La Filmoteca inicia la retrospectiva integral de Gutiérrez Aragón

Autor de fábulas y metáforas, la condición humana adquiere otras miradas a través del cine que firmó Manuel Gutiérrez Aragón. El cineasta, que abandonó la dirección hace más de una década y creció como narrador de novelas, regresa a Santander en la puesta de largo precisamente de la retrospectiva integral de su producción, que se va a proyectar en la Filmoteca de Cantabria y que comenzará con la película 'El corazón del bosque', una de sus películas más representativas de su filmografía. El acto tendrá lugar hoy viernes, a las 20.00 horas en la sede de la Filmoteca en Bonifaz. La retrospectiva contará también con una serie de sesiones especiales, caso de la cita en Torrelavega mañana, a las 19.30 horas con la proyección de 'Habla, mudita', y que contará con la presentación del director cántabro.

Nacido en 1942 en Torrelavega, el Premio Nacional ha llevado a cabo una larga y fértil carrera cinematográfica, así como en otras artes como la literatura. La retrospectiva, centrada en su labor como director (también es guionista de varias películas dirigidas por otros), abarcará desde su primer largometraje 'Habla, mudita' (1973) al hasta su último título 'Todos estamos invitados' (2007).

Una fecunda carrera que se ha visto premiada en numerosas ocasiones en festivales internacionales como Berlín, donde fue Premio de la Crítica con 'Habla, mudita', y Oso de Plata con 'Camada negra' (1977) o San Sebastián con la Concha de Oro para 'Demonios en el jardín' (1982) y 'La mitad del cielo' (1986), la cual también fue nominada a Mejor Película en los premios Goya de ese mismo año. Un Goya que obtuvo al Mejor Guión Adaptado por 'Jarrapellejos' (1988).

Además de su carrera como cineasta, cabe destacar su labor como novelista, por la cual ha llegado a conseguir el Premio Herralde.

Gutiérrez Aragón es, además, miembro de las reales academias de Bellas Artes de San Fernando y, desde 2016, de la RAE. El director de 'El corazón del bosque' reconoció cuando ingresó en la RAE que su vida ha estado unida siempre a las palabras y las imágenes, «pero solo la palabra es capaz de explicar aquello que se mueve», reconoció. Aunque puedan parecer mundos antagónicos, el mundo de la escritura y el cine tienen semejanzas, aunque operan con códigos propios. «En la lectura, el ritmo lo marca el lector; en el cine, el ritmo lo marca el montaje. Qué gran diferencia».