La alegría del reencuentro en la plaza de toros

El ambiente en torno a la plaza de toros de Cuatro Caminos en Santander se fue cocinando a fuego lento, pero a las seis de la tarde ya se contaban por cientos los asistentes a la primera novillada de la Feria de Santiago que pululaban en torno al complejo taurino. El cosquilleo previo a los acontecimientos importantes repiqueteaba en las terrazas repletas de la calle Jerónimo Sainz de la Maza. Al otro lado, junto a la plaza donde más tarde se inauguraría la novillada, los puestos de churros, de sombreros, de almohadillas –a los toros hay que ir cómodo, que duran mucho– y de pulseras arrancaban las ventas como un motor en marcha.

Junto a una de las entradas, dos personas vestidas muy de rojo, Manuel Pérez y Lourdes Espinosa, de la Peña Los Vividores, que celebra su 30 aniversario. Se iban a hidratar antes de la corrida, «que llevamos todo el día al sol». Y lo que les quedaba (hasta que apareció la lluvia).

En una esquina, junto a la churrería, un joven con acento andaluz vendía cojines de rayas. «¿Tú no serás antitaurina, no?», preguntaba. La algarabía se iba encendiendo a medida que llegaba la hora. Los operarios cerraron la calle al tráfico y los asistentes fueron poco a poco ocupando el espacio de los coches. En otro puesto, banderas y pulseras de España con el toro de lidia. Alrededor, jóvenes en pareja, familias desde la abuela a la nieta, padres, hijos, amigos, santanderinos, peñistas, alemanes y hasta toreros de otros lugares. En Santander los toros continúan atrayendo a todo tipo de personas. Eso quedó claro.

Eso y que la gente, en general, asiste a los toros alegre, relajada y sonriente –ninguna de las personas a las que se les preguntó se negó a hacerse la foto para este mirador–. «Que va a venir Morante», decía un hombre de camisa azul, dando a entender que eso, «ojo», no es cualquier cosa. Es el torero que todos esperan.

• Temas
• Toros
• España
• Santander
• Fiestas en Cantabria
• Feria de toros de Santiago, Santander