Comienza el derribo de los números 9 y 11 de la calle del Monte

El Ayuntamiento de Santander ha comenzado, de forma subsidiaria, el derribo de los números 9 y 11 de la calle del Monte, al no haber sido acometido por los propietarios de ambos inmuebles, tras su declaración de ruina, según anunció el concejal de Urbanismo, Infraestructuras y Vivienda, César Díaz.

Díaz recordó que los propietarios deberán abonar al Consistorio santanderino el coste de los trabajos de demolición de los dos edificios, que presentaban una clara situación de abandono y un estado de conservación muy deficiente.

Número 9 de la calle del Monte

Según explicó el edil, el número 9 de la calle del Monte se trata de una construcción deshabitada, de una antigüedad próxima a los 100 años, realizada a base de muros perimetrales de carga de ladrillo-mampostería, así como entramado interior y cubierta de madera. Cuenta con 349 metros cuadrados de superficie construida y está compuesto por planta baja, tres plantas de piso y bajo cubierta.

Díaz hizo hincapié en que, según el informe del arquitecto municipal, se apreciaba un importante riesgo de hundimiento y derrumbe de los aleros de la fachada norte del inmueble, en los que se acumulaba la vegetación, encontrándose gravemente afectada la estructura de madera de esta zona de la cubierta. Igualmente, señaló que las fachadas presentaban desconchones generalizados del revestimiento y fisuras, siendo especialmente relevante el agrietamiento en la fachada oeste.

Así mismo, las carpinterías exteriores se encontraban en un pésimo estado de conservación, como consecuencia de la falta de acristalamiento, mientras que el entramado de madera de los balcones presentaban numerosas deficiencias, al observarse tablas sueltas con riesgo de caída a la vía pública.

Número 11 de la calle del Monte

El concejal de Urbanismo, Infraestructuras y Vivienda señaló que también el número 11 de la misma calle, otra construcción adosada de cien años de antigüedad, había sido declarado en ruina por el Ayuntamiento de Santander.

Díaz insistió en que el edificio, de 164 metros cuadrados de superficie construida, distribuidos en planta baja, planta de piso y bajo cubierta se encontraba cerrado, deshabitado y en un estado de conservación muy deficiente.

El informe del arquitecto municipal evidenciaba el importante riesgo de hundimiento y derrumbe de los aleros de la fachada norte del edificio, al igual que ocurría en uno de los faldones de la cubierta norte, con abundante presencia de vegetación.

En la misma línea, se refirió al abombamiento de la fachada hacia la vía pública, los desconchones y fisuras de la misma o el riesgo de desprendimiento de las carpinterías, lo que motivó, entre otras cosas, la declaración de ruina del inmueble.