La eurozona se da cinco años para completar la Unión Bancaria

Lo primero, conocido como la reforma del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), venía precedido de un 'ok' provisional en junio y muchos meses de trabajo técnico. En definitiva, tan rodado que se daba por hecho que los líderes iban a tener encima de la mesa el proyecto la próxima semana, en su última cumbre del año, para darle el ´si' definitivo. Pero no podrán. A cambio recibirán una carta en la que se les informará de los «progresos» logrados y la estimación de que el lacre final (solventadas cuestiones, de «naturaleza jurídica») puedan ponerlo en el primer trimestre de 2020.

Y es que Italia ha pedido por sorpresa demorar el proceso porque a los nuevos socios de su Gobierno (el Movimiento Cinco Estrellas y el Partido Demócrata de centroizquierda) no les encaja algunos aspectos del mecanismo, fundamentalmente los relacionados con que el rescate vaya condicionado a que la deuda del Estado sea sostenible. E Italia lastra la segunda más alta de la UE, cercana al 136%.

El segundo objetivo que se habían marcado los ministros de Economía y Finanzas en el Eurogrupo de esta semana es cierto que venía más cogido con alfileres. Después de que Alemania acabara hace un mes con cuatro años de bloqueo al EDIS, como se conoce por sus siglas en inglés al fondo de garantía de depósitos, la idea era definir una especie de hoja de ruta. Pero no se ha logrado. La condición de Berlín de vincular ese fondo a la eliminación de los incentivos que tienen los bancos para adquirir deuda soberana, respaldada por Francia, no la comparten ni la propia Italia ni tampoco España y otros países del sur. Conclusión, habrá que esperar.

La reunión fue larga. Arrancó el miércoles a eso de las tres de la tarde con varios asuntos, entre ellos, el seguimiento de los programas de rescate de Grecia, Chipre o España. Y terminó a las 23.57 sin ninguna explicación oficial hasta este jueves. Mario Centeno, presidente del Eurogrupo, comparecía pasadas las diez de la mañana para confirmar que había «un acuerdo de principio» sobre la reforma del fondo de rescate, pero, añadía, que «los debates nacionales aún deben concluir. La discusión seguirá en enero».

Y respecto al fondo de garantía de depósitos evidenciaba el paso lento. No había plan de trabajo «porque no recibió aprobación, pero hemos tomado buena nota de las contribuciones diferentes de los grupos de trabajo». «No se busca una conclusión rápida», agregaba. Hay tiempo «hasta que concluya el actual mandato»; los cinco años del nuevo ciclo institucional que arrancó el pasado domingo, con la entrada de Ursula Von der Leyen en la presidencia de la Comisión Europea. Paolo Gentiloni, el comisario elegido por la alemana para el área de Economía, simplificó con un «algo es algo» que el EDIS siga vivo en el debate pese a «las diferencias».

«La puerta ha estado cerrada muchos años y se ha vuelto a abrir. Tenemos la posibilidad de colocar durante los próximos cinco años la tercera pata al taburete», añadía Gentiloni en referencia a ese fondo de garantía de depósitos que es la última pieza pendiente de la Unión Bancaria. Las otras dos llevan tiempo colocadas: la supervisión conjunta de las entidades más grandes de la eurozona, a cargo del Banco Central Europeo (BCE), y el Mecanismo Único de Resolución (MUR), que es el que garantiza la resolución ordenada de los bancos en graves dificultades sin que se tenga que recurrir al dinero de los contribuyentes.

Y esa perspectiva positiva marcó también la valoración de la ministra de Economía en funciones. Nadia Calviño dijo estar «satisfecha» porque hace apenas 18 meses el fondo para los depósitos bancarios era casi un asunto tabú; «algo que se consideraba imposible que pudiera entrar en la agenda» por el bloqueo alemán. Insistió en que «hoy estamos más cerca»; que el objetivo se puede lograr antes de 2024 y que el proceso será «largo y complejo porque exige incluso reforma de sistemas de liquidación de entidades financieras y eso es derecho Mercantil y Civil de los países».