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Luis Palomeque
Trabajadores de Sadisa comienzan una huelga indefinida por el cambio en la contrata del traslado de piedra en Solvay

Trabajadores de Sadisa comienzan una huelga indefinida por el cambio en la contrata del traslado de piedra en Solvay

La constructora termina con la concesión para el traslado de piedra hasta la planta de Barreda y la nueva adjudicataria rompe a última hora el acuerdo alcanzado con Sadisa y los trabajadores afectados

Jesús Lastra

Santander

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Jueves, 28 de diciembre 2017, 10:43

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Cerca de treinta trabajadores del Grupo Sadisa iniciaron esta mañana una concentración ante los accesos de la fábrica de Solvay en Barreda y una huelga indefinida tras concoer la notificación por parte de la compañía de dar de baja a 24 de ellos el próximo 31 de diciembre al expirar la concesión que la constructora tenía para transportar piedra caliza desde el Polígono de Barros hasta la planta de la química belga y romperse a última hora el acuerdo laboral en que se venía trabajando con la nueva concesionaria, Cuevas Gestión de Obras, que asumirá la actividad desde el 2 de enero.

La huelga afecta a los 26 trabajadores de la firma Sadisa y en caso de no llegarse a un acuerdo haría peligrar el abastecimiento de materia prima a la planta de Solvay, que consume piedra caliza para sus producciones.

El motivo del cisma, que ha vivido al menos dos capítulos en el Organismo de Resolución de Conflictos Laborales (Orecla), pasa por que Sadisa entendía que el personal afectado por el servicio debía quedar subrogado a la nueva adjudicataria. Ésta, según los damnificados, aspira a incorporar a algunos de los empleados como nuevos trabajadores y en otras condiciones, cuando de media ostentan una antigüedad de 15 años. No obstante, desde Sadisa sostienen que ha sido precisamente Cuevas quien ha roto el acuerdo que se había alcanzado, que consistía en que la primera mantenía a 15 empleados del servicio, los cinco más veteranos más otros diez que iban a ser recolocados en otros departamentos, y la nueva concesionaria subrogaría a otros diez.

En esos términos acabó una primera cita en el Orecla el pasado día 22. Ayer se celebró un nuevo encuentro en que los trabajadores iban a definir quiénes daban el salto a la nueva compañía. Sin embargo, según abunda Sadisa, Cuevas se echó para atrás y propició la huelga del personal que ha arrancado hoy.

En nota de prensa, CC OO denuncia que este contrato, «ventajoso para Solvay y que tira por tierra los derechos de los trabajadores«, se vincula al convenio colectivo del Transporte y «rebaja los salarios de los trabajadores en 3.800 euros anuales, respecto al convenio de la Construcción, que era el que aplicaba hasta ahora».

Según explica el comité de huelga, la piedra caliza que trasladaba Sadisa es «materia prima» para el complejo de Barreda. Unos trabajos que ocupan a una media de 20 camiones al día, que realizan varios viajes por jornada. Según las mismas fuentes, con el parón en el servicio, Solvay tendrá suministro almacenado como mucho para tres días, aunque desde el comité de la química amplían ese plazo a unas cinco jornadas. En la zona trasera del recinto, en las inmediaciones del Puerto de Requejada, varios camiones estaban aparcados a primera hora de la mañana también en señal de protesta.

El portavoz de la plantilla y delegado comarcal de CCOO, Guillermo Moral, ha asegurado que la negociación de los contratos «ha generado muchos problemas» desde el principio, en especial como consecuencia de que Cuevas presentó una oferta «a la baja» para poder adjudicarse el contrato de transporte de la piedra de Solvay para poder arrebatar la concesión a Sadisa. Ha avanzado que la convocatoria de huelga irá acompañada a partir del 2 de enero del bloqueo en las entradas de piedra caliza en el complejo de Solvay, lo que podría hacer peligrar la normal producción de la planta.

Por su parte, el sindicato USO en la planta de Solvay ha culpado a la empresa del problema surgido con la contrata del transporte de piedra desde la cantera de San Felices a la fábrica, problema que a su juicio «es el resultado de una política basada en el recorte de costes y en la precarización del trabajo».

Para USO, resulta «inaceptable» que la renovación de contratas «suponga permanentemente el despido de los trabajadores que han venido trabajando para Solvay durante décadas» y que la nueva política de la empresa «consista en tratar a las contratas como 'clínex' de usar y tirar».

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