Cuántos cuentos
Todo el que triunfa ha tenido que desplegar grandes dosis de esfuerzo y trabajo
Antes de nada quiero manifestar que disfruto la vida, acepto sus reglas de juego, me encanta el contacto con otras personas y me gusta superar ... retos y dificultades. Vivo la vida plena, con toda la intensidad que mi personalidad me facilita. Dicho lo cual, quisiera llamar la atención sobre un grave riesgo de un mundo de tanto confort, como el que vivimos. El riesgo radica en que hay muchas personas, demasiadas, las que aún no han llegado a la madurez vital, que se engañan con la falsa imagen de las personas de éxito 'fácil'. Esto sucede cuando nuestra mirada se posa sobre la imagen que proyectan las personas notorias (youtubers, actores, deportistas de élite, empresarios del IBEX, famosos de revista de corazón y políticos mediáticos) que aparentan llevar una vida fácil, rodeada de lujos, cámaras y fácil vivir. Estos personajes, en su relato de vida, pudieran dar a entender que somos tontos si no nos aventuramos a conseguir lo que ellos han logrado. Sus vidas parecen cuentos con un eterno final feliz, que nunca se acaba. El glamour de estos personajes se nos presenta lleno de logros sin aparente esfuerzo, cuando lo que hay detrás del escenario es esfuerzo, lucha, sudor y enjuague de las pérdidas parciales antes de cada pequeña victoria mediática. Seguro que habrá personas a las que estas vidas de cuento les inspiren a tratar de conseguir el «fueron felices y comieron perdices», pero son una gran mayoría los que tras múltiples intentos se frustran al no conseguirlo y toman el camino fácil de las satisfacciones momentáneas con alcohol, drogas o sexo, tiritas de ánimo para seguir viviendo. La peor parte del cuento es que si nos lo creemos llegaremos a tomar una actitud de vida regalada, tal y como así aparenta suceder y rechazaremos el esfuerzo que cuesta conseguir cada peldaño que subimos en nuestra escalera de progresión y evolución. Aparecen en la mente de muchos jóvenes sensaciones tales como: ¿Para qué estudiar? Seguro que ser modelo es muy fácil; jugando al fútbol llegaré a ser como Messi o Ronaldo; mis padres viven muy bien (buena casa, buen coche) y, la verdad, tampoco me parece que se maten a trabajar; soy muy popular en el instituto, seguro que conseguiré todo lo que quiera; mi sueño es vivir de las redes sociales como fulanito o menganita.
Todo el que triunfa (si triunfar es conseguir éxitos materiales visibles) ha tenido que desplegar grandes dosis de esfuerzo y trabajo. Nadie regala nada y si nos viene regalado, no le miramos ni el diente ni lo que siente. ¿Cuántos cuentos nos tenemos que creer para llegar a entender que la vida no es tan de cuento y que los cuentos, cuentos son?
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión