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l rapero A$AP Rocky, pendiente de la sentencia en Estocolmo. AFP
Lío diplomático a ritmo de rap

Lío diplomático a ritmo de rap

El juicio a A$AP Rocky por agresión en Suecia provoca tensiones y un boicot comercial tras las intervenciones frustradas de Trump

daniel franco

Domingo, 4 de agosto 2019, 10:37

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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha lamentado públicamente la «nula capacidad de acción del primer ministro sueco, Stefan Löfven», para intervenir en el caso del rapero neoyorquino A$AP Rocky (Rakim Mayers es su nombre real), detenido en Estocolmo el 3 de julio por agresión con agravantes tras un enfrentamiento en la calle con un refugiado afgano de 19 años. «Las leyes se aplican para todos y por igual. La intervención política está prohibida», zanjó el exprimer ministro sueco y copresidente del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores Carl Bildt.

La reacción en América no se ha hecho esperar. Donald Trump acusa al mandatario de «decepcionar a la comunidad afroamericana», mientras los compatriotas raperos de A$AP Rocky no cesan de animar al boicot de marcas suecas como Ikea o Absolut Vodka. La guinda la ha puesto una mujer, arrestada en Washington, que irrumpió en la embajada sueca al grito de «¡liberen a A$AP Rocky!», antes de amenazar con hacer volar las instalaciones. Los ánimos están caldeados, pero la justicia sigue su curso. Natalie Sial, portavoz del Ejecutivo sueco, dejó claro que «el proceso proseguirá por los cauces legales con total naturalidad y sin intervención extranjera». El Gobierno de Estocolmo no dudó en rechazar la fianza ofrecida por Donald Trump a cambio de la libertad del detenido.

La primera sesión del juicio comenzó el martes. Se analizaron las pruebas incriminatorias, desde fotografías del joven afgano, con moratones y heridas de arma blanca, hasta vídeos en los que se distingue al rapero arrastrando al chico antes de darle puñetazos junto a otras tres personas.

En la segunda jornada, celebrada el jueves, el acusado alegó que había actuado en legítima defensa. Ayer fue el turno de los testigos presentados por el abogado de A$AP Rocky, que relataron que el músico no hizo uso de «ningún objeto punzante, ya fuera un arma blanca o una botella rota». Aseguran también que se recurrió a una «violencia proporcionada». El fiscal sueco, por contra, echa por tierra el argumento principal del cantante: «Karim Mayers no se encontraba en una situación de peligro inminente que justificara su reacción». Y en todo caso, añade, los guardaespaldas de una celebridad como él deberían ser capaces de recurrir a otros medios «distintos a una paliza».

El caso está listo para sentencia. Mal que le pese a Trump, que ha vuelto a intervenir. Mandó una carta a los fiscales en los siguientes términos: «Quiero que Rocky y compañía sean puestos en libertad y alojados en un hotel».

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