra buena noticia para los ya más de 13.000 abonados que tiene el club tras la campaña de captación de invierno.

Todo este contexto favorable activa la alerta por paparda en el sufringuismo, pero los verdiblancos han demostrado, salvo algún esporádico borrón, una extremada competitividad, en especial en casa, que les convierte en grandes aspirantes a los tres puntos en un partido.

Una victoria permitiría a los verdiblancos optar de nuevo al play off de ascenso, aunque dependiendo siempre de los equipos que le anteceden en la clasificación (Eibar, Levante y Valladolid también juegan hoy). Octavos con 33 puntos, a trece del primer objetivo del curso y a dos de esa sexta plaza que da derecho a luchar por el regreso a la máxima categoría, el incómodo horario del partido se ha convertido en apenas una anécdota. Incluso la derrota y la mala imagen ofrecidas en Eibar parecen ya muy lejanas, después de la sucesión de buenas noticias de un excelente enero en lo social y económico. Cuando hay buenos resultados todo resulta más sencillo, y eso le ocurre a un Racing en condiciones de dar un nuevo salto de calidad si se impone en el partido-trampa de esta tarde.

Entre otros motivos porque 36 puntos en 23 jornadas, los que sumarán los verdiblancos en caso de victoria, dejarían la permanencia virtualmente asegurada. Al falta de solo cuatro o cinco victorias -y eso en el peor de los casos- en 19 partidos. Es decir, que solo una catástrofe de proporciones incluso mayores de las que ha sido históricamente capaz el club, podría meterle en problemas.

Pero que nadie se lleve a engaños: el Cartagena no llega muerto. Ni muchísimo menos: «Llega en un buen momento, con nueve puntos de los últimos quince», advierte José Alberto. También se ha encargado de dejarlo claro su colega en el banquillo cartagenero. Su triunfo la semana pasada ante el Villarreal B (el segundo en casa) ha servido al Cartagena para abandonar la última plaza, y los refuerzos de invierno (el que ha llegado y los pendientes de llegar) ofrecen nuevas expectativas a pesar de que su situación es, eso sí, agónica: «Que nadie se olvide que vamos a apurar nuestras opciones. Será a medio o largo plazo, pero tenemos ilusión», advertía el viernes el madrileño.

El mercado, para cuyo cierre aún quedan diez días, puede deparar novedades. La última, la de Arnau Ortiz, en quien el técnico tiene puestas muchas esperanzas. «No le ponemos puertas al campo en cuanto a los jugadores que pueden llegar, pero está todo muy complicado. Nuestro límite salarial está en el tope. Necesitamos más y las cabezas frescas que van llegando nos ayudan mucho».

El Efesé llega con la baja de Luis Muñoz y recupera a cambio a Arnau Solà y, probablemente, a Juan Carlos Real. Su gran partido frente al Villarreal B, con un 4-1 que ha devuelto algo de confianza a los cartageneros, hace prever que no habrá demasiados cambios más allá del citado Luis Muñoz, para quien Narváez apunta como alternativa.

El racinguismo estará así pendiente de los suyos en su reencuentro con el equipo en el nuevo año y acto seguido, según el resultado de lo que ocurra en otros campos, con la esperanza de regresar a ese sexto puesto que tan buen sabor tiene tras más una década de sufrimiento. Pero el camino es aún la permanencia. O al menos en eso insiste un entrenador a quien sin embargo el presidente ya comienza veladamente a corregir.