«El carril bici del Besaya es de lo mejor que se ha hecho»

La obra fue realizada por el Gobierno de Cantabria, se inauguró en 2011 y supuso una inversión de 4 millones de euros. El carril bici tiene una longitud de 20 kilómetros y la localidad de Ganzo es su punto intermedio. El trazado es de dificultad baja –la pendiente media es del 1,8%– y se suele tardar en recorrer una hora y media.

La Vía Verde del Besaya cruza los municipios de Los Corrales de Buelna, Cartes, Torrelavega, Santillana del Mar y Suances, siguiendo siempre la margen izquierda del río Besaya hasta su desembocadura en el Cantábrico. Uno de los tramos principales corresponde al trazado del antiguo tren minero que unía Torres e Hinojedo.

En el recorrido también destaca la presencia de varios parques, como los de La Robleda, La Riberuca, Viveda y La Viesca. Este último fue declarado en 2016 primer Área Natural de Especial Interés (ANEI) de Cantabria. Otros puntos de interés son, entre otros, el embarcadero de Los Cantos y las pasarelas sobre la Ría de San Martín de la Arena, entre Suances y Cortiguera.

«Es un paseo muy recomendable», dice Fernando Argumosa Rebolledo, presidente del club MTB Torrelavega y director de la escuela municipal de bicicleta de montaña en la capital del Besaya. Él es nuestro guía durante unos kilómetros, los mismos que suele recorrer con sus alumnos de la escuela, más de medio centenar de chavales que tienen su base en El Patatal de Sniace.

Nando, como le gusta que le llamen, es un deportista nato. Una lesión le apartó de su primera pasión, el fútbol, y encontró en el bicicleta de montaña una «tabla de salvación» que le ha permitido conocer mejor «esta maravilla» que es Cantabria y parte de las regiones limítrofes. A la bici dedica «muchas horas» y espera que pronto sean «muchas más», puesto que está a punto de jubilarse –trabaja como encargado en la empresa de servicios Eulen–.

Cuando se le pregunta por la clave del éxito de la vía verde lo tiene claro: «Es muy suave, muy familiar. No tiene grandes exigencias, sólo pequeñas rampitas, y se disfruta mucho por el camino. Es, junto a la ronda de circunvalación, de lo mejor que se ha hecho en mucho tiempo en la zona de Torrelavega». Sus alumnos suelen ir hasta Suances y en verano llevan «un euro» para comer un helado en Suances, junto a la playa.

Nando recuerda que el carril bici se conecta con otros tramos más pequeños que se han ido habilitando, el último de ellos, todavía en construcción, entre Torrelavega y Puente San Miguel. El proyecto de unir la seda del Besaya con la del Pas a la altura de Castañeda, actualmente en fase de redacción, le parece «otro gran acierto», puesto que «abrirá mucho el abanico de posibilidades».

También le parece «estupendo» que Torrelavega quiera convertirse en un referente turístico para los aficionados al mundo de la bicicleta, algo similar a lo que ha conseguido Ribamontán al Mar con el surf. El Ayuntamiento prevé iniciar este verano la ejecución del proyecto, que será cofinanciado con fondos europeos. Nando no olvida la «gran tradición» ciclistas de la capital del Besaya, seguida por miles de aficionados y «grandes campeones». Como medio de transporte y herramienta de trabajo primero y como máquina deportiva y de ocio después, la bicicleta ha guardado una estrecha relación con la vida de Torrelavega desde hace más de un siglo. La ciudad y su comarca son el núcleo de población que con más intensidad ha vivido el mundo del ciclismo en Cantabria.