Vaivenes e incertidumbres a cuatro semanas de las urnas
Todo son dudas y claroscuros respecto al modelo socio-económico, más allá del éxito turístico, sobre la gestión del Gobierno de coalición y sobre las expectativas electorales de los partidos
Una abarrotada Semana Santa como prólogo de un verano con buenas perspectivas, con el plus del Año Santo Lebaniego que prevé atraer más de ... dos millones de visitantes, a pesar del arranque con opiniones divididas sobre la gestión y los contenidos. Por no hablar de la coordinación: el PRC organiza el evento y el PSOE acomete las obras del Desfiladero de la Hermida sin tomar medidas para atenuar las dificultades para entrar y salir de Liébana en estos meses.
Pero en fin, a falta de un modelo socio-económico identificable, el recurso más seguro y más próspero en Cantabria, ayer y hoy, es el turismo: un cheque al portador, incluso durante la mayor parte de la pandemia. El éxito turístico llama al optimismo general y propicia un caldo de cultivo favorable a quienes ejercen el poder cuando llaman a las urnas.
Todo lo demás está sometido a vaivenes, dudas y contradicciones. La tendencia del empleo cambia de un mes a otro, la teoría gubernamental de que Cantabria se defiende mejor que la media en los tiempos difíciles se tambalea con la crisis industrial, con el declive del sector primario y con los datos del PIB. No está claro si las infraestructuras del 'papeluco', o el Mupac y La Pasiega, progresan adecuadamente ni si el tren rápido con Bilbao estará operativo en 2040 por más que lo apoyen todos los partidos y también el Parlamento Europeo, mientras los récords de pasajeros y tráfico de mercancías del Puerto contrastan con la plusmarca nacional de los 60.000 cántabros en las listas de espera sanitarias… Por poner unos pocos ejemplos.
En este clima de incertidumbre aguardan las elecciones a un mes vista, con algunas otras incógnitas puramente políticas. Esencialmente, tres interconectadas: ¿Cuál será el impacto del ridículo episodio de los trenes que no caben en los túneles y de la indignante red corrupta en la Consejería de Obras Públicas. ¿Revilla mantendrá su acreditada potencia en las urnas o el electorado resolverá que su ciclo político llega al final? ¿El PP está en condiciones de recuperar el poder autonómico y municipal que ejerció en la legislatura 2011-2015?
Los populares se sienten razonablemente seguros de que serán el partido más votado el 28M porque así lo pronostican, y con contundencia, todas las encuestas, incluso las que publican los medios menos afines o directamente hostiles, pero son menos las que le conceden posibilidades de sumar una mayoría con Vox. Con el PRC irían sobrados, pero ese pacto se ve lejano.
O sea, el viento sopla a favor del PP, pero no es el 'tsunami' con el que en 2011 barrió en las elecciones generales, autonómicas y municipales. Inquieta eso que dice Alberto Núñez Feijóo de que en estos comicios de mayo el PSOE aguantará mejor que en las legislativas de fin de año. No está claro si es un ejercicio de prudencia o una estrategia para mantener la tensión, pero frena el entusiasmo de la tropa. No se sabe qué piensa Feijóo de cómo resistirá Revilla. El diputado del PP hasta anteayer, Lorenzo Vidal de la Peña, declara en su despedida que ve al líder regionalista de nuevo investido presidente, aunque el que fuera líder de los empresarios cántabros respira por la herida de su mala experiencia en la política a la que llegó nada menos que como número dos de María José Sáenz de Buruaga en 2019. Hay que saber irse, dicen en el PP y hasta fuera del PP.
El pronóstico de Vidal de la Peña habrá confortado a Revilla que hace frente con más presencia de ánimo que la media de su partido a la última y más difícil campaña de su larga carrera. En el triunfal 2019, el PRC captó 20.000/25.000 votos que no eran suyos, sino ganados sobre todo al PP. Esta vez se conformarían con perder sólo dos de sus 14 escaños y quedarse con los 12 diputados y 95.000/100.000 votos de siempre. Con menos botín empezarían los problemas, aunque hay sondeos que hasta con solo 9 diputados le sitúan en el Ejecutivo de coalición con el PSOE siempre que Unidas Podemos acuda al rescate como providencial tercero, igual que sucedió en 2015
Entre el optimismo contenido del PP y la preocupación del PRC, están la convulsión de Vox que supuestamente sube, pero a saber cuánto, y la incógnita del PSOE. No está nada claro para nadie cómo influirán la política nacional de Pedro Sánchez, la gestión socialista en el Gobierno regional y la calidad de los candidatos regionales y locales. El oficialismo de Pablo Zuloaga augura que tendrán un diputado más, de 7 a 8, y los críticos calculan uno menos, 6. No es descabellado pensar que el PSOE pueda recuperar al menos un poco de lo mucho que el PRC le ha ido sisando en los últimos 20 años, desde que en 2003 hicieron presidente de Cantabria a Revilla, pero lo esencial es que el PRC no se derrumbe y puedan reeditar la coalición una vez más.
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