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Los tres inventores de la batería de litio ganan el Nobel de Química

Los tres inventores de la batería de litio ganan el Nobel de Química

La Academia de Ciencias sueca reconoce la «revolución» y los «beneficios» del mecanismo usado en móviles y coches, que permite abandonar las fuentes fósiles de energía

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Miércoles, 9 de octubre 2019, 12:00

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Por los «beneficios para la humanidad» -en palabras del secretario general de la Academia de Ciencias sueca Göran K. Hansson-, que aporta un invento que «usamos todo el tiempo, todo el día», el comité sueco ha otorgado el premio Nobel de Química a los tres científicos cuyas investigaciones crearon la batería de litio, ésa que se utiliza en los móviles y los coches eléctricos, entre otros miles de dispositivos. John B. Goodenough, M. Stanley Whittingham y Akira Yoshino enfocaron su trabajo a generar energía a partir de los iones del litio en la década de los 70 y 80. Goodenough «duplicó el potencial de la batería de litio, creando las condiciones adecuadas para una batería mucho más potente y útil», Whittingham investigó cómo los «materiales superconductores podían generar electricidad hasta descubrir el potencial del litio» para sustituir los recursos fósiles, y Yoshino «hizo que funcionara en la práctica» cuando logró eliminar el litio puro de la batería.

La «técnica revolucionaria» de las baterías de litio genera una «reacción fantástica», afirma el experto de la academia sueca Olof Ramström, durante el acto en que se anunciaron los ganadores. Por su diseño, explica, la reacción para generar energía es muy segura y puede repetirse «cientos de veces». «Su aplicación la vemos en muchas áreas, sobre todo en aparatos móviles electrónicos, como teléfonos, bicicletas, coches. Esta batería ha tenido un impacto dramático. Su descubrimiento hace posible tener muchos beneficios, al incrementar la potencia energética de estos dispositivos».

Los tres científicos «han sentado las bases de una sociedad inalámbrica y libre de combustibles fósiles», dice el jurado del Nobel de Química. En una cadena de hallazgos que duró dos décadas, Whittingham -nacido en 1941 en el Reino Unido y profesor en Binghamton University de Estados Unidos-, revolucionó el diseño de las baterías en los años 70 cuando empleó litio por primera vez, en un prototipo que sin embargo era demasiado peligroso, pues los elementos podían crear una reacción química y explotar. El siguiente paso lo dio Goodenough -nacido en Alemania en 1922 y que trabaja en la Universidad de Texas, Estados Unidos-. En 1980 logró demostrar que el potencial de la reacción eléctrica sería mayor si sustituía los sulfuros del metal por los óxidos del metal, al usar óxido de cobalto (CoO). Agregó así potencia a la batería y duplicó la capacidad del modelo de su antecesor.

Primera batería de iones

El último eslabón lo inventó Yoshino. Nacido en 1948 en Japón y profesor en la Universidad Meijo en su país natal, creó la primera batería de iones de litio comercialmente viable en 1985, a partir de los descubrimientos de Goodenough. Sus trabajos comenzaron a principios de los 80, recuerda un parco pero alegre Yoshino en rueda de prensa, después de anunciarse los ganadores. «La investigación duró un tiempo muy largo», asegura. «Algunas veces pensé que impactaría a la sociedad». Su diseño de batería comenzó a comercializarse en 1991.

Los premiados

M. Stanley Whittingham

Nació en 1941 en el Reino Unido, profesor en Binghamton, EEUU. Revolucionó el diseño de las baterías en los años 70

John B. Goodenough

Nació en Alemania en 1922. Trabaja en la Universidad de Texas, EEUU. Agregó potencia a la batería y duplicó la capacidad del modelo de su antecesor

Akira Yoshino

Nació en 1948 en Japón y es profesor en la Universidad Meijo. Creó la primera batería de iones de litio comercialmente viable

El invento resultante es una «batería ligera y resistente que podría recargarse cientos de veces antes de perder rendimiento», explica la academia. «Permite estudiar, escuchar música y buscar conocimiento. Las baterías de litio también han permitido el desarrollo de coches eléctricos de gran autonomía y el almacenamiento de energía de fuentes renovables, como la solar y la eólica», sostiene el jurado del Nobel de Química. Los beneficios a la humanidad, en materia ambiental, se suponen a partir del menor uso de la energía no renovables de origen fósil.

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