De vuelta a la mar como patrón tras tres años jubilado
Pesca ·
El armador del barco Noche de Paz, el santoñés Manuel Vinatea, volverá a coger el timón en esta costera del bonito ante la falta de personal titulado para el puestoHace tres años que el santoñés Manuel Vinatea dejó de marcar el rumbo a su embarcación Noche de Paz. Tras casi 40 años ejerciendo de ... patrón, decidió que había llegado el momento de jubilarse y abandonar el puente de mando. A su retirada a una vida tranquila en tierra, ayudó que otro patrón de la villa y a la vez amigo, Antonio Badiola, con infinitas costeras a su espalda, buscaba en aquel momento un pesquero que capitanear en la recta final de su etapa laboral.
La pretensión de Vinatea en este periodo tiempo pasaba por haber vendido el barco. Y, aunque ha habido interesados, la operación no ha llegado a buen puerto. Ahora, se encuentra en la tesitura de que el patrón se acaba de jubilar y ante la falta de personal titulado para el puesto, se siente en la obligación de volver a la mar. A sus 62 años recién cumplidos.
«Antonio ya me había avisado de que a la costera del bonito ya no iba a ir», cuenta el armador. Previsor, tenía medio apalabrado el cargo con otro patrón de Colindres, pero a este le ha salido otra oportunidad, y Vinatea no encuentra a nadie de confianza para coger el timón. Del barco, dice, «comen quince familias», así que le ha echado arrojos y, al menos, en la actual costera de bonito, regresará a la actividad laboral. Los próximos tres meses estará de nuevo al frente del puente de mando y localizando los bancos de pesca. «La verdad es que no estaba entre mis planes. Para esta época ya pensaba que habría vendido el barco. No ha sido así y ya me he hecho a la idea de que voy a volver. Me encuentro bien y me lo tomo con tranquilidad y ánimo». Lo cierto es que, aunque jubilado, ni un solo día ha dejado de acercarse al puerto. «Intento echar una mano al barco en lo que pueda. Si no vengo, siento que me falta algo. El salitre es nuestra droga».
El regreso a cubierta no se limitará a darse de alta en la Seguridad Social y listo. El santoñés tiene que renovar el título de patrón - una mera gestión de papeleo - y realizar dos cursos. «Uno de formación básico y otro de botes no rápidos». Se lo exige Capitanía Marítima. Él, lógicamente, ya los realizó en su momento, pero debe actualizarlos.
Ahora mismo, estos cursos no se imparten ni en el Instituto Social de la Marina ni en la Escuela de Pesca de Santander. «Me comentaron que los iban a dar ya en septiembre». A Vinatea no le ha quedado otra opción que desplazarse, corriendo de su bolsillo con todos los gastos, a Pontevedra (Galicia) para superar sendos cursos, de dos días cada uno. Se trasladó ayer y permanecerá en tierras gallegas hasta finales de esta semana. Confía en que todo salga según lo previsto y la última semana de junio poder salir con el Noche de Paz en busca de bonitos.
La falta de relevo generacional en el sector pesquero es cada vez más acuciante. Y en el caso de los puestos que requieren titulación la deriva es preocupante. «El mecánico de nuestro barco es también patrón de altura, pero si le pongo en el puente a quién pongo en la máquina», se pregunta Vinatea. Al frente de una embarcación no puede ir cualquiera. Como hijo de pescador - se enroló por primera vez con 20 años junto a su padre en el Playa Mataleñas que iba a por merluza -, lamenta que la juventud no se sienta atraída por la mar. «Generalmente, una empresa como la nuestra pasa de generación en generación. De padres a hijos o a algún familiar. Nosotros somos cuatro socios y en mi caso, animé a mis hijos a que estudiarán otra cosa y no tengo relevo. Para el puesto de patrón, que es el de más responsabilidad, siempre vas a confiar más en una persona de la familia con experiencia o en alguien que le hubiese formado yo, pero, ahora mismo, no hay. Y es muy complicado encontrar a alguien».
A ello suma que hay menos facilidades que antes para sacar los títulos. «Cuando hice el curso de patrón era un año y, ahora, para este tipo de barcos grandes hay que ser patrón de litoral y requiere de dos años. Piden muchos requisitos y todo está bien porque aprenden, pero hay que facilitar un poco más las cosas a los jóvenes». Defiende que es un empleo en el que, con las cuotas actuales, «se puede sacar un buen jornal». Hay que tener en cuenta, añade, que «vas a bordo de un barco y que el mar nunca está totalmente en calma, aunque hoy en día tenemos planes de seguridad». Las tripulaciones actualmente están conformadas en su mayoría por personal de fuera. «Nosotros tenemos siete senegaleses y cuatro peruanos. De Santoña cada vez hay menos marineros».
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