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«Hay que apoyar a las empresas privadas y hay que pedir a éstas que se involucren en el mundo rural»

«Hay que apoyar a las empresas privadas y hay que pedir a éstas que se involucren en el mundo rural»

«Hay que innovar en productos y servicios, con un alcance más pequeño, vinculados a alimentación cercana de calidad, y servicios turísticos, gastronómicos y culturales»

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Lunes, 13 de julio 2020

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Luis Cubría Falla es 'abogado-economista' por la Universidad de Deusto y MBA del IESE. Es experto en estrategia y crecimiento empresarial y también realiza proyectos para administraciones públicas en los ámbitos del turismo, desarrollo industrial y emprendimiento, incluyendo en el sector rural y agroalimentario.

- ¿Cómo cree que va a influir la crisis del Covid-19 en el mundo rural? ¿Cree que habrá cambios en la forma de ver el entorno rural por parte de la sociedad en general?

La Covid-19 es una enfermedad que afecta negativamente a todo el mundo, si bien está haciendo que el entorno rural recupere protagonismo, con una naturaleza desbordada gracias al confinamiento y con una percepción de lugar seguro.

El teletrabajo va a aumentar y es posible que veamos un aumento de estancias en segundas residencias, en función de cómo evolucione la pandemia.

- ¿Qué le parece que se haya creado una vicepresidencia para abordar el reto demográfico?

Toda iniciativa para afrontar problemas tales como el envejecimiento de la población y la pérdida de oportunidades en la periferia, es positiva sin lugar a dudas. Si además este planteamiento se hace con un análisis estratégico y con recomendaciones como las que ha realizado la AIReF, creo que las posibilidades de éxito aumentarán.

No me gustaría ver una máquina de dar subvenciones. De hecho uno de los retos mayores es racionalizar la propia Administración Pública, y en el caso de los municipios, sería bueno un ambicioso plan de reducción para que los costes de personal no superen el 40 o 50% de su presupuesto… sino, ¿cómo van a ayudar a los vecinos si casi no pueden pagar sus propios gastos?

- ¿La repoblación es una oportunidad para mejorar la vida de las personas?

Más que repoblar hay que mantener la población y facilitar las oportunidades para la gente joven. Si conseguimos este objetivo, la repoblación se logrará por sí misma.

Hay localidades pequeñas que perdieron población simplemente porque esa mano de obra no se necesitaba. Un tractor y una cosechadora reemplazan a 50 o 100 personas, y eso no va a cambiar. En ese sentido hay que tener precaución y no poner la repoblación como un objetivo aislado, sin más, ya que el sector agrícola lo que tiene que hacer es aumentar la productividad, no reducirla.

El entorno rural debe ser lo suficientemente atractivo para atraer población, por eso es importante recuperar sectores que capten y seduzcan, que sean capaces de mantener a los que ya están y de interesar a otros segmentos de edad.

- ¿Las empresas privadas cree que deben tener un papel importante en este tema?

Las empresas son la única fuente de riqueza. Todo lo demás, Sanidad, Universidad, vienen detrás. Y las empresas si son privadas compiten más eficientemente que las públicas, así que por supuesto, hay que apoyar a las empresas privadas y hay que pedir a éstas que se involucren en el mundo rural.

En esta implicación destacan empresas de nuevas tecnologías o de productos y servicios avanzados, siempre que estén vinculadas a las necesidades del territorio.

- ¿Para usted que debería tener un Territorio Rural Inteligente?

Un Territorio, una ciudad, o una región, inteligentes, tienen una visión de hacia dónde quieren ir. Y eso les procura una pirámide de prioridades y una lista de actividades.

Un Territorio Inteligente no pone el carro delante de los bueyes. Por ejemplo se han visto municipios quejarse por la falta de empresas cuando no hay un urbanismo que lo permita. O las clásicas quejas de conectividad en pueblos donde no se puede aparcar.

Un Territorio Rural Inteligente tiene una dimensión adecuada, con un núcleo comarcal que tiene una escala suficiente para dar servicios públicos y privados de calidad a la población. Sus actividades económicas están diversificadas, con agricultura, industria agroalimentaria, otras industrias, comercio y turismo. Estos sectores conviven de forma ordenada y generan oportunidades laborales de forma que las personas tienen libertad en el mercado de trabajo. La Administración Pública está al servicio de los ciudadanos y es extraordinariamente transparente y honesta.

- ¿Cuál es, en tu opinión, el mayor obstáculo hoy en día para que la población pueda vivir y trabajar en los pueblos?

Hay una causa directa que es la falta de oportunidades laborales.

Hablar de esto es hablar de los problemas de España. Nuestra economía compite con las demás y después del 'milagro español' que duró cuatro décadas, de los 60 a los 90, (similar al de los coreanos), nos hemos quedado rezagados y estamos siguiendo un patrón algo tercermundista de concentración en grandes núcleos. Esto es algo que no ocurre en Europa, donde hay muchísimas Pymes y empresas medianas en poblaciones relativamente pequeñas.

- ¿Cree que ha llegado el momento de mejorar aspectos como la sostenibilidad, la digitalización y la innovación en el mundo rural?

Se ha avanzado muchísimo en todos esos ámbitos. Ahora existe una conciencia ambiental que no existía hace años. Pero hay que pedir a las Administraciones dar pasos medidos en las medidas medioambientales. Por ejemplo el coste de la energía ha aumentado mucho más que en otros países contra los que competimos, y con eso hemos quitado oportunidades de trabajo a los jóvenes y los no tan jóvenes. En los próximos meses vamos a afrontar un crecimiento de la fiscalidad en los combustibles para el transporte que puede afectar muy negativamente al mundo rural.

En digitalización se ha avanzado mucho. Ya en 2018 el 99,2% de los hogares en poblaciones de Cantabria de más de 100 habitantes tienen cobertura 4G, es decir, hay una conectividad altísima. El despliegue de teléfonos móviles es casi del 100% en personas que no son ancianas, así que el potencial es enorme. Los Ayuntamientos también se han digitalizado y lo hubieran hecho más si no fuera por su deficiente tamaño. En el año 2020 no es razonable que un permiso para hacer una hoguera urbana requiera una solicitud por escrito y recibir la autorización firmada a mano por el alcalde.

Sobre la innovación, yo veo dos caminos: por un lado hay que innovar para seguir aumentando la productividad del sector agrícola. En el sector lácteo generalista, por ejemplo, hay iniciativas como Agrocantabria que promueven actividades cooperativas, que buscan la profesionalización del sector y que deben enfocarse en aumentar la escala de las explotaciones y reducir el número de personas implicadas, para mejorar costes de forma continua.

Al mismo tiempo, hay que innovar en productos y servicios, con un alcance más pequeño, vinculados a alimentación cercana de calidad, y servicios turísticos, gastronómicos y culturales. Un ejemplo que me encanta es el del Museo de la Real Fábrica de Artillería de la Cavada, que ha dado un nuevo interés turístico a esa localidad trasmerana.

Los dos tipos de innovación conviven y hacen más viable a ese territorio.

- Por las consecuencias del Covid-19, ¿qué retos observa que se plantean en esta nueva situación?

En términos económicos volvemos a la casilla de salida de 2008, y eso significa que van a prosperar los negocios basados en el low cost, como ocurrió con Inditex o Mercadona. Al tiempo se van a mantener actividades muy premium ya que la crisis provoca una polarización de la riqueza y del consumo.

Confieso que veo pocas oportunidades en la crisis del Covid, en la que por cierto se ha renunciado al uso de las nuevas tecnologías. Una recomendación sería mantener un alto nivel de concienciación sanitaria para no perder atractivo turístico, y dentro de éste volver al mercado internacional en cuanto sea posible y seguro.

Creo que también existe una oportunidad para rediseñar los servicios de atención a las personas de más edad, logrando una optimización de costes que permita digerir la pérdida que vamos a sufrir con la nueva financiación autonómica.

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