Doble vida
El mayor engaño que podemos hacer con unos y con otros
Lo acabo de comprobar en la hemeroteca, el recuerdo que tengo de un millonario estadounidense del que en 2003 se supo que durante 30 años ... había llevado una doble vida manteniendo dos hogares; uno como Douglas S. Cone, dueño de una empresa de construcción y otro como Donald Carlson, benefactor social en obras de caridad y eventos sociales. Mantuvo dos familias, con hijos en ambas, viviendo en dos mansiones separadas 30 km la una de la otra.
Creo que pocos soportarían este estrés de vida tan prolongado y muchos no lo querríamos por nada del mundo, es una doblez que acaba por pasar factura cuando se evidencia y en la salud física y mental, en cualquier momento de la vida. Pero, sin llegar a estos extremos, hay personas que son capaces de mantener una doble vida sin aparentes consecuencias en las dos. Me estoy refiriendo a quienes se muestran de un modo en un entorno y de otro, a veces completamente distinto, en otro. Siempre he mantenido que cuando una persona es de una manera en su entorno privado-familiar y es de otra, completamente distinta en el entorno laboral-social: «Houston tenemos un problema». Y es un grave problema pues en uno de los dos ámbitos esa persona no es como realmente es en su fuero interno. Salvo problema psiquiátricos de doble personalidad, las personas tenemos sólo una identidad y si la ponemos de manifiesto de diferente manera en unos ámbitos de otros, esto genera una tensión que es difícil de mantener en una situación personal equilibrada. No es posible que la misma persona sea simpática, amable, entrañable y confiada en un entorno y lo contrario en otro ¿de quién se defiende? ¿Por qué intenta simular o engañar? ¿Qué circunstancia le «obliga» a comportarse de modo tan diferenciado? Por ejemplo los niños/adolescentes que en casa son demonios (válgase la expresión ilustrativa) y en el colegio son ángeles o viceversa; el empleado que en casa es un cielo y en el trabajo un infierno; el empresario que es un Hércules en el trabajo y una piltrafa en su casa; el novio que conquista y simula ser lo que no es y luego regresa a su realidad, con la que no conquistaría ni un metro cuadrado de tierra.
Desde luego que llevar una doble vida complica al triple nuestra existencia, favorece determinados comportamientos psicóticos y perjudica a unos para beneficiar a otros. Esto es como cuando los vecinos de un asesino maltratador, ante las cámaras de TV dicen «era una persona muy amable y tranquila».
Personalmente recomiendo tener la valentía, fortaleza, entereza y seguridad de ser uno mismo ante cualquier entorno, persona o circunstancia. De hecho la doble vida es el mayor engaño que podemos hacer con unos y con otros.
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