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Torrelavega echó mano de todos sus recursos y coordinó a todas sus fuerzas de seguridad para hacer frente a estas cinco horas sin luz, ... movilizando a catorce policías locales en total, siete primero y otros siete después, así como también a catorce efectivos del Servicio de Extinción de Incendios, entre el día y la noche. El sobresfuerzo de estos agentes y de los responsables al mando, agradecido en la jornada de ayer desde el Ayuntamiento de Torrelavega y el alcalde, Javier López Estrada, tuvo como resultado diferentes actuaciones clave en los momentos de mayor necesidad -en ascensores, cruces de tráfico o túneles que se inundaban- y, lo más importante, un balance sin incidencias graves en la ciudad. Es la evaluación que hizo el comité de crisis del Ayuntamiento ayer a las 07.45 horas de la mañana, un encuentro en el que estuvieron presentes responsables de Bomberos, Policía Local, Nacional y Protección Civil y que pudo dar cuenta de la recuperación del 100% del suministro eléctrico. La asignatura pendiente que seguía dando dolores de cabeza, aunque no exclusiva de Torrelavega, eso sí: las fallas persistentes todavía en varios proveedores de telecomunicaciones. «Estamos conectados todos y cada uno de los mandos a través de las emisoras propias de nuestro sistema», señalaba López Estrada, en contacto directo con responsables municipales y del Gobierno de Cantabria para conocer la evolución de la situación y de lo que luego sería la rebaja de la emergencia al nivel 1 en Cantabria.
Bomberos El rescate en ascensores o la asistencia a vecinos con movilidad reducida, entre las actuaciones destacadas
Policías Los agentes custodiaron el tráfico en Cuatro Caminos y también las vías de tren, cerradas durante el apagón
Lo de los fallos con el wifi o el router de casa puede considerarse un juego de niños si se compara a las cinco horas sin luz del lunes y, más aún, si se compara a algunas situaciones que vivieron algunas personas desde que se fue la corriente. Un ejemplo son las tres personas con movilidad reducida que, si no hubiera sido por las fuerzas de seguridad, en este caso los bomberos, no habrían podido volver a casa y sobre todo tomar la medicación que necesitaban con urgencia. Estos vecinos también forman parte del balance y las palabras de agradecimiento en estas horas siguientes al gran apagón.
Aquellos, por desgracia, no pudieron ver cómo se reaccionó al primer 'shock' desde la Administración local y la rápida reacción de las fuerzas de seguridad para tomar las riendas del asunto. Incluso del tráfico. La imagen de los agentes municipales haciendo las labores de guardia de tráfico es, sin duda, una de las más destacadas del apagón en Torrelavega. «En treinta años que llevo en el cuerpo jamás había visto algo parecido», confesaba un policía, a unos segundos de dar relevo al compañero y situarse en el histórico cruce.
Habían pasado cerca de treinta minutos desde que se fue la luz a las 12.33 horas y la confusión era grande. Los policías, salvo por las emisoras, lo tenían complicado o imposible para hablar con sus colegas en el departamento de bomberos o siquiera algún responsable político o técnico del Ayuntamiento. Los comités de crisis, que se fueron celebrando desde el lunes y también ayer, fueron dando sentido a todas las actuaciones para que estas fueran más coordinadas.
Y la respuesta funcionó. La Policía Local no tardó en cerrar el túnel del Barrio Covadonga; este, sin sus bombas de achique funcionando como siempre, quedaría completamente inundado a los pocos minutos. Hasta ayer por la mañana, cuando ya se fue restaurando la normalidad aquí, a los conductores les tocó tomar otra ruta en toda esta zona. Hoy, y al cierre de la edición de este periódico, la zona ha logrado restaurar la normalidad.
También de vuelta a la normalidad, las vías del tren que cortan la ciudad recuperaron ayer también su día a día. Aquí, el lunes, los agentes que custodiaron los pasos a nivel también se esforzaron para que no hubiera problemas ni cundiera el pánico cerca de las vías. El despliegue se produce en ambos pasos, el de Pablo Garnica y Paseo del Niño, obligando a la intervención inmediata de los efectivos, la bajada de las barreras y la gestión del tráfico peatonal y rodado en condiciones de seguridad. Los trenes estaban fuera de servicio, pero, sin corriente, toda preocupación era poca.
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