El todo

Pasados los años, he tardado, también he descubierto que esto mismo sucede con cualquier actividad humana y de la propia naturaleza. Al final todo se engloba en un 'todo' único en el que todas sus partes están imbricadas y cualquier tecla que activemos podrá llegar a tener repercusión en lo que menos esperamos; un poco como el efecto Pigmalión.

Por eso cada acción tiene su reacción subsecuente. Por ejemplo, el tema de la guerra de Ucrania (con independencia de la dureza para sus gentes), se ha relacionado directamente con la carestía de la energía, la inflación en Europa y América, la cohesión de la UE o de la OTAN y, a buen seguro, muchas más reacciones que se van a ir produciendo como consecuencia de ese primer paso dado por la Rusia de Putin. Pero, como digo, lo mismo sucede en el plano personal de cada uno de nosotros. En mi caso, por ejemplo, el accidente que tuve con 18 años en la rodilla ha marcado un montón de sucesos «aparentemente inconexos» en mi vida y seguro que a ti te ha sucedido lo mismo con cualquier tipo de suceso que haya marcado tu vida. Es un poco como la mesa de un billar americano en la que cada movimiento del taco hacia una bola repercute en todas las demás, tanto las que están cercanas como las más alejadas, dentro del tablero de juego de la vida sucede algo parecido: todo está relacionado con todo.

Creo que es bueno reparar en esta idea de globalidad para saber que nuestros actos siempre, siempre van a provocar repercusiones indirectas en nuestra vida y, en muchos casos, en las de los demás. Y todo ello sin caer en la parálisis de no hacer nada porque no sabemos qué es lo que puede traer después. Tan sólo es tener la capacidad de observación para estar atentos a lo que hacemos y decimos y las consecuencias que pueden tener en nuestro entorno más inmediato.

Al final el todo se alimenta de todos nosotros, de nuestros actos y, en ocasiones, hasta de nuestros pensamientos. Seguramente el metaverso va a ser un buen ejemplo para poder observar y aprender de todo.