Pedro Telechea
La pasada semana tuvo lugar en nuestra ciudad el festival Torre en Corto, una de las programaciones que ha mantenido su continuidad a lo largo ... de las distintas corporaciones. Un verdadero milagro, afortunadamente. Una edición, la vigésima cuarta, próxima a las bodas de plata, que tras el paréntesis de la Navidad nos abocará al Festival de Invierno, otra ya clásica tradición escénica en Torrelavega. La semana dedicada al cine, además de evocar una vez más a su creador, Américo Gutiérrez, y a su equipo –imposible no recordar a Alberto Solares–, tuvo un guiño artístico y sentimental al conceder el premio Demetrio Pisondera al realizador torrelaveguense Pedro Telechea. Justo reconocimiento a un apasionado del cine con una larga trayectoria no del todo conocida en Cantabria.
Toda su vida ha estado vinculada a la linterna mágica. Desde pequeño como espectador en los cines de Torrelavega. Así lo evocó citándolos, creo que melancólicamente, especialmente al Cine Club Besaya dirigido por César Rosino. Más tarde en Madrid, en su periodo de formación, trabajando al mismo tiempo como guionista, ayudante de producción y asistente de dirección en numerosos films. Ya de vuelta a casa, en la sucesión de cortometrajes, documentales, más su película 'El invierno de las anjanas'.
Sería larga la enumeración de todas sus filmaciones. Muchas de ellas están relacionadas con la historia de Torrelavega: la Sniace, las dedicadas a la Gimnástica y al Barreda y al icónico Mercado de Ganados. Más el espectáculo 'Los sueños que nos hicieron Torrelavega'. Estos días regresa de Barcelona donde ha trabajado como asistente de dirección en una película que se estrenará próximamente. El galardón otorgado es una buena oportunidad para poder ver estas creaciones poco conocidas o inéditas en un ciclo sobre su filmografía. Y una anécdota final: dar nombre a una nueva estrella en Serafín Escalante.
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