Cuando Peñacastillo fue campeón
La peña santanderina aspira a reverdecer los laureles de su victoria de 1987El equipo de Nel González busca el segundo título de Liga de su historia en un curso para enmarcar en la bolera Mateo Grijuela
ASER FALAGÁN
Jueves, 15 de mayo 2014, 02:03
El Carrefour se llamaba Pryca, no tenía cines y cuando llovíase aplazaba el partido para otro día. Ni siquiera se jugaba en la bolera de Teka, que por cierto tenía un equipo ciclista profesional, otro de balonmano y patrocinaba al Racing. Así era Peñacastillo de los ochenta, cuando su peña ganó la Liga. Fue en 1987 en una bolera que ya llevaba el nombre del eterno presidente de la peña (lo fue durante más e treinta años): un celador de Valdecilla llamado Mateo Grijuela que hizo grande al equipo de su pueblo. Porque entonces Peñacastillo conservaba aún algunas reminiscencias del pueblo santanderino que había sido, antes de que la expansión inmobiliaria devorara sus fronteras y fundiera su casco urbano con el de la capital para convertirlo en un barrio más.
La peña competía bajo la denominación de Peñacastillo Pryca, patrocinador de un equipo al que contribuyó a hacer grandes, como ahora han resultado fundamentales para reverdecer laureles las aportaciones de Anievas y Mayba.
Era la época de los playoffs, aquella en la que todos los deportes, obsesionados por imitar la fórmula NBA, enfrentaban a sus equipos en unas eliminatorias finales por el título. El virus había contagiado incluso al fútbol llevándose por delante a un Racing que nunca debió descender y los bolos se habían apuntado a la moda un año antes, cuando la competición se dividió en dos grupos y tres fases. Esta vez se había optado por una solución más sencilla: una primera fase regular de todos contra todos y una segunda con dos liguillas de seis, una por el título y otra por la permanencia.
Peñacastillo dominó la primera fase con autoridad y terminó la Liga regular con siete puntos de ventaja sobre sus más inmediatos perseguidores, entre ellos La Carmencita, en una situación insólita. Por primera vez en la historia, dos equipos de Santander se jugaban la Liga en un mano a mano que parecía decantado cuando comenzó la segunda fase, pero que se tornó en muy emocionante.
Obligados a afrontar una nueva reválida cuando en justicia deberían haberse proclamado campeones, a los de Mateo Grijuela les costó más de lo previsto rematar. Tanto que llegaron a la última jornada con 41 puntos, solo uno más que La Carmencita, que afrontaba así la recta final con opciones de proclamarse campeona.
Peñacastillo cumplió su parte y se llevó el título a lo grande, derrotando nada menos que a Construcciones Rotella, aunque tampoco hubiera necesitado la hombrada, porque sus vecinos de la calle Vargas perdieron sorprendentemente en La Cavada ante un equipo que no se jugaba nada. Aquella victoria era el premio al trabajo bien hecho, a la constancia y a la paciencia, después de seis años durante los que habían mantenido su confianza en la misma cuadrilla, en la que figuraban históricos como Miguel Ángel Castanedo y José Manuel Gómez 'Lin'. Junto a ellos, Rafael Marcos, Javier Pérez, Secundino Gómez y José Luis Mediavilla 'Pituli'.
Aquella fue la última edición del Torneo Diputación, como se denominaba desde su nacimiento la máxima categoría liguera en una Cantabria que a la luz de la democracia y la autonomía seguía pagándose con la nomenclatura para quitarse de encima viejos dejes. Al año siguiente se estrenó la Liga Nacional, que ya se había disputado el año anterior de modo paralela a la Liga. Tras esa experiencia piloto la nueva competición sucedió con absoluta normalidad a su antecesora con el objetivo de impulsar los bolos fuera de Cantabria a través de una Liga con peñas foráneas.
Después llegaron los problemas, los conflictos y aquella temporada en la que el equipo decidió no salir a la competición como forma de protesta, lo que lastró al año siguiente a la peña a la última categoría y la alejó de la élite hasta su reciente regreso a la División de Honor. Mateo Grijuela no llegó a ver cubierta la bolera de Cañas, que ahora lleva su nombre, ni el resurgir de su equipo para reclamar su estatus en los bolos.
Nueva época
Algo más de un cuarto de siglo después Peñacastillo Anievas Mayba aspira a repetir la historia. Como entonces, la peña cuenta con los patrocinios necesarios, una cuadrilla de calidad que se ha mantenido en el tiempo y un presidente que confía en su potencial.
De la mano de Nel González los de Cañas ya son líderes sólidos por delante de los dos grandes. Y cuentan con una plantilla muy sólida. Ico Núñez, Víctor González, Jaime Ríos, Pedro Gutiérrez y Senén Castillo parecen haber perdido ya el mal de altura. Saben a lo que juegan y suman ya diez jornadas invictos. Ahora afrontan dos partidos consecutivos en casa, los de la doble jornada de este fin de semana, que pueden dar una nueva medida de sus posibilidades este año. Termine como termine la historia, de momento los santanderinos ya han conseguido algo: este año la cabeza de la clasificación no es un coto privado de Hermanos Borbolla y Puertas Roper. A los dos gigantes les ha salido un rival. Y nada pequeño.
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