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IVIA UGALDE
Miércoles, 1 de junio 2011, 02:18
El exgeneral serbobosnio Ratko Mladic siguió ayer el mismo camino que el expresidente serbio Slobodan Milosevic en 2001 y Radovan Karadzic en 2008 al ser trasladado al Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY), donde deberá responder por los crímenes de guerra cometidos en los Balcanes. En un convoy policial que atravesó en una carretera de Belgrado cerrada al tráfico, el exmilitar fue llevado al aeropuerto rumbo a La Haya rodeado de agentes especiales equipados con máscaras, chalecos antibala y fusiles automáticos.
A bordo de un avión oficial serbio, Mladic aterrizó en Rotterdam, al sur de Holanda, a las 20:00 horas. Poco antes, la Justicia serbia echaba por tierra el recurso presentado por la defensa del acusado para impedir la extradición. Su abogado, Milos Saljic, había alegado graves problemas de salud que impedían al exmilitar rendir cuentas ante el TPIY. El fiscal adjunto de la corte de Belgrado, Bruno Vekaric, sin embargo, explicó que los tres magistrados de la sala de apelaciones concluyeron que el recurso carecía de fundamento.
«Ha sido extraditado a partir de las acusaciones en su contra por los crímenes más graves contra la Humanidad y el derecho internacional», expresó la ministra serbia de Justicia, Snezana Malovic, quien añadió que, con esta decisión, el Gobierno cumple así con «su compromiso moral» hacia las víctimas por los excesos cometidos durante la guerra bosnia de 1992 a 1995.
Visita la tumba de su hija
Mladic permanecerá a partir de ahora en la cárcel de la ONU en Scheveningen, distrito costero de La Haya, donde deberá esperar a la primera comparecencia ante los jueces aislado del resto de presos. Un equipo de médicos evaluará su estado de salud para determinar si requiere de cuidados intensivos y si puede acudir al Tribunal.
Previamente a su salida de Serbia, el exgeneral tuvo la oportunidad de cumplir el deseo de acudir la tumba de su hija Ana, que se suicidó en 1994 cuando tenía 23 años. Una caravana de coches policiales y especiales escoltó a Mladic en su visita al cementerio, situado a las afueras de Belgrado. El operativo concluyó en poco más de veinte minutos por ser considerado de gran riesgo para la seguridad.
Mientras tanto, en la localidad de Banja Luka, en la República Serbia de Bosnia-Herzegovina, unas 10.000 personas mostraron su apoyo y admiración por el criminal de guerra. «Para nosotros eres un santo», decían algunas de las pancartas de los manifestantes.
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