Adela, una estudiante gitana y referente
Ejemplo ·
A los 16 años, es la primera alumna de su etnia en obtener el título de la ESO por vía ordinaria en el instituto Marqués de Manzanedo de SantoñaA sus 16 años, Adela Torá se ha convertido en un ejemplo a seguir. Es la primera alumna de etnia gitana que obtiene el título ... de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) por vía ordinaria - sin necesidad de programas de refuerzo ni de adaptación curricular - en el Instituto Marqués de Manzanedo de Santoña. Un logro al alcance hoy en día de cualquier adolescente, pero que, en su caso, es una excepción, que rompe moldes y aleja los estigmas que pesan sobre su comunidad.
La joven seguirá haciendo historia con su firme propósito de continuar estudiando. El próximo curso empezará bachillerato en este centro. Su sueño es ser policía. «Es una profesión que me gusta porque es muy activa y ayudas a los demás», cuenta con cierta timidez y algo abrumada al erigirse en un referente. Sabe que ha abierto un camino y desea que las siguientes generaciones de gitanos también lo transiten. «Estoy muy orgullosa de ser la primera en este instituto. Ahora se pueden fijar en mí y animarse a sacarse la ESO normal. Si ponen un poco de esfuerzo, pueden llegar a conseguirlo», reflexiona.
Adela no esconde que se ha tenido que aplicar e hincar codos para obtener el graduado. Un reto personal y académico en el que sus progenitores, Ruth Jiménez y Antonio Torá, han jugado un papel determinante. Ellos la han motivado y apoyado desde bien pequeña para que se forme de cara al futuro. Están presentes en la entrevista y su mirada, hacia la mayor de sus hijas, profesa una profunda admiración. «Estamos muy felices y contentos por ella», aseguran.
«Va a ser un reflejo para los demás y, sobre todo, para sus tres hermanas». Noemí, que cursará a partir de septiembre 2º de la ESO, Daniela, que se matriculará en 1º, y la más pequeña, Dolores, que hará 2º de Primaria, tienen en Adela la mejor inspiración. A las cuatro las están concienciando de la importancia de estudiar para que aprovechen las oportunidades que, en su momento, no tuvieron sus mayores. En la comunidad gitana era y es habitual que las familias saquen a sus vástagos antes de concluir la formación obligatoria para que se pongan a trabajar o para que echen una mano en el hogar. Adela nunca se ha visto en esa tesitura. Al contrario. «Siempre me han apoyado y ayudado. Me dicen que no me quieren en casa y que tengo que dedicarme a estudiar».
Unas palabras que refrendan sus padres. «Las cosas cambian y son tiempos más modernos. Sin perder nuestra cultura, nuestras raíces y nuestras tradiciones también podemos formarnos e integrarnos en la sociedad. Siempre les decimos que lo que no hemos podido hacer nosotros, lo hagan ellas». Ruth alude a que la opción de «trabajar en el mercadillo está ahí si no hay más remedio, pero ahora tienen la oportunidad de estudiar y sacar una carrera para el día de mañana; así que adelante. El apoyo de sus padres siempre lo van a tener». Con ese aliciente familiar y su propio interés, Adela ha ido superando curso a curso, sin ninguna traba y siendo una más en los pupitres. Nunca se ha sentido discriminada. «Me llevo muy bien con todos mis compañeros y los profesores me han dado ánimos para que no me rindiera», explica sonriente. La constancia y llevar las asignaturas al día se han traducido en buenas notas al concluir 4º de la ESO. «Lo que más me cuesta es el inglés y se me da bien Educación Física, Geografía e Historia». En sus ratos libres le gusta escuchar música, hacer deporte e ir a la iglesia. Son cristianos evangelistas.
Padres implicados
Nada más llegar a casa del instituto, sus padres están pendientes de que haga los deberes. «Cuando ella se sienta en la mesa y prepara los libros, nadie la molesta. Esa hora o dos horas son para que estudie. Cuando la han encargado en clase realizar algún trabajo, si hace falta, yo la ayudo buscando las cosas en internet y, de paso, también aprendo mucho». Ruth recuerda que ella tuvo que dejar la escuela en tercero de EGB. «Mi padre estaba fuera y mi madre trabajaba para todos y tuve que ayudarla con mis hermanos». Al pasar unos años, dio el paso de apuntarse a la Escuela de Adultos para sacarse el graduado. «Lo quería tener sí o sí y con esfuerzo lo conseguí». Ha trabajado en el mercadillo, en la fábrica y de cocinera. Antonio es camionero. Los dos agradecen a los profesores del colegio Juan de la Cosa y del Manzanedo que hayan apoyado a su hija. «También a Saturnino Jiménez, presidente de la Plataforma Nacional por los Derechos Gitanos».
Su mayor aspiración es que sus cuatro chiquillas logren, como mínimo, el título de la ESO. La directora del Instituto Marqués de Manzanedo, Diana Iglesias, tiene grabadas las palabras de Antonio cuando se reunieron por primera vez. «Me dijo: yo tengo cuatro niñas y quiero que estudien las cuatro». Y así lo comprobó cuando empezó a dar clases a la mayor. Una gran alumna y mejor persona. «Es difícil tener algún problema o llevarse mal con Adela. Todos, profesores y compañeros, tienen buenas palabras para ella. El título es lo más llamativo, pero tiene unos grandes valores y es una buenísima persona».
Iglesias pone en valor la barrera que ha roto la estudiante. «Llevo años defendiendo entre la comunidad gitana que no está reñido tener tu identidad, tu religión, tus tradiciones, con mirar hacia el futuro y abrirte camino para aspirar a mejores trabajos y formación». El ejemplo de esta adolescente, remarca, es «súper importante»; aunque concede gran parte del mérito a la mentalidad de sus padres. «Su familia quería que estudiase, los profesores también y ella quería estudiar». El título es la recompensa.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.