Conmoción en Comillas tras la muerte de una vecina de 32 años en Indonesia
La Parroquia de Ruiseñada acogió este sábado el funeral de Raquel Sarabia Fernández, que residía desde hacía cinco años en Yakarta
Ha sido el funeral con mayor asistencia que se recuerda en Ruiseñada. Nunca antes la Policía Local de Comillas había acudido al lugar para gestionar ... el tráfico y el acceso de las personas. Cerca de doscientas se acercaron esta tarde de sábado a la parroquia del pueblo para despedir a Raquel Sarabia Fernández, de 32 años y fallecida en Yakarta el 21 de julio cuando daba a luz a su tercer hijo. «Ha sido algo muy trágico», contaba uno de los que la conocían. «Era del pueblo de toda la vida, de nuestra quinta. La conocíamos mucho y aún cuesta creer lo que ha pasado», revelaba.
Era un parto de riesgo y se complicó. «La recién nacida sobrevivió pero a ella no pudieron sacarla», revelaba otro de los presentes en un funeral que movilizó a todo un pueblo. Hubo gente de toda la zona. Familiares, amigos y conocidos asistieron para despedir a la joven que hacía cinco años se había trasladado a vivir a la capital de Indonesia acompañando a su marido, que trabajaba para Repsol.
«Era muy, muy buena chica. Una mujer muy normal que nunca tuvo un problema con nadie», confesaba uno de sus amigos. Uno de tantos que este sábado se fundieron en abrazos para consolarse en un momento crudo. La gran asistencia de personas fue posible también por el tiempo en que se ha tardado en repatriar el cuerpo. La llamada con la mala noticia llegó el pasado lunes 21 a las cinco y media de la tarde. Uno de los vecinos, que estaba allí con el padre de Raquel cuando le comunicaron lo sucedido, aguantaba la emoción cuando llegó el féretro. El sacerdote salió a la calle para recibirlo y allí pronunció un rezo en compañía de la familia, entre la que se encontraban los dos hermanos de Raquel.
Luego, mientras la Policía Local de Comillas organizaba la entrada y salida de vehículos al entorno de la iglesia para evitar problemas con las personas que estaban ocupando la carretera, muchos de los presentes accedieron al templo, pero otros tantos se vieron obligados a seguir la misa desde fuera porque en un espacio tan pequeño no hubo lugar para todos.
«Tenemos que aprovechar al máximo la vida», aseveró el sacerdote, «pero debemos tener claro que a todos nos llega la muerte. Debemos esperarla porque es algo consustancial a la vida; pero esperemos que no sea en el contexto trágico que nos toca vivir hoy». También agradeció a todos los presentes la asistencia a la ceremonia para despedir a Raquel, y para arropar a la familia «en estos momentos tan difíciles». Y elogió la «grandeza» de la fallecida para destacar su «capacidad de conectar con el resto, de regirse por la generosidad y de servir como un ejemplo para todos los demás».
Una vez finalizada la misa, la Policía Local gestionó las salidas de los vehículos que habían ocupado los arcenes de la carretera de acceso al pueblo.
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