El Museo tiene una nueva estrella
La exhibición al público del calamar gigante aparecido en Pechón no deja a nadie indiferente. El misterios que rodea a estas criaturas es ahora un poco más pequeño
M. Cores / redacción
Martes, 26 de agosto 2014, 16:58
Poco antes de las doce del mediodía el Museo Marítimo del Cantábrico ha estrenado su nueva estrella. Y su presentación no ha defraudado. El calamar gigante de Pechón ya se muestra en público. Sus150 kilos y los casi 10 metros de longitud del mayor cefalópodo llegado a las costas de Cantabria se exponen ya al público en una urna de metacrilato de cuatro metros.
Entre los expertos ha gustado su forma de exponerse y las actividades que van a rodearle. Entre los profanos lo que más ha llamado la atención es su tamaño, lo esperaban más pequeño, y la posibilidad de ver algo real que solo habían visto en el cine.
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Tentáculos turísticos
Como si de las profundidades marinas se tratara el Museo ha elegido para el calamar un espacio alejado del bullicio para mantener el "misterio" que planea sobre estas criaturas. Se acompañará de paneles didácticos y de divulgación, de aspectos científicos y educativos. Y también gastronómicos. no en vano las rabas se elaboran a partir de este animal.
La curiosidad y motivos científicos y pedagógicos han sido las razones principales que han llevado al primer público a llegarse hasta el museo. A la mayoría le pareció más que justificada la inversión para que el mueso cuente con este ejemplar.
Atrás quedan meses de un arduo y peliagudo proceso de conservación en formol y de la fabricación de la vitrina especial para el calamar, que estuvo congelado a 19 grados bajo cero durante unos meses, mientras se resolvía el proceso administrativo.
El ejemplar, una hembra joven, de 10 metros de largo y 180 kilos de peso, se muestra en una urna de cristal que contiene 850 litros de un líquido especial para su conservación, en un espacio del centro abierto para albergar a la que es ya una de "las grandes estrellas" del museo, junto con el esqueleto de ballena o la sardina de dos cabezas.
Se trata de una pieza "única" que marcará "un antes y un después" en el MMC, al constituir un "atractivo muy singular" para el público en general y para los más pequeños en particular, según ha destacado el consejero de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno, Miguel Angel Serna, con motivo de la presentación del calamar gigante, acto al que también han asistido los directores de Cultura y Turismo, Joaquín Solanas y Santiago Recio, y el del Museo, Gerardo García.
También ha asistido el director del Museo, Gerardo García Castrillo, quien ha explicado el proceso seguido desde que el animal apareció en el arena de Pechón, el 1 de octubre del año pasado, hasta su exhibición. En este proceso han participado un biólogo del museo, dos técnicos de laboratorio, otros dos de mantenimiento, becarios del centro museístico, y personal administrativo del museo y de la Consejería, y los trabajos han durado más de 220 horas.
Tras subrayar que esta nueva pieza contribuye a aumentar el valor turístico y patrimonial, García Castrillo ha detallado que lo primero que se hizo fue valorar la importancia científica y cultural de un ejemplar "de estas características", ya que nunca había aparecido un calamar gigante en las playas de Cantabria , aunque sí en Asturias.
Para ello, se trasladó el animal de la playa de Pechón al Museo, adonde llegó "un poco deteriorado" y en proceso de descomposición, por lo que hubo que actuar con rapidez para frenar dicho proceso. Así, se optó por congelarlo y guardarlo en una cámara frigorífica, pero no se hizo de forma directa, sino que se procedió a envolverlo primero, para que el frío no lo "atacara de golpe".
Tres meses congelado
Así, el calamar permaneció congelado durante tres meses a 19 grados bajo cero, ha precisado García Castrillo, que ha indicado que en estas tareas, y con motivo del estudio biológico llevado a cabo, el personal del Museo Marítimo del Cantábrico contó con la colaboración y ayuda de Angel Guerra, del Instituto de Investigaciones Marinas de Vigo, considerado "el mejor especialista en cefalópodos de España".
Paralelamente, se resolvieron problemas administrativos y se decidió que el ejemplar permaneciera en este centro museístico de Santander. A continuación, se realizaron estudios (sobre morfología o anatomía), trabajos de conservación (para mantener los tejidos y estructura del animal) y de catalogación y montaje (para su exposición y divulgación).
El estudio anatómico, dirigido por el veterinario del MMC, permitió confirmar que se trataba de una hembra joven que no se había reproducido y, también, que cuando murió tenía el estómago vacío.
Tras el vaciado del interior del calamar , se rellenó con lanas sintéticas, para mantener la estructura del cuerpo y para que "cogiera forma", ha apuntado García Castrillo. También se procedió a la reconstrucción del ojo, de la pupila y el iris, y a darle forma esférica. De igual modo, se trató la piel, que había perdido al ser muy fina y, también, al arrastrarse y quedar varado en la playa.
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