«No me gusta que el hockey se haya profesionalizado»

Participar en unos Juegos Olímpicos es lo mejor que te puede pasar». Dicen que lo importante es participar, pero en el caso del ex jugador cántabro de hockey hierba Óscar Barrena (Kirchheim-Teck, Alemania - 22 de octubre de 1966), tomó parte en los juegos de Atlanta 1996 y, además, 'pescó' medalla. Ahora, Barrena trabaja como economista , disfruta de su familia y, de vez en cuando, sigue desenfundando el stick para matar el gusanillo del deporte que le encumbró.

«Soy economista, estudié Empresas y desde hace 14 años ejerzó mi profesión, aquí, en Cantabria», comenta Óscar, que añade como 'coletilla' de alivio «afortunadamente», ya que, como profesional 'pegado' a una calculadora, reconoce que «la cosa está complicadísima» en materia económica.

Ante la imposibilidad de compaginar trabajo y deporte, decidió centrarse en su futuro decantándose por su actual profesión. «Si hubiese sido futbolista, todo sería distinto. Con el fútbol, en un año que hagas bueno, si lo inviertes bien, tienes la vida solucionada», afirma con ironía. «En el hockey te lo tienes que ganar día a día».

En el parque

Cuando recibió la llamada de este periódico, el ex jugador de hockey cántabro se encontraba en el parque con sus dos hijos, «ya sabes, disfrutando de la familia». A ellos, su padre intenta inculcarles el amor por el hockey hierba, un deporte que Óscar considera «desafortunado en Cantabria».

Abandonó el deporte de élite, pero no la práctica de su pasión. «Sigo bajando a entrenar y a jugar con gente joven para poder mantener la forma, aunque antes era capaz de dar 300 vueltas y ahora doy tres y me falta el aire», bromea. Además, sigue colaborando «en todo lo que puede» con su club de toda la vida: el Caja Cantabria Sardinero.

Considera que el hockey hierba ha cambiado mucho, de una manera que no es del todo de su agrado: «se está llevando a cabo una profunda profesionalización. Antes se jugaba por amor al club y al deporte, pero ahora la gente es profesional y entrena en concordancia con lo que gana. No me gusta mucho ese aspecto».

Nació en Alemania «por casualidad», pero pronto llegó a Cantabria con su familia y se convirtió en uno de los pocos deportistas cántabros que tienen el honor de haber sido medallistas en unos Juegos Olímpicos. En su caso, compartió podio con otro montañés: Toño González. «Conseguir la medalla en Atlanta 1996 es el sueño de cualquier deportista, lo mejor que te puede pasar. Pero no por haber logrado la medalla, si no por meterte dentro de un acontecimiento así, ver el ambiente, la gente que conoces...». España cayó en la final por tres tantos a uno frente a la poderosa selección de los Países Bajos. Así lo explicó el técnico del combinado nacional por aquel entonces, Antonio Forrellat: «esta medalla de plata sabe a mucho si echas la vista atrás y contemplas todolo que hemos pasado, pero a mi me da mucha tristeza, porque faltando veinte minutos nos habíamos cargado a los cuatro grandes y estábamos arriba en el podio, pero un par de fallos imprevistos provocaron esos penalties córners, que con Holanda suponen la muerte».

Sin duda, se trató solamente de una muerte deportiva, que dejó un regusto de éxito entre los componentes de aquella seelcción española. Sin embargo, Barrena es claro y tajante sobre su añoranza a su época en la élite del hockey hierba. «Fue una época muy bonita de mi vida, pero no se echa de menos. A veces, ves los Juegos Olímpicos en televisión y te entra morriña, pero yo pienso que hay épocas para todo. Ahora tengo una familia, un trabajo... y eso también es bonito». Apelando de nuevo al buen humor, reconoce que todas las cosas buenas que ha logrado a través del deporte, le han costado un esfuerzo importante: «el sacrificio que hay que hacer para llegar a jugar en la élite, es muy jodido».