Arte y naturaleza se dan la mano. 'La Pasión según San Mateo' (1729) de Johann Sebastián Bach suena en el tocadiscos de la terraza, con ... emotivo y dramático acento. De Domingo de Ramos a Domingo de Resurrección, la luna de Nisán preside el cielo en la Semana de Pasión. Es Semana Santa.
En su raíz oriental, Nisán significa brote, comienzo, primavera. Es, por tanto, el nombre que recibe el primer mes del calendario hebreo-bíblico, correspondiéndose con marzo y abril en el calendario gregoriano.
Las lecciones de la infancia no se olvidan. Ni las lecturas con provecho. En el decimoquinto día del mes de Nisán, coincidiendo con el plenilunio, los judíos celebran la Pascua. Y en el Concilio de Nicea (325), convocado por el Papa Silvestre I y el emperador Constantino, se acabó determinando, tras acalorados debates, que fue el viernes previo al Sabbath, en que los judíos celebran la Pascua, cuando Jesús murió en la cruz. Y la resurrección, al tercer día.
De todo lo cual fue testigo la luna de Nisán. Luna llena de Semana Santa. La cual trae consigo, marcando estaciones, la pasión, muerte y resurrección de Cristo. Drama sacro que Gerardo Diego, poeta y cristiano, cristiano y creyente, tan hondamente versifica en su simpar 'Viacrucis'. De recomendable lectura en los tiempos de insania que corren.
Nacido aquí para el verso, el poeta santanderino vio su primera procesión, en calles que hoy ya no existen, iluminadas por la luna de Nisán. La que con dolida luz de plata iluminó el acrónimo INRI que Pilatos mandó grabar sobre la santa cruz.
Casi dos mil años después, el drama del Calvario se vivifica en Ucrania. Si la cordura existiera, los tronos procesionales de esta Semana Santa deberían adornarse sólo con pasionarias. Flor que universalmente simboliza los atributos de la Pasión. Allí, tan atrozmente generalizada.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión