Las 'goteras' del reabierto túnel de Tetuán provocan críticas entre los vecinos
El Ayuntamiento de Santander explica que el proyecto buscaba mantener el revestimiento original y que ejerce un control de las filtraciones gracias a cuatro sensores
El tema está presente en las conversaciones que mantienen quienes cruzan el reabierto túnel de Tetuán acompañados. Lo comentan durante el trayecto, que dura ... apenas cinco minutos: «Justo veníamos hablándolo», reconoce Lucía Páramo, vecina de Santander, desde la salida Este, la que da a El Sardinero. «De vez en cuando te cae alguna gota y eso molesta», añade. Aunque, por otro lado, tanto ella como su amiga Teresa Pobo entienden que «es normal» porque se trata de una zona con «humedad». Una vez atravesado el pasadizo les genera ciertas dudas sobre lo que ocurrirá cuando llueva y si entonces habrá más problemas. Desde su inauguración el pasado 28 de mayo, la mayoría de los vecinos han elogiado la obra llevada a cabo por el Ayuntamiento de Santander, pero las filtraciones de agua que hay a lo largo de todo el recorrido han sido las encargadas de empañar el estreno y de generar algunas críticas.
Lo cierto es que es algo que llama la atención y que es objeto de comentario de muchos de quienes atraviesan el túnel por primera vez. «Hay goteras, eh», le avisaba una joven a su amiga tras dar los primeros pasos para entrar en el túnel por la boca oeste. El rastro del agua acompaña todo el recorrido, aunque por la entrada de Tetuán las gotas son menos notables. Las zonas mojadas en el suelo delatan el lugar en el que caen las filtraciones y conforme avanza el camino empiezan a formarse charcos, que también llaman la atención de los viandantes. «Venía fijándome y pensando en qué pasará cuando llueva», comenta al respecto Fernando Chaves, vecino de Santander, que aprovechó el túnel para pasear a su perro. Mientras lo atravesaba, el joven también trató de buscar una explicación a las filtraciones: «No es especialmente molesto y entiendo que, al ser antiguo, es normal».
Para los más mayores, ver filtraciones y goteras a lo largo del camino no es novedad. Es más, les recuerda a cómo era aquel túnel que atravesaron durante su infancia. «Lo pasé cuando tenía 12 años y recuerdo esta humedad, ya suponía que no era fácil», señala Inocencio Tovar. «Lo raro es que las hubieran quitado», añade. Este vecino de la capital cántabra rememora como, cuando era pequeño, la presencia del agua era aun mayor porque había humedad «en todo el túnel», así que las gotas actuales, «si no van a más», no le resultan un problema. «Lo antiguo tiene estas cosas», zanja.
Garantizar la conservación
El túnel estaba «completamente inundado», recuerdan desde el Ayuntamiento. En el mismo momento del inicio de las obras ya se comprobó la existencia de dichas filtraciones y el proyecto incluía «la necesidad de hacer lo más estanco posible el interior», pero manteniendo su revestimiento original. Ese es el punto en el que insisten en el Consistorio. Y las actuaciones llevadas a cabo han ido encaminadas a actuar por detrás de dicho revestimiento y que fuera «completamente visible». Así, el único tramo que no es original es la zona del derrumbe. Y en ese punto sí se ha dejado un revestimiento con chapa para «marcar» su localización exacta.
Desde la Concejalía de Fomento, con César Díaz como titular, apuntan que las otras soluciones que garantizaban «completamente la impermeabilidad del túnel» suponían ocultar el revestimiento original. Por eso se recurrió a realizar «inyecciones de cemento» para garantizar la estabilidad estructural y para atajar todo lo posible las filtraciones. Y se ha conseguido reducir «casi al 99%» la entrada de agua. Además, se colocaron cuatro puntos de control que siguen operativos recogiendo datos, lo que permite «supervisar el comportamiento» del túnel. Gracias a este seguimiento, el Ayuntamiento podrá plantear «actuaciones concretas en lugares muy precisos» en un futuro.
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