
Rolando Cabeza
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Rolando Cabeza
Igual que hay puestos de trabajo muy complejos y delicados en el mundo laboral, hay cargos especialmente difíciles en la Iglesia. Uno de ellos es ... el de párroco de la demarcación cántabra donde se encuentra el pueblo de San Sebastián de Garabandal (Rionansa), allí donde hubo en los años 60 del pasado siglo unos acontecimientos marianos que la Iglesia nunca aprobó, aunque tampoco condenó, y cuyo poder de atracción fue enorme en su tiempo y sigue siéndolo hoy. Ser pastor de una parroquia a la que acuden peregrinos entusiastas de todo el mundo (muchos de ellos en actitud claramente crítica hacia la Iglesia oficial), y serlo sin extinguir la llama extraordinaria de la fe y de la devoción que allí brilla y, a la vez, sin contrariar la línea de prudencia y reserva inflexible que sigue el Obispado sobre el asunto, es tarea que requiere enorme sindéresis y equilibrio psicológico. Mucho de esto debe de tener Rolando Cabeza, el cura que lleva ya más de veinte años en la parroquia de Garabandal, un hecho que habla por sí solo de su recto hacer, porque en los tiempos que corren ningún cargo eclesiástico deja de pagar muy pronto sus errores. El poder de la opinión pública también ha crecido lo suyo en la Iglesia.
Visitamos al Padre Rolando con motivo de la nueva y sorprendente iluminación de la iglesia del pueblo, costeada por el Ayuntamiento de Rionansa, y le invitamos a que nos hable con franqueza del tema de Garabandal, como voz especialmente autorizada.
-La primera pregunta es si cree que lo de las apariciones es un asunto ya zanjado, que pertenece solo al pasado o si contiene potencial positivo para el futuro de la Iglesia.
-Garabandal sigue teniendo un potencial positivo que cuestiona muchas realidades de esta Iglesia de hoy y en estos cristianos de hoy, pastores y todos. La clave está en los dos mensajes patentes, el del 18 de octubre de 1961 y el del 18 de junio de 1965, mensajes que sin embargo han provocado algunas interpretaciones ajenas a su verdadero contenido.
-Usted suele decir, en sus homilías, que hay 'tres Garabandales'. ¿Puede explicar cuáles son?
-El primer Garabandal es el pueblo, que guarda en su corazón y en su memoria los acontecimientos vividos, que a veces son usurpados por personas ajenas a aquel tiempo. El segundo Garabandal es el de esas personas, peregrinos de España o del extranjero, que por diferentes motivos se han asentado en el pueblo esperando que la Virgen les ayude. Su presencia provoca a menudo cismas que atentan a la comunión eclesial y sobre todo a la figura del Papa. El tercer Garabandal son la infinidad de otros peregrinos de diferentes lugares del mundo que se acercan a este lugar de buena fe buscando sinceramente una protección de la Virgen como en tantos lugares marianos.
-Una curiosidad biográfica. Cuando saltó a la actualidad el fenómeno de Garabandal, a principio de los años 60, usted era un joven que debía de hallarse en el seminario. ¿Recuerda la impresión, el sentimiento o la opinión que le mereció entonces este caso?
-La impresión fue, para muchos y para mí concretamente, un impacto de religiosidad propia de la edad y a los 16 años comprobé un éxtasis de Conchita. Todo ello me supuso admiración y extrañeza.
-De los dos mensajes de Garabandal que ha citado, el segundo, el de 1965, habla del mal camino que llevan muchos católicos, incluyendo explícitamente a sacerdotes y obispos. Bien parece que en ello se profetizó una gran crisis. ¿Piensa que estas apariciones vinieron a advertir de algún modo a la Iglesia de la que se venía encima tras el Concilio Vaticano II, ocasionada o no por él?
-No, en absoluto. Usted conocerá que la historia de la Iglesia ha atravesado numerosos altibajos, con concilio o sin él. El culpable de los males es el demonio a quien el mundo de hoy le ha abierto la puerta de par en par para justificar la falta de fe y el pecado. El Concilio Vaticano II solo ocasionó crisis a aquellos que quieren un Dios y una Virgen a su estilo.
-Causó cierta desolación que, recientemente, el Vaticano haya dado el 'nihil obstat' a las apariciones de Medjugorje (Bosnia y Herzegovina) y, sin embargo, parezca haber rechazado de algún modo las de Garabandal. ¿Es ello así? ¿Hay algún vínculo entre nuestro Garabandal y esa mariofanía tan prolongada y apabullante de Medjugorje?
-Garabandal está en línea con todos los mensajes de apariciones que nos lleven al buen camino y que no destruyan la comunión eclesial. El amor de un creyente de verdad no depende de ningún 'nihil obstat'. Nuestro amor a la Virgen no está supeditado a que se apruebe una aparición, sino a lo que siente en su corazón.
-Garabandal surge inmediatamente después de la negativa del Papa Roncalli (San Juan XXIII) a revelar el tercer secreto de Fátima, lo que, según mandato de la Virgen, debía haberse hecho en el año 1960. ¿Está Garabandal en línea con los mensajes claramente apocalípticos de Fátima o todo esto son elucubraciones y supercherías que ningún católico serio debe tomar en consideración?
-Estos argumentos nos distraen de la seriedad de la Virgen y de Cristo. Llegará su tiempo y su hora. La fe del creyente adulto no está supeditada a mensajes apocalípticos, sino a la Palabra de Dios y en María, que es el Evangelio vivo de Cristo.
-¿Se cometieron errores por parte del Obispado de Santander, en los años 60, en la forma de gestionar el fenómeno de Garabandal?
-El Obispado de Santander y la Diócesis actuaron de una forma correcta ante unos hechos que les sobrepasaban considerablemente, pero esto no nos da pie para juzgar errores en ninguna persona, ni en la institución.
-¿Mantiene algún contacto personal con las tres videntes que todavía viven?
-Sí. Mantengo contacto de diferentes formas y con respeto. Sería interesante hablarlo en privado para especificar. Me gustaría que las videntes no se dejen atusar por las personas que no les van a ayudar en nada a mantenerse firmes en su experiencia.
-¿Ve alguna posibilidad de que en un futuro el Obispado someta a nuevo estudio todo el fenómeno de Garabandal, sobre la base que proporciona la nueva normativa al respecto del Vaticano? ¿O no considera relevante que haya un reconocimiento?
-El Obispado es conocedor de los hechos y nuestro obispo actual, Arturo Ros, goza del afecto de sus sacerdotes y de muchos fieles, religiosos y religiosas que le van conociendo. Él, en su momento, hará lo que tiene que hacer y no hará lo que no tiene que hacer. Hemos gozado siempre del respeto y cariño de los obispos con los sacerdotes que estamos sirviendo a la comunidad y con los peregrinos.
-¿Nos haría una última reflexión para concluir?
-Garabandal está adulterado por los cismáticos contra el Papa y los valores auténticos de la Iglesia de Cristo. Es un dolor ver cómo el comportamiento de estos grupos provocativos contra el Papa y contra los valores eclesiales de una autentica fe mancillan el manto de la Virgen. No dejemos que el demonio ensombrezca este lugar de oración, conversión, Santo Rosario y Eucaristía.
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