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Un guarda observa el cauce del Pas. Desde Corvera hasta las piscinas de Ontaneda es una autopista de piedra. La imagen es de ayer mismo Antonio 'Sane'
La sequía obliga a Santander a captar agua con sistemas que no usaba desde hace once años

La sequía obliga a Santander a captar agua con sistemas que no usaba desde hace once años

Se ha solicitado usar el Bitrasvase del Ebro, pero la autorización tarda más de lo habitual por el bajo nivel del pantano Los guardas del Pas dicen que no les avisan de las captaciones y que el río «no ha estado tan mal en los últimos quince años»

Álvaro Machín

Santander

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Jueves, 19 de octubre 2017, 16:05

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A día de hoy, los manantiales de agua de los que habitualmente se nutre Santander proporcionan un caudal de 600 litros por segundo. Sin embargo, la demanda media de la ciudad es de 700 litros. Un problema. Cuando esto pasa -que hay escasez-, en el Ayuntamiento levantan el teléfono y solicitan captar agua del Bitrasvase. Normalmente, la respuesta es casi inmediata en forma de autorización. Pero, ante la complicada situación de sequía a nivel nacional, la respuesta está tardando esta vez más de la cuenta.

Por eso, «para mantener los niveles de los depósitos» y evitar males mayores si el visto bueno tarda en llegar, Aqualia -la empresa que se encarga del suministro- ha activado mecanismos de captación de agua que no se utilizaban desde 2006. «Son los mecanismos para estos casos que existían antes del bitrasvase», confirman desde el Consistorio, donde además explican que han tenido que «justificar» la petición a Madrid «más que otras veces».

La falta de agua es evidente, por ejemplo, en el Pas. Los guardas de pesca del río protestan porque el cauce tiene un 'paréntesis' de piedra de unos cuatro kilómetros y achacan, precisamente, a esas captaciones de Aqualia la muerte de cientos de peces atrapados en pozos diminutos. Dicen, además, que no les avisan de forma adecuada para minimizar los efectos. La empresa y el Ayuntamiento aseguran que las captaciones -«muy puntuales», según ellos- no son la causa del estado de un río que, a la altura de Borleña, parece una autopista de piedra. Insisten, de hecho, en que no han querido poner en marcha todos los dispositivos con los que legalmente cuentan porque saben cómo está.

Hay dos cartas. Una es del 24 de agosto y otra del 11 de octubre. Aqualia avisa en ellas a la Dirección General de Medio Natural de una «posible puesta en funcionamiento de las estaciones de bombeo (EBAB) del Pas y Pisueña y pozos profundos para captación de aguas a Santander en Santiurde de Toranzo». En ella explican que, desde 2010, lo habitual cuando se producen situaciones de falta de agua, se solicita el abastecimiento procedente del Embalse del Ebro. «Este año, como es conocido por todos, la situación de sequía es preocupante tanto en Cantabria como en el resto de España, por lo que hemos sido informados de que el suministro desde este sistema no se va a realizar de manera continua en el tiempo», prosigue el documento, que reconoce que la situación supone «una importante anomalía», «por lo que cabe la posibilidad de tener que activar medidas de urgencia».

Belén Domínguez, responsable de Medio Ambiente en el Ayuntamiento, explica que en septiembre no fue necesario recurrir al Bitrasvase. Llovió y había agua en los manantiales. Pero ahora escasea. Por eso, se solicitó el lunes para mantener los niveles de los depósitos. Aún están esperando respuesta y desde Madrid se ha pedido que se justificara la petición. Para valorar necesidades y prioridades. Por eso se han activado mecanismos que «no se utilizaban desde el año 2006». Ahí surge la denuncia de los guardas del Pas.

Ángel Toribio, jefe de la comarca 8 (la del Pas), prepara una queja que tiene previsto presentar a finales de semana a sus superiores junto a su compañero Juan Miguel Gil. Cuenta que desde hace una semana han rescatado a unos mil peces (truchas y salmones, alevines en su mayoría) atrapados en los pozos. Trescientos durante la última noche. Dicen que el «río no ha estado peor que ahora en los últimos quince años» y achacan el estado del cauce a las captaciones que se hacen mediante el sistema de tuberías y bombeo. «Porque el río no se queda así sólo por causas naturales». Desde el pueblo de Corvera hasta las piscinas de Ontaneda no hay agua. «Es como meter a mil peces en un cubo», explican sobre los escasos charcos que sobreviven. Los animales mueren por falta de oxígeno, por la presencia de las aves y hasta por las facilidades que esta situación proporciona a los furtivos. Los salmones que salvan los llevan al Coto de Dos Ríos (Vargas) y la trucha, al Coto Riolangos (Vega de Pas). Toribio dice que, más allá de las cartas enviadas, no les avisan del momento en que se van a hacer los bombeos, lo que les permitiría anticiparse y paliar, en parte, los efectos. «No cuestionamos la necesidad que pueda haber para satisfacer a la población, pero sí que se puedan seguir otros procedimientos que no pongan en peligro la supervivencia de algunas especies».

La versión contrasta con el relato de Aqualia y del Ayuntamiento. Belén Domínguez aclara que el sistema de captación de pozos profundos «sólo se ha puesto en marcha en un pozo y sólo durante unas horas el domingo». «Es imposible que la puesta en marcha en un periodo tan corto sea la causante de esos efectos. No es por las captaciones. La situación de sequía es brutal». El estado del Pantano del Ebro, la ausencia de lluvias, la falta del deshielo de otros años, el viento sur... Son los factores que enumera. «En el propio Pas tenemos autorizada una captación superficial de 600 litros por segundo que no se ha puesto en marcha desde 2006 o 2007 y que no hemos querido poner en marcha precisamente por cómo está».

Desde Aqualia, Leofredo Pellón, va en la misma línea. «La sequía no es tampoco la situación normal, así que es una especulación decir que no estaría así si no fuera por las captaciones. Sí, en Borleña es una autopista, pero porque está afectado por la sequía». Ambos -Pellón y Domínguez- insisten sobre la queja respecto a la falta de aviso que la carta fue, precisamente, para eso. Y que nunca les habían solicitado que avisaran de forma más concreta sobre el momento de los bombeos. «No hay una regla exacta. Se hace en función del estado de los manantiales en superficie. Pero tampoco tendríamos ningún inconveniente en hacerlo si eso ayuda. Por supuesto».

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