La nueva normalidad

Según los expertos, no es realista pensar que el coronavirus va a desaparecer en los próximos meses, incluso aunque se logre una vacuna. Tampoco es realista creer que tendremos una vacuna perfecta a la que todos tendremos acceso. La historia demuestra que tenemos la capacidad de desarrollar una vacuna, y lo haremos. Cuándo lo conseguiremos es otra cuestión, así como la efectividad de la misma y su alcance, o qué fracción de la población mundial tendrá acceso.

El doctor Ghebreyesus ha llamado la atención sobre la relajación de las medidas de control en algunos países, que se ha traducido en la aparición de rebrotes y un nuevo aumento del número de casos de la COVID-19. Aun admitiendo que es difícil alcanzar un equilibrio con otros desafíos económicos, culturales e incluso sanitarios, el alivio de las restricciones debe de hacerse sin perder de vista los principios básicos: lavado frecuente de las manos, distancia social, uso de mascarilla, taparse al toser o estornudar y aislarse si se presentan síntomas de la enfermedad.

Insiste en que no hay atajos para salir de la pandemia, y que todo el mundo, líderes, gobiernos y personas individuales tienen que poner de su parte para romper las cadenas de transmisión. Si se quiere controlar la enfermedad y volver a la antigua normalidad, es fundamental reducir la mortalidad y suprimir la transmisión; para eso se necesita una comunidad comprometida y un liderazgo fuerte, que coordine las estrategias y las comunique de forma clara.

Tenemos que acostumbrarnos a la nueva normalidad, la de la mascarilla, la distancia social, los aforos reducidos y las restricciones en el ocio; son medidas que no se deben relajar mientras dure la pandemia y, como recalca el doctor Ghebreyesus, eso es imposible de determinar. Relajarse tiene un precio en vidas humanas que se suma al que ya hemos pagado, y todos debemos concienciarnos y cumplir las normas. Además, aunque esperar que llegue pronto la vacuna o que el coronavirus desaparezca no sea realista, tampoco es imposible: podemos seguir teniendo esperanzas.