Hallan muerto en su celda al autor del atropello mortal de la S-20 el pasado enero
Un funcionario de El Dueso se le ha encontrado ahorcado este miércoles durante el recuento de presos
Eduardo Mirones Gómez (28 años), el autor del atropello mortal de la S-20 (Avenida de la Constitución) en el que perdió la vida una vecina de Santander de 72 años ... el pasado mes de enero, ha sido hallado muerto en su celda de la prisión de El Dueso esta mañana. Un funcionario de la cárcel se lo ha encontrado ahorcado durante el habitual recuento, según han confirmado a este periódico fuentes conocedoras del caso.
Según ha podido saber El Diario Montañés, Mirones pasó el recuento de presos de anoche «perfectamente», pero este miércoles por la mañana no había abierto la puerta y el funcionario pensó que se había dormido. Cuando el agente procedió a abrir la celda se lo encontró colgado. Después pudo comprobar que llevaba varias horas sin signos vitales con lo que no pudieron hacer nada para salvar su vida.
Como suele ser habitual en estos casos, el penal abrirá una investigación para aclarar lo que ha ocurrido y, de forma paralela, se practicarán diligencias judiciales. Fuentes penitenciarias detallaron a este periódico que Mirones estaba en su celda solo, sin ningún compañero.
El fallecido se encontraba en prisión provisional desde el pasado enero después de que el juez le imputara por el atropello mortal de la S-20 un delito de conducción temeraria en concurso con un delito de homicidio por imprudencia grave, otro de abandono del lugar del accidente, un delito contra la seguridad vial por no contar con carné de conducir, allanamiento de morada y hurto de uso.
Fue el pasado 15 de enero cuando Mirones sustrajo, sobre las 15.40 horas, una furgoneta de una empresa de seguridad en la calle Ruiz de Alda de Santander y condujo con ella por la ciudad durante una hora tras haber consumido cocaína y marihuana, «que le afectaba gravemente a la conducción».
Como consecuencia de ello, «realizó una conducción gravemente irregular y a gran velocidad, colisionando con dos turismos que ocupaban la S-20». A las 16.30 horas, la Policía Local recibió una llamada informando que en la rotonda de la Avenida de la Constitución confluencia con la calle Justo Colongues, una furgoneta (la que había sustraído el detenido) había colisionado con otra y el conductor se había dado a la fuga sin aportar datos (y sin causar heridos). Cinco minutos más tarde, otra llamada comunicó que se había producido un grave accidente un poco más adelante, en la glorieta de la Avenida de la Constitución confluencia con la calle Repuente.
Mirones circulaba a gran velocidad y atravesó la rotonda por su zona ajardinada, siguiendo una trayectoria rectilínea, saliendo a los carriles de circulación, donde colisionó con un turismo (resultando herida leve una pasajera menor de edad) y prosiguiendo la marcha subiéndose a la acera, circulando por ella 35 metros, impactando con una farola del alumbrado público y atropellando a una mujer de 72 años, que estaba esperando para cruzar por el paso de peatones regulado por semáforos. El impacto le causó a la mujer «un traumatismo craneocervical que le provocó la muerte inmediata».
Tras cometer el hecho, «huyó del lugar del accidente y accedió a un chalé sin consentimiento de sus moradores, siendo posteriormente localizado y detenido por la Policía», según el relato que hace el juez.
Un año de cárcel por la muerte de 29 perros
Esta no era la única causa judicial que le afectaba. El pasado mes de junio, la titular del Juzgado de lo Penal Número 1 de Santander, Susana Bello, le condenó al cumplimiento de un año de cárcel por la muerte de 29 perros en Tagle (Suances), después de que Mirones, que se declaró culpable, alcanzara un acuerdo de conformidad con las partes (inicialmente reclamaban una pena de año y medio de prisión).
Además de la pena de cárcel, fue condenado a tres años de inhabilitación para ejercer cualquier oficio o profesión relacionada con la tenencia o el comercio de animales. En concepto de responsabilidad civil, tendrá que indemnizar con 12.000 euros al dueño de 18 de los 29 perros muertos (está en la cárcel de Dueñas); con 1.050,28 euros al Centro Canino del Besaya por los gastos del cuidado del perro que sobrevivió y fue rescatado por los agentes del Seprona; y con 190,23 euros a la Dirección General de Ganadería, que se hizo cargo de los gastos de limpieza de cadáveres a través de la empresa Tragsatec.
Según quedó probado, desde junio de 2021 y hasta el 14 de enero de 2022, el condenado alquiló a un hombre -que estuvo imputado pero fue apartado de la causa y ahora es perjudicado- una nave en la localidad de Tagle, en la que se dedicaría al cuidado y crianza de perros de raza Setter Inglés, un total de 30, de los cuales 18 pertenecían al ahora perjudicado.
En dicho lugar y durante los citados meses, «el acusado, voluntariamente, sin impedimento alguno y de manera injustificada, dejó de acudir a la nave, sin atender a los perros, sin darles agua ni comida ni sacarles de allí, de manera que 29 de los 30 canes fueron hallados muertos por los agentes de Seprona el 15 de enero de 2022 en el interior de las jaulas de dicha nave, en diferente estado de descomposición, sin ningún tipo de alimento o bebida a su alcance para su sustento mínimo adecuado».
Antes del acuerdo de conformidad con Mirones, tanto el Ministerio Público como las acusaciones particulares reclamaban 18 meses de cárcel, que es la máxima que recogía la ley que estaba en vigor en el momento de los hechos.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión