Un hospital con el sello Disney
Manuel Fuentes González decora con sus dibujos las áreas infantiles de Valdecilla
Ana Rosa García
Domingo, 26 de marzo 2017, 07:53
Hace años que tuvo que colgar los lienzos y el caballete para ganarse el sueldo a base de pinceladas de brocha gorda, pero cuando se ... jubile, en apenas un año, podrá presumir de haber dejado la huella de su arte en el nuevo Valdecilla y de haber animado la estancia hospitalaria de los más pequeños. Él es Manuel Fuentes González, el pintor de Valdecilla, que lo mismo luce y blanquea las paredes de una habitación por la que pasan cientos de pacientes al año que plasma a todo color la fantasía de los personajes de Disney en los pasillos de la planta de Pediatría su última creación.
Su catálogo de murales, que contribuyen a hacer más acogedoras estancias por lo general frías a la vista de los niños, empezó en la antigua Residencia. "En 2012, me encargaron pintar la planta de Pediatría de colores alegres. Fue entonces cuando una de las profesoras del aula hospitalaria, que sabía que yo también pintaba cuadros, me propuso hacer un dibujo la sirenitaDos años después, con Ferrovial a cargo del servicio de mantenimiento del hospital, destinaron un antiguo despacho como sala de juegos y me pidieron decorarla". El protagonista principal de la escena era el oso Winnie de Pooh convaleciente, rodeado de sus amigos, mientras el búho ejerce de médico. "Me pareció que la escena iba muy acorde con el emplazamiento".
También la planta de Hematología infantil la décima del 2 de Noviembre lleva el sello de Fuentes. Aladín y Blancanieves son algunos de los personajes que decoran las paredes que a diario contemplan los menores que se enfrentan al cáncer. "Me gustan este tipo de dibujos porque por muchos años que pasen, hasta los más pequeños los reconocen", explica. Fuentes admite que tuvo que adaptarse "a pintar paredes, en lugar de cuadros, por cómo está la cosa. En el año 2000 hice un curso de empleo en el Ayuntamiento, después cogí una vacante en el hospital y llegué al servicio de mantenimiento". Comparte la habilidad con el pincel con su hermano mayor: "A él le fue mejor que a mí, porque se dedica a ello. Yo en los años setenta vivía de los cuadros. Exponía en la sala de la Caja de Ahorros, que era gratis, y con la venta tenía asegurado medio año". Pero la vida de artista bohemio no es compatible con la de padre de familia, así que "tuve que buscarme la vida". Además de cultivar una huerta y trabajar reparando televisores, "cuando eran en blanco y negro", presume de sus dotes como comercial, actividad a la que se dedicó durante años. "Decían en los videoclubs: ¡Qué viene Manolo, cómprale todo el lote de películas y que se vaya! Era muy pesado, pero vendía muy bien".
"Anima a los niños"
De su experiencia en el hospital, destaca que "los niños son muy receptivos, al principio te miran como un bicho raro cuando te ven pintando la pared, pero enseguida me preguntan qué hago. Y al que se me queda mirando le busco yo la lengua. Al final, a todos les hago coger el pincel. A ellos les gusta y yo disfruto mucho". Incluso admite que de más de uno ha acabado haciéndose "amigo". El pintor apuesta por mantener este tipo de iniciativas, que "ayudan a los niños a olvidarse un poco de dónde están, les anima, sobre todo a los de larga estancia". Sin embargo, a renglón seguido apunta que "tampoco hay que llenarlo demasiado, no puede haber más dibujos que pared".
En la tercera planta de la torre D, que acoge la hospitalización pediátrica, "falta algún detalle más, y también nos han comentado si podemos decorar las consultas de Pediatría". Proyectos de futuro impresos de buena voluntad, porque esta faceta "no está incluida en el contrato con Ferrovial, aunque tengo que destacar la estupenda colaboración que hay entre el hospital y la empresa". A ratos libres va introduciendo con sus pinceles el mundo de Disney en Valdecilla. Nemo y Dory junto a los ascensores y la familia del Rey León y los Aristogatos en el pasillo central, junto al control de Enfermería.
"Es como hacer un cuadro, se dibuja a carboncillo y se le da dos manos con una pintura especial satinada, que vale para interior y exterior". Es la misma con la que pintó en 2003 en la calle Alta, junto a Chema Román y los alumnos de la Escuela Taller de Santander, el mural diseñado por José Ramón Sánchez inspirado en la novela Sotileza, de José María de Pereda. "Se cae antes la pared que la pintura", bromea. Su primera obra fue la del Colegio Menéndez Pelayo las antiguas escuelas verdes, una fuente italiana en un mural de cinco metros de altura. Últimamente le han trasladado una idea con toque cántabro para las nuevas Urgencias pediátricas: dibujos inspirados en los animales de Cabárceno. "No me importaría venir después de jubilarme a seguir haciendo murales. Creo que esto es algo necesario en los hospitales por el bien de los niños, es muy bonito ver sus reacciones".
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