El hombre que recibió una paliza en Laredo, procesado por acosar a la hija de uno de los agresores

De hecho, la brutal paliza vino motivada por ese supuesto acoso del procesado hacia la hija de uno de los agresores.

En un auto dictado el pasado 29 de abril, contra el que cabe recurso, el instructor ve indicios suficientes para continuar la causo por los trámites del procedimiento abreviado y da traslado de las diligencias a las acusaciones para que, en el plazo de diez días, soliciten la apertura de juicio oral, formulando escrito de acusación o el sobreseimiento de la causa o, excepcionalmente, la práctica de diligencias complementarias que consideren imprescindibles para formular acusación.

En su resolución, el juez señala que el investigado –al que impuso una orden de alejamiento respecto a la menor hace casi dos años– al menos durante los meses de mayo y junio de 2023, con una frecuencia de tres días semanales, y sin justificación por razón de parentesco o de trabajo o cualquier otra, se habría dedicado a acudir a las inmediaciones del instituto donde estudiaba la menor (de 14 años entonces), a «observar, dirigirle palabras insinuantes, hacer ofrecimiento de objetos, flores, dinero etc... así como enseñar una caja de preservativos, y realizar tocamientos en sus genitales, por debajo del pantalón, delante de ella».

Todo eso, según apunta el instructor, habría causado una «perturbación grave en su día a día, una intimidación y miedo a salir a la calle y a frecuentar lugares habituales para ella».

Concretamente, en una primera ocasión el investigado habría observado y seguido a la menor en un 'chino' y le habría dicho que era muy guapa y muy alta, lo que «asustó» a la menor. En una segunda ocasión, habría intentado regalar flores y tocarla fuera del instituto. Y en otro momento, habría estado observando a la menor «mientras le mostraba una caja de preservativos desde el bolsillo». También se habría «tocado los genitales» mientras miraba a la menor, a las afueras del instituto, y, en varias ocasiones, se habría apostado fuera del instituto, diciéndole «que se fuera con él».

Todo lo anterior supuso que la chica tuviera miedo de salir de casa, no yendo al colegio durante un año, y siendo cambiada de colegio a otra localidad, y recibiendo tratamiento psicológico. El juez concluye que las declaraciones de los testigos refuerzan la credibilidad de la menor.