Delfín Calzada
El delegado, que cumplió el sábado su partido 701 con el primer equipo del Racing, hace un repaso por sus 23 años de trayectoria en el club cántabro
No juega ni marca goles, pero es todo un 'crack' y una institución en el Racing. Delfín Calzada (Santander, 1946) lleva 23 años trabajando el ... Racing y asegura que no lleva la cuenta de nada, pero a sus espaldas tiene ya 701 partidos, un buen puñado de presidentes, una UEFA, ascensos, descensos... Y lo que le queda, porque tiene «cuerda para rato».
-Ha visto El Sardinero desde el césped muchas veces, pero seguro que el sábado fue muy diferente.
-Sí, además cuando no te esperas nada y no tienes la menor idea de lo que va a ocurrir, porque nunca había pensado yo algo así. Ni se me había pasado por la cabeza. La verdad es que fue un momento muy especial y muy emotivo, porque estaba mi hijo, pero fíjate cómo me quedé en ese momento que ni vi a mi hijo. Tardé en verlo.
-¿Lleva la cuenta? Partidos, jugadores, viajes, kilómetros...
-No, que va. No me he parado a pensarlo jamás. Hace 20 días me decía mi hijo: «Papá, dame todas las camisetas del Racing de todos los años que tengas», y le dije: «Yo no tengo ninguna camiseta del Racing». Me contestó: «¿Pero qué dices? ¡Encima de que no tienes ni fotos en el campo!». Y es verdad. Mira que yo he estado en estadios de Primera, de Segunda, en París... Lo pienso y digo: «La madre que me parió». Yo es que me meto en modo trabajo y eso ni lo pienso. Mi cabeza se pone en modo delegado.
-Es la espinita que le queda.
-Sí, y me arrepiento, porque pienso: «¿Cómo no puedes tener un álbum de fotos del fútbol, con la de campos que he estado, los jugadores que han pasado por ahí..?». Esa es una de las cosas que me arrepiento de narices.
-De esos 701 encuentros, ¿cuál le ha dejado mejor recuerdo?
-Eso sí que no tengo dudas. Yo estaba cuando nos clasificamos para Europa con Marcelino; el partido con el Manchester City; con el PSG el empate fue tremendo, la emoción que sentimos todos... Pero la mayor alegría, que lo recuerdo y me emociono, fue el ascenso con Paco -Fernández-, porque yo estaba seguro de que desaparecíamos. La gente no se lo creía, pero yo sabía cómo estaba el club por dentro con Harry en aquel momento. Por eso lo de Paco es lo más difícil. Solo lo pudo conseguir él. Porque en un equipo que no cobra, que se levanten todos los jugadores y lograr, con el ambiente que teníamos, ascendernos... Me quedo con el ascenso de Paco sin lugar a dudas.
-Es que en 23 años las ha visto de todos los colores. Podría escribir un libro.
-He vivido lo mejor, como la UEFA, y lo peor. Y lo peor es que en 14 meses pasamos de estar en París jugando la UEFA a bajar al año siguiente, y al siguiente volvimos descender. El primer partido en Segunda B no se me olvidará en la vida. Veníamos casi de Primera y el primer encuentro en esa categoría, con Paco, fue ante el Marino de Luanco, que era el campo más antiguo que había en la categoría. A los vestuarios me refiero. Estaban como hace 40 años. Llegamos con el autobús, con nuestro chándal y la puerta cerrada hora y media antes. Yo, loco. Y empiezan a llegar jugadores en bicicleta. Nos metimos en un vestuario que no entraban más que once, los jugadores esperando fuera para cambiarse por turnos... Una bajada al barro, pero barro, barro. Y encima, empatamos.
-Es el enlace entre vestuario y club; hace cumplir el reglamento; la logística en los viajes; fichas, sanciones... Tiene un ordenador en la cabeza.
-Sí, lo tienes que tener, si no es complicadísimo. Por ejemplo, en los viajes mandas al hotel un menú, unas normas de trabajo,.. Y este año también les especifico que sean tantas habitaciones con camas separadas, porque el año pasado en Lugo las habitaciones de los jugadores eran todas camas de matrimonio. A un equipo de fútbol, ¿cómo nos van a poner camas de matrimonio? Pues nos las pusieron. Por eso debes tener la cabeza 100% en todo momento. Igual que para las sanciones. Siempre ocurre alguna chapuza de reglamento. Bueno, pues tienes que estar todos los años repasando el reglamento y hablando con los árbitros.
-Usted era árbitro. ¿Cómo llegó al Racing?
-Con 45 años muere mi mujer de cáncer y quiero seguir arbitrando. Al mes, empiezo a hacerlo y yo no estaba ya para eso. Me pasaron dos cosas, además con el Racing, que vi ya no estaba yo para arbitrar, que lo dejaba, aunque me quedaban dos años. Al mes me llamó Santi Gutiérrez-Calle, porque él consideraba que yo podría ser un delegado estupendo para el club.
-Y del juvenil al primer equipo cuando llegó Marcelino
-Soy de los pocos, porque son todos exjugadores del club o gente de mucha confianza de los presidentes. Hice la pretemporada porque iban a fichar a un exjugador, pero no estaba en julio y fui yo. Faltaba una semana para la Liga, que empezábamos contra el Barcelona, y yo me había despedido del equipo porque venía el nuevo. Se reunieron los capitanes, Colsa y Munitis. «¿Que te vas?, ¿pero qué dices?». Fueron a hablar con Marcelino y luego con Pernía. Y me llaman del club, que si podía ser el delegado, que los capitanes me querían a mí. Dije que, encantado. Me quedé por ellos. Pero es que yo también me mataba. Estaba para todo lo que me llamaban los jugadores.
-Imagino que un delegado tiene que oír, ver y callar.
-Esa es la base . Yo oigo lo que hablan, cuando salen, lo que se escucha en el autobús... Tienes que oír, ver y callar. Eso se tiene que quedar ahí y es la forma de que tú no interfieras en nada. Ni con los entrenadores ni con los jugadores. No puedes ir contando cosas ni historias. Al contrario, omitirlo. Si te preguntan si estabas tú en una conversación, decir: «No, la verdad que no».
-¿Ha dado muchos consejos?
-Joer, pues claro. Sobre todo cuando vienen nuevos jugadores, y a los jóvenes, que les tienes que aconsejar porque a esas edades es todo muy complicado. He visto crecer a Jonathan Valle, Iván Marcano, Canales... Y cuando llegan, lo primero que les digo es que tengan la mente despejada y que no se acojonen. Si te llaman para el primer equipo, es un premio y si te bajan no es un castigo. Sigue trabajando igual, de buen compañero y todo irá bien. Si tienes paciencia, te saldrá. El caso más reciente es el de Mantilla, que le subieron, le bajaron, le mandaron al Laredo. Y ahora, ahí está.
-¿Con qué presidente ha tenido más 'feeling'?
-No es porque esté ahora, pero Manolo, con mucha diferencia.
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