
La historia de la cruz del pico Buciero
Santoña ·
El santoñés Francisco Clavero 'Paqui' construyó y pagó la estructura y contó con la ayuda de su hijo Curro y los amigos de éste para subir las piezas al monteSecciones
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Santoña ·
El santoñés Francisco Clavero 'Paqui' construyó y pagó la estructura y contó con la ayuda de su hijo Curro y los amigos de éste para subir las piezas al monteEl pico Buciero ha perdido su imponente cruz. El temporal del pasado fin de semana tumbó la gran estructura de acero que coronoba el monte de Santoña desde hace treinta años. Desde el Ayuntamiento, el alcalde Sergio Abascal, ha mostrado su intención de volver a colocarla pues constituye todo un símbolo. El primer paso será acercarse hasta el pico para evaluar de cerca los daños que presenta la cruz con el fin de determinar si se puede aprovechar y, en ese caso, si lo que más conviene es restaurarla, soldarla o reforzarla. «Nos acercaremos a ver cómo está pero, por supuesto, algo haremos, no sé si con voluntarios o contratando alguna empresa o ambas opciones. Estudiaremos la fórmula».
Con quien va a hablar directamente el regidor, es con el vecino Francisco Clavero Sedano 'Paqui'. Pues fue él quien construyó y financió la estructura que se colocó el 30 de abril de 1989 en lo alto del Buciero. El historiador local, recientemente fallecido José Luis Gutiérrez Bicarregui, sacó a la luz en la contraportada de este suplemento la historia de esta cruz, desconocida por gran parte de los santoñeses.
La estructura tiene una altura de 7 metros y una anchura en los brazos de cuatro. No fue la primera que se puso. Anteriormente el propio Paqui colocó otras dos en el mismo lugar. La primera se enclavó el 15 de agosto de 1983. Era rústica, formada por dos largos y gruesos palos, y por ello no duró mucho, y los jóvenes no la recuerdan. Al cumplirse tres años, el 15 de agosto de 1986, se colocó otra segunda, que era de aluminio, pero al ser su punto más débil la base de sujeción, acabó cayendo ladera abajo, después de tres años.
Estos antecedentes obligaron a Paqui a hacer una tercera cruz grande, duradera, formada por piezas para facilitar su transporte, para luego montarlas sujetándolas con espárragos, tuercas y tornillos como si fuera un mecano.
Se colocó el 30 de abril de 1989, y ha presidido el Buciero durante 3 décadas y siete meses. La cruz está formada por tubos de acero que son pares, de 80 por 80. Entre ellos, y con el fin de dar anchura a la cruz, están colocadas chapas de polipropileno, que fueron previamente barrenadas para ofrecer menos resistencia al viento. El pie tiene doble chapa, formando dos caras, y los brazos una sola.
Para subir las piezas de la cruz y los materiales, Paqui contó con la pandilla de su hijo Curro. Hasta el fuerte de Napoleón utilizaron un vehículo prestado por el Ayuntamiento. De allí al pico Buciero, se intentó utilizar un asno para transportar las piezas pequeñas, pero a poco de iniciar el camino el animal se negó a seguir. Es por ello, que no les quedó más remedio que cargar con todas las piezas, grandes y pequeñas, a hombros, lo que supuso un colosal esfuerzo dado su peso. Además, los materiales para la base de la cruz (cemento, guijo y arena) fueron transportados en mochilas.
Varios días antes habían dejado medio barril de plástico, de los utilizados por las conserveras, para hacerse de agua de lluvia para la obra de albañilería, de la base. Ésta se hizo de hormigón, siguiendo las instrucciones de Luis Muñoz Sarabia, y anclando en ella dos dobles tés, que servirían para hacer bascular la cruz, en las proximidades de la base.
Una vez depositado casi todo el material en el pico, hubo que montar guardia para su custodia. Lo hicieron los más jóvenes de la expedición, entre ellos una única niña, Cristina Clavero, de 10 años y, según dijeron, se lo pasaron muy contentos pernoctando en una tienda de campaña en aquella altura de 367 metros.
Al día siguiente, una vez formada la cruz, se la hizo bascular para ponerla en pie con la ayuda de un fuerte tirante de acero, que quedaría luego fijado por la base sirviendo de anclaje por la parte posterior. También se fijó el otro extremo, en forma de U, después de deslizarse por los tubos, junto a la cruceta de la cruz, al elevar ésta.
Igualmente se procedió con los dos cables de acero que amarran los extremos de los brazos al suelo, para amortiguar vibraciones (hoy desaparecidos). En un principio fue pintada de blanco, luego de negro y finalmente de blanco fluorescente, resplandeciendo más, según la diera el sol.
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