Nuevas caras en la Policía Local
Los efectivos, que se han incorporado al Cuerpo esta semana, llegan desde diferentes puntos de la región gracias al turno de movilidad
Las razones son variadas. Unos vienen porque les pilla más cerca de su casa y sus familias; otros, con la intención de enfrentarse a nuevos ... retos. También son importantes las mejoras en las condiciones económicas o poder ir al trabajo dando un paseo sin necesidad de utilizar el coche. La Policía Local de Santander suma cinco nuevos efectivos que llegan a la capital cántabra gracias al turno de movilidad. Vienen desde otros puntos de Cantabria como Torrelavega, Castro Urdiales y El Astillero y todos tienen, en general, buenas sensaciones tras sus primeras jornadas en la ciudad. El Diario Montañés habla con cuatro de los cinco recién llegados al Cuerpo de la capital.
Alejandro Diego de Prado lleva 17 años ejerciendo como policía local y gran parte de su carrera la desarrolló en Camargo. Estuvo allí hasta 2018, cuando el proceso selectivo para ascender a subinspector (puesto al que aspiraba) se anuló y decidió cambiar de aires, poniendo rumbo a Torrelavega. De allí guarda buenos recuerdos: «Crecí profesionalmente y si he pedido el traslado a Santander es porque me pilla mucho más cerca de casa y por las condiciones económicas, pero allí estaba muy contento». Ahora, le toca acostumbrarse al horario de noche, que es el que habitualmente tienen que asumir los nuevos agentes. «Aún estoy acostumbrándome y no sé todavía si, cuando pueda, cambiaré de turno o no. Mi hijo estaba acostumbrado a verme más y eso está siendo lo más complicado». Pero tiene claro que el cambio es a mejor: «Ahora tardo diez minutos en llegar al trabajo y cuando inauguren la nueva sede, tardaré cinco. Eso es calidad de vida».
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Llega desde Torrelavega
Alejandro Diego de Prado
«Ahora tardo diez minutos en llegar al trabajo y cuando inauguren la nueva sede de Policía, tardaré solo cinco. Eso es calidad de vida»
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Llega desde Castro Urdiales
Daniel Puertas
«Si entraba de tarde en Castro, tenía que comer a las doce del mediodía. Ahora llego en pocos minutos al trabajo y es mucho más cómodo»
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Llega desde El Astillero
Pablo González
«Hay más volumen de trabajo, muchos más compañeros y también te sientes más respaldado. En El Astillero estábamos solo dos en el turno»
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Llega desde El Astillero
Marcelino Sánchez
«Tenía la inquietud de explorar más destinos y conocer cómo era trabajar en Santander. De todos modos, no descarto volver algún día a El Astillero»
Daniel Puertas es el único de los nuevos agentes que no está en el horario de noche. Turna mañanas y tardes y trabaja en el centro de coordinación del servicio. Es el que más se ha movido, al menos en kilómetros. Empezó su carrera como policía en Alicante, en 2001. Concretamente, pasó por San Vicente del Raspeig y por Elche, donde conoció a su mujer. Ella es santanderina y la razón por la que decidió pedir el traslado a Cantabria. Llegó a Castro Urdiales en 2017 y, aunque allí estaba «de maravilla», los 150 kilómetros de ida y vuelta que hacía a diario desde Santander empezaban a pesar. «Si entraba de tarde, tenía que comer a las doce del mediodía. Ahora llego en pocos minutos al trabajo y es mucho más cómodo», refleja.
A Pablo González le gusta salir de su zona de confort y los nuevos retos. Originario de Campoo y tras 16 años ejerciendo de policía local en El Astillero, tenía ganas de cambios. Aunque apenas lleva unos días de trabajo, ya nota diferencias respecto a su anterior destino: «Hay más volumen de trabajo, muchos más compañeros y también te sientes más respaldado. En El Astillero estábamos solo dos en el turno». Aunque aún no ha vivido los veranos de Santander, prevé una clara diferencia entre los dos municipios: «Mientras El Astillero se vacía en verano, Santander tiene mucha más población». Entre las grandes ventajas de su cambio de ubicación está que «ahora puedo venir al trabajo andando».
Marcelino Sánchez también llega a la capital desde El Astillero, donde trabajó a partir de 2014. Antes, estuvo cuatro años en Reinosa. Ya había intentado en otra ocasión cambiar hacia este mismo destino y, por fin, lo ha conseguido en este turno de movilidad. Aunque la decisión no fue fácil. «En El Astillero estaba muy contento con las condiciones y los compañeros, todo era ideal. Pero tenía la inquietud de explorar más destinos y conocer cómo era trabajar en Santander. De todos modos, no descarto volver algún día a El Astillero». En cuanto al horario que tiene ahora, de noche, aún está adaptándose. «Cuando entren nuevos compañeros me gustaría cambiar al turno de día, ya que estar de noche me ha obligado a cambiar mi estilo de vida. Hasta me planteo echar la siesta, que nunca lo hacía».
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