Los socios aprovechan la corrupción para poner en la diana al «régimen del 78»

A su juicio, la «porquería supura por todos lados» en el PP y PSOE, a los que ha situado al mismo nivel. «Ahora se entiende que hace seis meses pusiéramos sobre la mesa una cuestión de confianza», avisó este miércoles en una entrevista en RAC1. Esa posibilidad no está ahora en la agenda juntera. Tampoco dar apoyo a una moción de confianza de PP y Vox. Junts pide al presidente del Gobierno que concrete cómo va a combatir la corrupción y sobre todo cómo va a cumplir los acuerdos de investidura, la carpeta catalana con la amnistía de Carles Puigdemont a la cabeza, además del reconocimiento del catalán como lengua oficial de la UE, la delegación de las competencias de inmigración a la Generalitat y el concierto económico. Y que quede claro, ha avisado: «Junts no mantiene a nadie».

Sobre Santos Cerdán como interlocutor, dijo que les es igual a quien designe el presidente del porque todos son unos «trileros» y unos «mentirosos». Los junteros registaron este miércoles, además, su enmienda a la totalidad a la propuesta de rebajar la jornada laboral aprobada por el Gobierno, haciendo casi imposible su aprobación en el Congreso.

Por su parte, la portavoz de EH Bildu en el Congreso, Mertxe Aizpurua, y su homólogo en el Senado, Gorka Elejabarrieta, se reunieron este miércoles con el presidente en el Palacio de la Moncloa. Allí le trasladaron la necesidad de actuar «con toda la contundencia», adoptando medidas contra los presuntos casos de corrupción que, creen, deberán ir acompañadas de «propuestas concretas y efectivas para avanzar en la cada vez más urgente regeneración democrática».

Más meridiano en esta estrategia había sido el día anterior el coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi, que pidió «un cambio de pantalla» al PSOE, al que advirtió que serán «muy exigentes en la depuración de responsabilidades». «O levantamos las hipotecas del 78 o realmente esto no se va a sostener», zanjó.

La estrategia de deslegitimación de la «calidad democrática» en España para conseguir objetivos político, ya fue usada por Podemos incluso en los tiempos en los que Pablo Iglesias era vicepresidente segundo del Gobierno.Su líder actual, Ione Belarra, demandó el pasado 6 de diciembre, aniversario de la Carta Magna, una nueva Constitución para «acabar con el régimen del 78».

En pleno proceso de rearme electoral, la dirigente morada considera que estos supuestos casos de corrupción de su antiguo socio de coalición «son disolventes progresistas»y este miércoles volvió a arremeter contra el «bipartidismo», al que su formación considera parte «del problema». «La corrupción es un mal sistémico del régimen del 78. Ya no sirve pedir perdón ni quitarse unos para ponerse otros», criticó su diputado Javier Sánchez Serna.