El médico y la cebolla
Ya saben ustedes lo fácil que se organiza una disputa cuando se habla de la cebolla y la tortilla. No voy a mojarme, no ... soy tan ingenuo. Con o sin cebolla es una de las peleas más encendidas que se pueden acometer con mesa y mantel. Esta discusión y un vino de la casa en su adecuada temperatura y cantidad, es todo un privilegio vivirlo como el de tantas cosas nuestras.
Defendamos la cebolla. Es una legumbre bonita, fue buena compañía en la pandemia, se cultiva y cocina fácil y es barata, ¿quién da más? Pero cuando se habla de ella se le relaciona siempre con el llorar, incluso dicen que es tóxica ¿dónde estaríamos? ¿habrá más injusticia y menosprecio?
Pues algo así sucede con los médicos y los consultorios rurales y las listas de espera, se acuerdan especialmente de ellos en las pandemias o ahora en verano cuando están todo el año a pie de obra. Llega junio y los alcaldes se encuentran en sus pueblos apurados por la situación, cuando a lo mejor carecen de un lugar adecuado para el consultorio o el complemento del salario que merecen y el Gobierno regional también apurado por el presupuesto pero carece muchas veces de incentivos o contratos adecuados.
No es un tema de hoy. No es exacto que falten muchos médicos. Es que no se sustituyen con previsión y contratos dignos en sus vacaciones mientras sí se hace como es lógico con celadores, auxiliares y enfermeras, todos ellos muy dignos y preparados. Pero si falta el médico, no se engañen, ni se opera ni se pasa consulta y la solución no está en contratar o en formar médicos apresuradamente o sustituirlos por enfermería. Está en preverlo.
¿Sabían que el médico en los hospitales y en casi todo los consultorios rurales cuando vuelve de vacaciones tiene que atender a todos los citados mientras descansaba, además de los que le corresponden?. Pues ya lo saben.
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