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Aviso importante para los aficionados a realizar grafitis en los espacios públicos: no hace falta que la autoridad te pille con el spray en la ... mano para hacerte responsable de las pintadas, podría delatarte tu caligrafía. Es lo que le ha ocurrido a un hombre de Camargo pueblo (en el municipio del mismo nombre) que ha sido condenado por el Juzgado de lo Penal número 3 de Santander como autor de un delito de daños por los actos vandálicos que causó en la vivienda de su vecina. La sentencia, que aún puede ser recurrida ante la Audiencia de Cantabria, señala que las pruebas caligráficas fueron fundamentales en el caso. Lo novedoso de este episodio es que el informe pericial no se realizó sobre un documento en papel, sino a partir de las pintadas y dibujos realizadas en una fachada de una vivienda, en una pared de un garaje y en un coche particular, así como en la vía pública (una calzada y un murete situado en vía pública), con la dificultad añadida que ello entraña.
Los hechos ocurrieron en junio de 2022. Cuando salió a la calle por la mañana, la víctima descubrió los actos vandálicos y grafitis realizados en su propiedad, que incluían insultos como 'zorra' y 'puta' y el dibujo de un cerdo. Desde el primer momento sospechó de su vecino por la enemistad que arrastraban desde hacía años. El motivo principal de este desencuentro fue un expediente administrativo que inició el condenado con la intención de construir una nave ganadera en una finca anexa. La vecina presentó alegaciones y el Ayuntamiento de Camargo le dio la razón, por lo que finalmente no pudo levantar esa edificación.
El problema era cómo demostrar las sospechas ante un juez. Fue precisamente ese litigio previo el que permitió continuar el proceso y poner en marcha el análisis caligráfico. El ahora condenado había presentado sus alegaciones en un documento escrito de su puño y letra. Ese mismo documento, al que la víctima también accedió al estar personada en el procedimiento, fue la referencia para realizar la comparativa.
Por recomendación de su abogado, Javier Noriega, la mujer se puso en contacto con una perito caligráfica de Bilbao. Una experta que está muy acostumbrada a trabajar en asuntos judiciales, pero que nunca había tenido que hacer un informe a partir de unos grafitis.
¿Qué conclusiones extrajo? La primera, que todas las pintadas habían sido hechas por la misma persona. Y la segunda y más importante, que la caligrafía era la misma que la del documento que se utilizó como referencia. «Sin ninguna duda». Había muchos rasgos de la escritura que delataban al condenado. Por ejemplo, el «rabito final de la letra 'a'», que presentaba «un gesto típico» del autor con un final hacia abajo. Aunque en la pintada presentaba algunas variaciones, se debía a que los útiles usados eran distintos. No un bolígrafo, sino un spray, con el que «la escritura es más lenta». De ahí que presente esas diferencias.
Ese informe pericial fue el que provocó la entrada en juego de los agentes de Criminalística, que elaboraron más tarde su propio estudio caligráfico con las mismas conclusiones, que también ha hecho suyas el Juzgado de lo Penal al condenar al acusado a una pena de 10 meses de multa a razón de 6 euros día (1.800 euros) y a que indemnice a la persona que resultó perjudicada en la cantidad de 4.499,98 euros por los daños –las pintadas y unas placas solares que también rompió–, así como los intereses y las costas, incluidas las de la acusación particular.
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