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Salud Pública recomienda el autoconfinamiento voluntario de los vecinos de Reocín ante la aparición de un brote en el municipio

Salud Pública recomienda el autoconfinamiento voluntario de los vecinos de Reocín ante la aparición de un brote en el municipio

La Dirección General solicita a las personas que hayan estado en el Bar Cuesta, en Cerrazo, entre el 11 y el 15 de noviembre, que se realicen las pruebas PCR y permanezcan en sus domicilios durante diez días

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Jueves, 19 de noviembre 2020, 17:45

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La Dirección General de Salud Pública ha recomendado el autoconfinamiento voluntario de los vecinos de Reocín con motivo de un brote de COVID-19 detectado en Cerrazo. Esta recomendación se ha adoptado ante la sospecha de que entre los clientes del Bar Cuesta y sus familias hay personas contagiadas por COVID-19 que no lo saben.

Para localizar estos casos y evitar la aparición de más contagios, desde la Dirección General de Salud Pública se ha solicitado que las personas que hayan estado en el establecimiento entre el 11 y el 15 de noviembre, se aíslen inmediatamente en sus domicilios y se pongan en contacto con el teléfono COVID 900612112 para solicitar cita previa para la realización de una prueba PCR.

Con independencia del resultado de esta prueba PCR, y para evitar los contagios, también se recomienda permanecer en el domicilio sin salir durante 10 días a contar desde el último con presencia en el local y evitar el contacto social.

La Dirección General de Salud Pública hace extensibles estas recomendaciones a cualquier persona que sea cliente habitual del establecimiento, o algún familiar suyo, y que presenten síntomas como dolor de cabeza, fiebre, dolor de garganta, tos, dificultad para respirar, perdida de gusto, perdida de olfato o diarrea o tengan algún indicio de preocupación.

El Ayuntamiento, en consonancia con la recomendación del Gobierno regional, ha publicado un bando municipal en el que resume estas indicaciones para tratar de frenar la expansión del virus en Reocín.

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Burbujas de convivencia

Dado que no existe el riesgo cero de transmisión de COVID-19, la Dirección General de Salud Pública recuerda el carácter esencial de la organización de las relaciones sociales en grupos de convivencia estable o burbujas de convivientes, para el control y prevención de la transmisión del coronavirus.

Desde el punto de vista epidemiológico una burbuja constituye un grupo de personas que se relacionan entre sí generando un espacio de confianza y seguridad. Los miembros de la burbuja solo pueden relacionarse sin mascarilla entre ellos y las burbujas no deben superar las 6 personas.

Estas burbujas de convivencia integran al grupo de convivientes y de personas con necesidades de cuidado del núcleo familiar o núcleo más estrecho de relaciones, aunque no vivan en el mismo domicilio. También podría incluirse a cuidadores o personas de apoyo imprescindibles para prevenir las consecuencias negativas del aislamiento social. Si algún miembro de esta burbuja presenta síntomas o se encuentra mal, todos los miembros del grupo de convivencia deben autoaislarse. Si un miembro de la burbuja se relaciona con otras personas sin protección la burbuja estaría rota y todos los miembros estarían en riesgo.

Casos similares

A comienzos del mes de septiembre, Santoña vio cómo se cerraban bares y restaurantes mientras los colegios, fábricas y hoteles permanecerán abiertos, y la Guardia Civil controlaba los acceso a la villa durante 14 días. Era un confinamiento obligado de 14 días, consecuencia del crecimiento de casos experimentado en el municipio.

Como en el caso de Reocín, se recomendó «encarecidamente» a la población no salir de sus domicilios. El consejero de Sanidad, Miguel Rodríguez definió esta situación como una «fase uno ligera o una fase dos más estricta, una fase dos intensiva».

Cuando aún no había terminado el confinamiento de Santoña, comenzaba el de La Inmobiliaria, en Torrelavega. En el peor momento del brote detectado en un bautizo en el barrio, la ciudad sufrió un incremento de 184 contagios que obligó a tomar medidas estrictas y cerrar la zona para evitar la propagación al resto de la ciudad. Un cordón sanitario aplicado a un único barrio y no a todo el municipio y que sirvió para detener la cadena de contagios.

Un caso similar al de Reocín, con origen en local de hostelería, fue el de Villacarriedo. Un grupo de cazadores que, tras una jornada en el monte, estuvieron sin mascarilla en el interior de un bar, donde se juntaron con vecinos fue suficiente para disparar el aumento de casos. El perfil de edad avanzada de la población obligó a extremar precauciones, instalando un punto de pruebas PCR en el propio municipio pero evitando el cierre del mismo.

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